Cuando Buster Keaton no estuvo en Valencia

Lucas Soler

Dentro del mundillo del arte, Carlos Pérez sigue siendo recordado como un conservador de gustos exquisitos e ideas originales que se plasmaron en cada una de las exposiciones que realizó para el IVAM en la década de los 90, el Reina Sofía durante la etapa de Juan Manuel Bonet y finalmente el MuVIM, donde se jubiló un año antes de su fallecimiento en las navidades de 2013. Al margen de su brillante trayectoria como conservador y estudioso de la relación de las vanguardias artísticas del siglo XX con la didáctica y la pedagogía, Carlos Pérez se aproximó a la creación literaria con el espíritu juguetón, travieso y divertido de sus admirados surrealistas y dadaístas. Junto a Francesc Pérez i Moragón, publicó Alfabestiari, un lírico y humorístico diccionario ilustrado de animales que era fiel reflejo de su gusto por la broma convertida en literatura o por la literatura convertida en broma.
Menos conocido es un relato breve, que publicó la desaparecida revista Papers sobre como el actor cómico Buster Keaton pasó por la ciudad de Valencia en 1930 y no se detuvo, anticipándose a lo que haría la delegación norteamericana en ¡Bienvenido, Mister Marshall! de Berlanga, que pasó de largo como un suspiro polvoriento por el pueblo de Villar del Río.
Ahora no recuerdo bien los detalles exactos del cuento de Carlos Pérez, que estaba basado en una anécdota real, porque debí leerlo a principios de los 90. Tal vez me confunda, pero creo recordar que el cómico norteamericano viajaba en coche desde Barcelona hacia Andalucía (o en sentido inverso) pero debía tener prisa y no se quedó ni un minuto en Valencia. Sí llegó a detenerse en Sagunto (o en una población próxima o tal vez en la Albufera, que parece un paraje más idílico) para descansar un rato del viaje. Allí fue abordado por el periodista Federico Miñana que lo entrevistó para la revista Semana Gráfica, dejando testimonio escrito y fotográfico de la ausente presencia de tan insigne personaje del cine mudo por tierras valencianas. Buster Keaton era en 1930 una de las principales celebridades de Hollywood y un actor muy popular en España, donde era conocido por el absurdo sobrenombre de “Pamplinas”, pero ya se había iniciado el vertiginoso declive de su carrera con la irrupción del sonoro un año antes. El cuento de Carlos Pérez sobre Buster Keaton sería luego utilizado como una de las tramas secundarías del largometraje valenciano Nadie como tú (1997), dirigido por Criso Renovell y con guión del propio Renovell y Jorge García.
Casi ochenta y cinco años después del paso fugaz de una de las principales estrellas del cine mudo por nuestra ciudad, Buster Keaton regresa a Valencia para quedarse al menos unas cuantas semanas, puesto que la Filmoteca inició hace unos días una extensa retrospectiva sobre el cómico y cineasta del rostro impasible que se prolongará hasta el 19 de octubre. Conformado por 26 películas, el ciclo de Buster Keaton incluye la práctica totalidad de su filmografía perteneciente al período mudo: los doce largometrajes que dirigió y protagonizó, y la mayoría de sus cortometrajes. En el ciclo podrán verse
sus películas más representativas, las que han quedado como grandes clásicos del cine mudo y la comedia de Hollywood:
El maquinista e la General (1926), El navegante (1924), El héroe del río (1924), El moderno Sherlock Holmes (1924) o La ley de la hospitalidad (1923), entre otras.
Si en 1930 los valencianos se quedaron esperando a Buster Keaton sin tan siquiera poder pedirle un autógrafo, ahora tienen la oportunidad de descubrir o volver a ver las delirantes películas del actor preferido de Buñuel, Dalí y los surrealistas, el cómico de rostro trágico que hacía reír porque nunca se reía.

Lucas Soler

Dentro del mundillo del arte, Carlos Pérez sigue siendo recordado como un conservador de gustos exquisitos e ideas originales que se plasmaron en cada una de las exposiciones que realizó para el IVAM en la década de los 90, el Reina Sofía durante la etapa de Juan Manuel Bonet y finalmente el MuVIM, donde se jubiló un año antes de su fallecimiento en las navidades de 2013. Al margen de su brillante trayectoria como conservador y estudioso de la relación de las vanguardias artísticas del siglo XX con la didáctica y la pedagogía, Carlos Pérez se aproximó a la creación literaria con el espíritu juguetón, travieso y divertido de sus admirados surrealistas y dadaístas. Junto a Francesc Pérez i Moragón, publicó Alfabestiari, un lírico y humorístico diccionario ilustrado de animales que era fiel reflejo de su gusto por la broma convertida en literatura o por la literatura convertida en broma.
Menos conocido es un relato breve, que publicó la desaparecida revista Papers sobre como el actor cómico Buster Keaton pasó por la ciudad de Valencia en 1930 y no se detuvo, anticipándose a lo que haría la delegación norteamericana en ¡Bienvenido, Mister Marshall! de Berlanga, que pasó de largo como un suspiro polvoriento por el pueblo de Villar del Río.
Ahora no recuerdo bien los detalles exactos del cuento de Carlos Pérez, que estaba basado en una anécdota real, porque debí leerlo a principios de los 90. Tal vez me confunda, pero creo recordar que el cómico norteamericano viajaba en coche desde Barcelona hacia Andalucía (o en sentido inverso) pero debía tener prisa y no se quedó ni un minuto en Valencia. Sí llegó a detenerse en Sagunto (o en una población próxima o tal vez en la Albufera, que parece un paraje más idílico) para descansar un rato del viaje. Allí fue abordado por el periodista Federico Miñana que lo entrevistó para la revista Semana Gráfica, dejando testimonio escrito y fotográfico de la ausente presencia de tan insigne personaje del cine mudo por tierras valencianas. Buster Keaton era en 1930 una de las principales celebridades de Hollywood y un actor muy popular en España, donde era conocido por el absurdo sobrenombre de “Pamplinas”, pero ya se había iniciado el vertiginoso declive de su carrera con la irrupción del sonoro un año antes. El cuento de Carlos Pérez sobre Buster Keaton sería luego utilizado como una de las tramas secundarías del largometraje valenciano Nadie como tú (1997), dirigido por Criso Renovell y con guión del propio Renovell y Jorge García.
Casi ochenta y cinco años después del paso fugaz de una de las principales estrellas del cine mudo por nuestra ciudad, Buster Keaton regresa a Valencia para quedarse al menos unas cuantas semanas, puesto que la Filmoteca inició hace unos días una extensa retrospectiva sobre el cómico y cineasta del rostro impasible que se prolongará hasta el 19 de octubre. Conformado por 26 películas, el ciclo de Buster Keaton incluye la práctica totalidad de su filmografía perteneciente al período mudo: los doce largometrajes que dirigió y protagonizó, y la mayoría de sus cortometrajes. En el ciclo podrán verse
sus películas más representativas, las que han quedado como grandes clásicos del cine mudo y la comedia de Hollywood:
El maquinista e la General (1926), El navegante (1924), El héroe del río (1924), El moderno Sherlock Holmes (1924) o La ley de la hospitalidad (1923), entre otras.
Si en 1930 los valencianos se quedaron esperando a Buster Keaton sin tan siquiera poder pedirle un autógrafo, ahora tienen la oportunidad de descubrir o volver a ver las delirantes películas del actor preferido de Buñuel, Dalí y los surrealistas, el cómico de rostro trágico que hacía reír porque nunca se reía.

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