Hoy comien­za ofi­cial­men­te la deses­ca­la­da, esa cuen­ta atrás inver­ti­da que nos debe con­du­cir de la Fase O a la 3, para ter­mi­nar en eso que se ha veni­do en lla­mar la “nue­va nor­ma­li­dad”. Un perio­do pla­ga­do de incer­ti­dum­bre, en el que no se des­car­tan pasos atrás si la evo­lu­ción de la pan­de­mia no sigue las pre­vi­sio­nes de mejo­ra, pero que según las pri­me­ras esti­ma­cio­nes debe­ría con­cluir en ocho sema­nas.

En esta Fase O que estre­na­mos se dan los pri­me­ros pasos para ir reac­ti­van­do la vida de las ciu­da­des. Y si des­de el domin­go ya son posi­bles los paseos y la prác­ti­ca del depor­te, aho­ra le toca el turno a algu­nas acti­vi­da­des comer­cia­les. Pero de for­ma muy res­trin­gi­da.

¿Quién y cómo puede abrir?

Por lo pron­to, hoy podrán levan­tar su per­sia­na aque­llos peque­ños comer­cios y esta­ble­ci­mien­tos de ser­vi­cios que ten­gan menos de 400 metros cua­dra­dos. Por ejem­plo, podrán reto­mar su acti­vi­dad talle­res mecá­ni­cos, tien­das de arre­glo de ropa, libre­rías, pelu­que­rías, o cen­tros de esté­ti­ca. Los gran­des cen­tros comer­cia­les, sin embar­go, con­ti­nua­rán cerra­dos excep­to las sec­cio­nes que ya esta­ban abier­tas por ofre­cer ser­vi­cios bási­cos como la ali­men­ta­ción.

En cual­quier caso, el acce­so de los clien­tes esta­rá muy limi­ta­do. Solo podrá haber un clien­te por emplea­do y los esta­ble­ci­mien­tos no podrán zona de espe­ra. Así que quien nece­si­te acu­dir a ellos debe­rá hacer­lo median­te cita pre­via.

El esta­ble­ci­mien­to debe­rá garan­ti­zar que exis­te la dis­tan­cia de segu­ri­dad con los clien­tes y si esto no es posi­ble el local debe­rá de dis­po­ner de mam­pa­ras y mos­tra­do­res. Ade­más los tra­ba­ja­do­res debe­rán ir dota­dos de mate­rial de pro­tec­ción y debe­rán de uti­li­zar mas­ca­ri­lla en aque­llos casos en que, como en las pelu­que­rías, no se pue­de res­pe­tar la dis­tan­cia de segu­ri­dad con los clien­tes. Así mis­mo, los nego­cios debe­rán faci­li­tar un hora­rio espe­cial para aten­der al colec­ti­vo más vul­ne­ra­ble, el de los mayo­res de 65 años.

Desinfección obligatoria

Los loca­les ten­drán que rea­li­zar lim­pie­zas de desin­fec­ción con lejía dilui­da, al menos dos veces al día. En los esta­ble­ci­mien­tos tex­ti­les, solo se per­mi­ti­rá que entre una per­so­na al pro­ba­dor, sien­do obli­ga­to­ria la lim­pie­za y desin­fec­ción del mis­mo cuan­do lo haya aban­do­na­do. En caso de que el clien­te no com­pre la ropa que se ha pro­ba­do, el esta­ble­ci­mien­to está obli­ga­do a reti­rar e higie­ni­zar esa pren­da antes de que pue­da pro­bár­se­la otro clien­te.

Ade­más, duran­te esta fase los clien­tes no podrán uti­li­zar los aseos del local y el esta­ble­ci­mien­to está obli­ga­do a dis­po­ner de pape­le­ra accio­na­da con pedal, dota­da de bol­sa de basu­ra. Tam­bién ten­drán que tener geles hidro­al­có­li­cos para los clien­tes.

Hostelería

Tam­bién podrán reto­mar su acti­vi­dad los esta­ble­ci­mien­tos de hos­te­le­ría y res­tau­ra­ción, pero solo para ser­vi­cio a domi­ci­lio o pedi­dos onli­ne y tele­fó­ni­cos. En el caso de los pedi­dos a reco­ger en el local, se debe­rá fijar un hora­rio de reco­gi­da para evi­tar aglo­me­ra­cio­nes, así como habi­li­tar un espa­cio para la reco­gi­da y pago don­de se garan­ti­cen las medi­das de pro­tec­ción. Igual­men­te se reco­mien­da un hora­rio espe­cial para mayo­res de 65 años.

Obligaciones para la movilidad

El uso de mas­ca­ri­llas de pro­tec­ción es obli­ga­to­rio en el trans­por­te públi­co. En el caso de los taxis y VTC se debe­rá man­te­ner la dis­tan­cia de segu­ri­dad, sin poder supe­rar­se las dos per­so­nas por fila de asien­tos.

Si se usa el vehícu­lo pro­pio, no será obli­ga­to­rio el uso de la mas­ca­ri­lla si las per­so­nas que via­jan con­vi­ven jun­tas. En caso de que uno de los ocu­pan­tes no sea la per­so­na con la que se con­vi­ve, el uso de la mas­ca­ri­lla tam­bién es obli­ga­to­rio.

Reformas en casas

Solo podrán rea­li­zar­se obras de refor­ma en aque­llas vivien­das que estén vacías o que el área esté deli­mi­ta­da y los resi­den­tes no entren mien­tras duran los tra­ba­jos. Así mis­mo, se evi­ta­rá el paso de los tra­ba­ja­do­res y los mate­ria­les por las áreas ocu­pa­das por los resi­den­tes.

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