Víctor Yepes, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y catedrático de Ingeniería de la Construcción por la Universitat Politècnica de València (UPV), ha elaborado un método simplificado de especial utilidad para responder a uno de los principales retos a los que deben hacer frente las autoridades este verano con motivo de la pandemia de COVID-19: ¿cómo calcular el aforo máximo de las playas para mantener la seguridad y evitar el riesgo de contagio del virus?
“Este cálculo no es sencillo”, explica Yepes, “pues los factores que habitualmente se utilizan en los cálculos de aforos en playas se basan en aspectos relacionados con el confort y la satisfacción del usuario. Es la primera vez, por tanto, que se plantea un método cuyo objetivo principal sea la reducción del riesgo de contagio por coronavirus”, señala.
Zonificación de la playa, curvas de uso, tipo y porcentaje de ocupación, separación entre accesos…
“Para conocer dicho aforo”, concreta el investigador de la UPV, “es necesario, entre otras, determinar las siguientes variables que influyen en el problema: distancia de seguridad sanitaria, ocupación estática segura, ocupación dinámica segura, porcentaje de usuarios susceptible de contagio, tipo y porcentaje de ocupación de la playa (toallas, sombrillas, toldos), tamaño de las unidades de convivencia, zonificación de la playa por usos (zona activa, de reposo, de resguardo, de servicios), temperatura de la arena, velocidad y dirección de la brisa, carrera de marea, curva horaria de uso de la playa, curva diaria de uso de la playa, separación entre accesos a la playa, separación de pasillos intermedios en zona de reposo, rango de tiempo mínimo y máximo de disfrute de la playa, velocidad de movimiento de los bañistas en la playa, y gestión de colas”.
Yepes plantea, por tanto, “un método simplificado que depende de una serie de coeficientes correctores que deberían ajustarse estudiando casos reales en cada una de las playas”. Gracias al mismo, se puede obtener un dato “fundamental para las autoridades que deben tomar decisiones respecto al control de accesos, la planificación o la evacuación de una playa en caso de necesidad”.
Y es que, como afirma el catedrático de la UPV, “el aforo máximo es un dato necesario en cualquier aplicación que, en tiempo real, sea capaz de comunicar a los usuarios si se ha desbordado el límite seguro de uso”.
Movimiento y violación de la distancia de seguridad
El estudio de Yepes señala que es “un error conceptual suponer que, con una ocupación de 4 metros cuadrados por persona, se puede calcular el aforo de una playa, puesto que cualquier movimiento individual supone una violación de la distancia de seguridad”.
Para garantizarla, el investigador UPV indica que, partiendo de una distribución en cuadrícula, es necesario disminuir el número de personas por fila y columna, definiendo una Ocupación Dinámica Segura Límite (ODSL) a través de los datos de las ocupaciones estáticas seguras aplicados a las diversas zonas de la playa, puesto que el nivel de ocupación es desigual (la primera línea es más apetecible, la temperatura de la arena aumenta al alejarse de la orilla, etc.).
Un ejemplo práctico
Como ejemplo práctico, Yepes señala que, en una playa de 2,5 kilómetros de largo y 60 metros de ancho, accesos mediante un sistema de doble pasarela de 10 metros de ancho y con una separación entre ambas de 70 metros, con dos pasillos adicionales de 5 metros que atraviesan la zona de reposo, un 25% de esta zona destinada a toldos y el resto para toallas y sombrillas, y con una brisa perpendicular que obliga a un aumento del 10% de la distancia de seguridad social, el aforo neto de la playa sería de 4.691 usuarios.
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