Nos habéis pre­gun­ta­do mucho por un vídeo en el que se habla de un supues­to “collar anti­co­vid de la NASA”, un dis­po­si­ti­vo que en teo­ría ioni­za el aire alre­de­dor de nues­tra cabe­za, desin­fec­tán­do­lo. Según esto, lle­van­do el collar ya no haría fal­ta uti­li­zar mas­ca­ri­lla. Tam­bién se ha men­cio­na­do en otras publi­ca­cio­nes refe­ri­das a un pelu­que­ro que lo esta­ría uti­li­zan­do en A Coru­ña.

No hay nin­gu­na evi­den­cia de que este dis­po­si­ti­vo sir­va como pro­tec­ción ante la COVID-19. La ioni­za­ción del aire se uti­li­za en algu­nos entor­nos para mejo­rar su cali­dad, pero no hay evi­den­cias de que este collar pue­da desin­fec­tar el aire del SARS-CoV‑2, algo que nie­gan las mis­mas empre­sas que lo dis­tri­bu­yen, y por lo tan­to sus­ti­tu­ya la pro­tec­ción de la mas­ca­ri­lla.

Las empresas que lo venden no respaldan que proteja del coronavirus (ni que pueda sustituir a la mascarilla)

En las publi­ca­cio­nes con­sul­ta­das por Mal­di­ta Cien­cia en las que se afir­ma que este dis­po­si­ti­vo pue­de aca­bar con la COVID-19 no se men­cio­na quié­nes son sus crea­do­res. En un por­tal en inglés, que cri­ti­ca que un influen­cer haga publi­ci­dad al collar para evi­tar con­ta­giar­se, se men­cio­na que el pro­duc­to se lla­ma ReSPR SeLF.

Exis­ten dife­ren­tes dis­tri­bui­do­res que comer­cia­li­zan este dis­po­si­ti­vo. Por ejem­plo, ReSPR SeLF. En su web, esta com­pa­ñía indi­ca que no res­pal­da las afir­ma­cio­nes “sobre cómo la tec­no­lo­gía de ioni­za­ción pue­de pre­ve­nir o curar la COVID-19”.

“Si bien ReSPR SeLF es efi­caz para eli­mi­nar peque­ñas par­tí­cu­las, inclui­dos alér­ge­nos, humo, bac­te­rias y virus de su espa­cio res­pi­ra­to­rio, no debe usar­se como un reem­pla­zo para seguir las pau­tas reco­men­da­das por los CDC”, afir­ma. ReSPR SeLF, según la com­pa­ñía, no tra­ta, cura ni dis­mi­nu­ye la pro­gre­sión o la gra­ve­dad ni pre­vie­ne nin­gu­na enfer­me­dad, inclui­do la COVID-19.

El Gru­po HSA, que tam­bién dis­tri­bu­ye este dis­po­si­ti­vo, expli­ca a Mal­di­ta Cien­cia que si bien pue­de ser un com­ple­men­to a la mas­ca­ri­lla no debe ser un sus­ti­tu­to: “Nun­ca noso­tros como dis­tri­bui­do­res ofi­cia­les, ni obvia­men­te por par­te de la empre­sa ReSPR Tech­no­logy con más de 20 años en el sec­tor de la inves­ti­ga­ción y fabri­ca­ción de equi­pos de desin­fec­ción y puri­fi­ca­ción de ambien­tes, hemos suge­ri­do sus­ti­tuir la mas­ca­ri­lla por estos equi­pos de puri­fi­ca­ción de ambien­te per­so­na­les”.

La empre­sa que ha crea­do el dis­po­si­ti­vo es ReSPR Tech­no­logy. Se tra­ta de una com­pa­ñía que desa­rro­lla tec­no­lo­gías para mejo­rar la cali­dad del aire en inte­rio­res.

La com­pa­ñía ha expli­ca­do a Mal­di­ta Cien­cia que quie­nes están difun­dien­do que el collar pue­de sus­ti­tuir a la mas­ca­ri­lla no han enten­di­do bien cuál es el efec­to del pro­duc­to. Sos­tie­nen que sí que pue­de ser un com­ple­men­to, pero que no debe ser un sus­ti­tu­to.

Actual­men­te ReSPR Tech­no­logy está pro­ban­do jun­to a una uni­ver­si­dad de Esta­dos Uni­dos la efi­ca­cia del apa­ra­to con­tra el nue­vo coro­na­vi­rus, pero a día de hoy no hay evi­den­cias de que pue­da aca­bar con él.*

La compañía creadora del collar niega que el dispositivo use tecnología de la NASA

En el vídeo de Tele­ma­drid se afir­ma que “lle­ga a Madrid un collar de la NASA que ioni­za el espa­cio a nues­tro alre­de­dor”. Más tar­de se indi­ca que este dis­po­si­ti­vo uti­li­za una tec­no­lo­gía que ya usa­ba la NASA.

La com­pa­ñía que ha des­aro­lla­do el collar expli­ca en su web que la tec­no­lo­gía ReSPR ha sido desa­rro­lla­da para misio­nes espa­cia­les y “está basa­da en la inves­ti­ga­ción de la NASA”. Pero en el caso de este collar en con­cre­to, sos­tie­nen que “este apa­ra­to no es de la NASA ni usa tec­no­lo­gía de la NASA”.*

Ade­más, “que algo uti­li­ce una supues­ta “tec­no­lo­gía de la NASA” no sig­ni­fi­ca que la NASA ava­le el cacha­rro”, tal y como afir­ma la far­ma­céu­ti­ca y divul­ga­do­ra Marián Gar­cía en este post de Ins­ta­gram.

