La biografía sobre la última mujer del Barba Azul de Perrault se representará del 2 al 5 de marzo y la entrada será gratuita
El antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes serán el escenario del estreno de Judith, en el que 80 sumarán esfuerzos para narrar la historia de la última mujer del asesino en serie Henri Désiré Landru —más conocido como Barba Azul—, que consigue salir viva del castillo. La obra permanecerá en cartel del 2 al 5 de marzo y la entrada será gratuita (cobran tres euros de gestión) y puede conseguirse en la web de Taiat Dansa, responsable de la producción.
La representación se cuenta desde una óptica femenina y reivindicativa, porque Judith busca su libertad y consigue salir del castillo abriendo todas las puertas, incluso la que tenía prohibida.
La producción que ha realizado Taiat Dansa está pensada para escenificarse en las estancias del monasterio. El claustro, los pasillos, las escaleras y la cripta pasarán a ser los espacios por donde actuarán las bailarinas proyectando sus movimientos rápidos y coreografías. A través de diferentes intervenciones escénicas se generará una distinción entre el espacio exterior y el espacio interior que habita Judith.
Las directoras de Taiat Dansa, Meritxell Barberá e Inma García, explicaron que la obra está basada en una versión del Barba Azul (1695), de Charles Perrault, que crearon para el Ballet de la Generalitat en 2012 y que se estrenó en el Teatre Principal de València. Ahora, la protagonista única es Judith, la última mujer de Barba Azul en el cuento, y su decisión de desobedecer la prohibición de su marido y abrir la puerta prohibida.
En esta versión, Judith es capaz de descubrir y denunciar lo que han sufrido sus antecesoras y no teme el castigo que le puede acarrear su curiosidad. Presenta a una mujer con muchas capas, con diferentes aristas, y, por tanto, una multiplicación de Judiths que convergen en una. Y con una firme decisión: ser libre.
El espectáculo está concebido como una ópera contemporánea, en la que participan más de 80 intérpretes, entre bailarinas de la compañía (Julia Cambra, Diana Huertas, Natalia Garcia, Mariona Jaume, Ellina Medoeva, Silvia Galleti, Lara Miso, Laura García Carrasco, Wilma Puentes, Clàudia Bosch, Elena Puchol, Anna Tejero y Yéssica Castellón), bailarinas estudiantes del Conservatorio de Danza de València, músicas del Conservatorio de Música José Iturbi y el coro de voces A Cau d’Orella y Demeter’s Project.
Todas ellas serán Judith y repasarán la historia con la complicidad de los espectadores, que seguirán a las intérpretes y serán guiados por diferentes salas de este castillo formando parte del relato.
La música está compuesta, de manera original para esta ópera, por el compositor valenciano Caldo, y David Orrico es el artista visual encargado de la escenografía y el dispositivo de luz y sonido que convertirá el Monasterio de San Miguel de los Reyes en el castillo de Barba Azul.
Del libro al mito
Barba Azul (en francés, La Barbe bleu) está considerado un cuento de hadas, basado en un relato popular del siglo XVII, pese a la ausencia de elementos fantásticos, recopilado y adaptado por Charles Perrault en 1695, publicado dos años más tarde en su libro Cuentos de antaño. En él recuperaba una historia del folclore popular sobre una mujer que descubre que su marido, viudo, ha asesinado a sus anteriores mujeres y que esconde sus cadáveres en una habitación.
A lo largo del tiempo, el nombre de Barba Azul se ha asociado a varias personas reales. El primer en recibir este apodo fue Enrique VIII de Inglaterra (1509–1547), que se casó seis veces y ordenó ejecutar a cada una de sus mujeres a medida que se cansaba de ellas. Es probable que él originará el mito. Otro posible antecedente fue Conomor, un conde bretón que vivió en el siglo VI.
Sin embargo, el Barba Azul más famoso de todos fue el francés Henri Désiré Landru (1869–1922), que se supone que estafó a cerca de 300 mujeres y asesinó a, al menos, 11. Bajo la apariencia de un hombre de familia, su modus operandi consistía en presentarse como viudo para entablar relación con mujeres en situación similar.
Tras sacarles el dinero, a veces la asesinaba y la incineraba en un horno. Una vez descubierto, fue condenado a muerte y murió guillotinado. Su historia inspiró, entre otras obras, las películas Monsieur Verdoux (Charles Chaplin, 1947) o Landrú (Claude Chabrol, 1967).
Comparte esta publicación
Suscríbete a nuestro boletín
Recibe toda la actualidad en cultura y ocio, de la ciudad de Valencia