Los hermanos Quijano vuelven a Valencia para presentar su último trabajo el próximo sábado, 14 de enero.

Los her­ma­nos Qui­jano: Raúl, Manuel y Óscar.

Corrían los años 90 cuan­do tres her­ma­nos —Manuel, Óscar y Raúl— afi­cio­na­dos a la músi­ca y pro­pie­ta­rios de un café-can­­ta­n­­te en León comen­za­ron a hacer sus pini­tos musi­ca­les con un soni­do muy pro­pio, reno­va­dor pese a remi­tir a los bole­ros y clá­si­co pese a sus arre­glos roc­ke­ros—. Poco a poco van hacién­do­se un nom­bre, un reper­to­rio, y un públi­co fiel. Lle­ga el año 1996 y su local se les ha que­da­do tan peque­ño que debu­tan en el Tea­tro Empe­ra­dor de su ciu­dad. Un eje­cu­ti­vo de War­ner los vio… y poco tiem­po des­pués Lola (una can­ción que lle­va­ba el nom­bre de su local) se con­vier­te en núme­ro uno. Había naci­do Café Qui­jano.

Lo suyo eran can­cio­nes de amor, can­ta­das y con­ta­das con sen­ti­do del humor, y muy ale­ja­das de los temas rela­mi­dos y los cur­sis enfo­ques habi­tua­les de otras com­po­si­cio­nes. Una visión cana­lla y sin per­jui­cios, de un gru­po que sabía reír­se de sí mis­mo —inclu­so com­pu­sie­ron El Beso, tema cen­tral de Torren­te 2, o cola­bo­ra­ron en un dis­co para niños con Mili­ki—y que algu­nos lle­ga­ron a malin­ter­pre­tar, lo que lle­vó a Manuel a incluir el tema El gol­fo en su pri­mer tra­ba­jo en soli­ta­rio (Vidas y veni­das, 2007) con el que cerró más de una boca.

Aho­ra, con más de dos déca­das sobre los esce­na­rios pero casi una déca­da sin publi­car una nue­va refe­ren­cia, regre­san a la pri­me­ra línea con Manhat­tan, un dis­co que para muchos es el mejor de su carre­ra. El pró­xi­mo 14 de enero (20:30 h.) lo defen­de­rán en el Palau de Les Arts.

Mahat­tan remi­te y actua­li­za La taber­na del Buda, pro­ba­ble­men­te el más redon­do has­ta la fecha y el que mar­có el sal­to al mer­ca­do inter­na­cio­nal de la ban­da en 2001 gra­cias a temas como Nada de ná, Des­de Bra­sil o el que daba nom­bre al dis­co. Así, Café Qui­jano han recu­pe­ra­do el espí­ri­tu de aque­llas can­cio­nes (y ese soni­do que lle­va su nom­bre) que habla­ban de his­to­rias clan­des­ti­nas, exó­ti­cas, cana­llas y via­je­ras que hoy se siguen can­tan­do. El nue­vo set list —como temas como Alma negra, La Jamai­ca­na, Manhat­tan o Ven a ver ama­ne­cer— hará que sus fans no echen nada de menos de lo mejor de la ban­da y que los her­ma­nos vuel­van a mar­car la pau­ta a seguir por el pop latino actual.

Manhat­tan tran­si­ta y reca­la por diez esca­las exce­si­vas, arre­ba­ta­do­ras y con­quis­ta­do­ras de ópti­mos esta­dos de áni­mo. Jamai­ca­na y Alma negra son dos tre­men­dos éxi­tos —al más puro esti­lo taber­ne­ro— que van a con­quis­tar las mejo­res fies­tas, vola­ti­li­zan­do el aro­ma prohi­bi­do de per­fu­me y sudor. Alma Negra es un inne­ga­ble éxi­to que vie­ne para que­dar­se por siem­pre con la eter­na ins­pi­ra­do­ra de la fem­me fata­le, un clá­si­co den­tro de su dis­co­gra­fía.

Del dis­co tam­bién des­ta­ca Ayer se fue, qui­zás uno de los mejo­res bole­­ros-jazz que se han com­pues­to en la músi­ca popu­lar de las últi­mas déca­das. Un tema que gana ente­ros con la voz de Manuel Qui­jano, todo un croo­ner que, des­de el esce­na­rio, dis­pa­ra fra­ses de un des­amor agra­de­ci­do, sereno, pero no menos dolo­ro­so. «Ayer, sufrí y, tam­bién, pen­sé que te mere­ces ser la más feliz por­que a mí me dis­te más que a ti»… De una mane­ra arre­ba­ta­do­ra, las armo­nías voca­les de Oscar y Raúl expo­nen, en este tema y en todo el dis­co la sen­si­bi­li­dad y el tra­ba­jo vocal mar­ca de la casa.

«Quie­ro», uno de los temas más com­pro­me­ti­dos de Café Qui­jano.

Por lo que res­pec­ta a Manhat­tan, tema que da nom­bre al dis­co, es un bál­sa­mo para salir del tra­go del des­amor y con este home­na­je al amor, al tequi­la, a las muje­res bellas y a los des­ti­nos más exó­ti­cos, des­de el Zai­re e Ita­lia, has­ta el The Box Club en Nue­va York, pasan­do por el Bronx. En esta mis­ma línea pode­mos dis­fru­tar de Ven a ver ama­ne­cer, con ese fes­ti­val de rit­mos cuba­nos que coro­nan los últi­mos 50 segun­dos de la can­ción. Por su par­te Mi melan­co­lía apues­ta por la sono­ri­dad ‘tex-mex’ para lograr un fon­do fron­te­ri­zo a esos anti­guos amo­res que par­pa­dean, avi­van y agi­tan la nos­tal­gia.

Y por lo que res­pec­ta al pop, está Quie­ro, un cer­te­ro dar­do hacia le men­te de los mal­tra­ta­do­res y un com­pro­mi­so con las víc­ti­mas del «maca­rra bara­to», al «fan­to­che aca­ba­do» y del «ruin mama­rra­cho». Y, sin salir de este regis­tro, el dis­co inclu­ye Un sue­ño vivo con Michael Lan­dau (Michael Jack­son, Seal, Pink Floyd…) com­par­tien­do gui­ta­rras con Manuel, el mayor de los Qui­jano, quien por pri­me­ra vez ha gra­ba­do la mayor par­te de las gui­ta­rras.

El elen­co de músi­cos que hay en el tra­ba­jo for­man par­te de la pri­me­ra línea del pres­ti­gio latino y occi­den­tal: Vin­nie Colaiu­ta, Nathan East, Lan­dau… y por supues­to, Iván Melón Lewis al piano, tecla­dos, y arre­glos de meta­les, com­par­tien­do la pro­duc­ción artís­ti­ca con Manuel Qui­jano.

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