¿Qué es la ionización del aire y para que sirve?

Como expli­ca Gar­cía, la ioni­za­ción del aire es una téc­ni­ca que se uti­li­za para eli­mi­nar par­tí­cu­las del aire. Con­sis­te en uti­li­zar un sis­te­ma que emi­ta iones, es decir, par­tí­cu­las de car­ga nega­ti­va que se adhie­ran a par­tí­cu­las de car­ga posi­ti­va que haya en el aire como las de “mohos, pol­vo, bac­te­rias o virus”.

Al adhe­rir­se a ellas, “se depo­si­tan sobre las super­fi­cies reti­rán­do­las del aire”. “Pero la mate­ria ni se crea ni se des­tru­ye, se trans­for­ma. Esto quie­re decir que los bichos y mier­de­ci­llas aca­ban en otro sitio que tie­nes que lim­piar”, afir­ma.

Según expli­ca, los puri­fi­ca­do­res de aire por ioni­za­ción se uti­li­zan en gene­ral para cabi­nas o labo­ra­to­rios que se han dise­ña­do tenien­do en cuen­ta que los flu­jos de aire sigan un cir­cui­to deter­mi­na­do: “Y por supues­to, si se usan es para mejo­rar la cali­dad del aire, no para aca­bar con el coro­na­vi­rus con­cre­ta­men­te”.

Pepe Alca­mí, viró­lo­go e inves­ti­ga­dor del Ins­ti­tu­to de Salud Car­los III expli­ca a Mal­di­ta Cien­cia que si bien hay algu­nos estu­dios que ana­li­zan, en con­di­cio­nes de labo­ra­to­rio muy con­cre­tas, el impac­to de la ioni­za­ción sobre deter­mi­na­dos virus (aquí sobre el virus de la tubercu­losis y aquí del virus de la enfer­me­dad de New­castle, que afec­ta a las aves) es impor­tan­te tener en cuen­ta el vol­ta­je de los apa­ra­tos uti­li­za­dos para esti­mar su efi­ca­cia.

“Según lo que conoz­co, la ioni­za­ción de par­tí­cu­las por­ta­do­ras de virus podrían dis­mi­nuir la infec­ti­vi­dad del virus al pola­ri­zar­se las par­tí­cu­las que los lle­van, pero para eso se nece­si­tan altos vol­ta­jes, algo que es difí­cil de ima­gi­nar con el cacha­rrín que lle­van al cue­llo en el vídeo”, con­clu­ye Alca­mí.

No hay evidencias de que la ionización del aire desinfecte el aire de coronavirus

En el vídeo emi­ti­do sobre las pro­pie­da­des de este collar, se afir­ma que es “la solu­ción per­fec­ta” para quien no pue­de usar mas­ca­ri­lla”. Según afir­man, este peque­ño apa­ra­to “ioni­za el ambien­te, apro­xi­ma­da­men­te un metro cúbi­co a nues­tro alre­de­dor”.

Con él, según se expli­ca en el vídeo, “per­so­nas que no pudie­ran lle­var una mas­ca­ri­lla como las que tie­nen aler­gias o asmas podrían eli­mi­nar los virus y las bac­te­rias que tie­nen a su alre­de­dor sim­ple­men­te col­gan­do este apa­ra­to del cue­llo”.

Pero a día de hoy no hay evi­den­cias de que la ioni­za­ción del aire pue­da desin­fec­tar el aire de coro­na­vi­rus. “Si no guar­das la dis­tan­cia de segu­ri­dad y alguien te estor­nu­da enci­ma, por mucho collar que lle­ves no te ampa­ra ni la Maca­re­na”aña­de Gar­cía.

Los ionizadores podrían producir ozono (cuya inhalación puede ser perjudicial para los pulmones)

Ade­más, la far­ma­céu­ti­ca sub­ra­ya que exis­te la posi­bi­li­dad de que los ioni­za­do­res pue­dan pro­du­cir ozono como sub­pro­duc­to de la ioni­za­ción. “Ya sabe­mos lo que dicen las auto­ri­da­des sani­ta­rias de apli­car ozono direc­ta­men­te sobre las per­so­nas. Pen­se­mos, insis­to, en que ade­más esto va col­ga­do al cue­llo”, afir­ma.

En Mal­di­ta Cien­cia ya os expli­ca­mos que inha­lar altas con­cen­tra­cio­nes de ozono pue­de ser per­ju­di­cial para los pul­mo­nes. La Agen­cia Euro­pea de Sus­tan­cias y Pre­pa­ra­dos Quí­mi­cos (ECHA) advier­te de que el con­tac­to y la inha­la­ción el ozono pue­de pro­vo­car sín­to­mas y efec­tos agu­dos tar­díos como fal­ta de alien­to, pér­di­da del cono­ci­mien­to, alte­ra­cio­nes en el sis­te­ma ner­vio­so cen­tral (como dolor de cabe­za o mareos) y dolor y ardor en los ojos y en la piel.

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