La pan­de­mia ha cam­bia­do las for­mas de rela­cio­nar­se. Foto: Julia M Cameron/Pexels

El cata­clis­mo que está cau­san­do la pan­de­mia de la COVID-19 en casi todos los ámbi­tos ha pro­vo­ca­do que las auto­ri­da­des se hayan refe­ri­do al día siguien­te de la emer­gen­cia como la «nue­va nor­ma­li­dad». La eco­no­mía, la polí­ti­ca, las rela­cio­nes fami­lia­res… Pare­ce que nada será igual des­pués de la expe­rien­cia que está sig­ni­fi­can­do la cri­sis del coro­na­vi­rus. Pero, ¿cómo será esta «nue­va nor­ma­li­dad»? ¿Cómo se están rela­cio­nan­do las per­so­nas duran­te el con­fi­na­mien­to y cómo se rela­cio­na­rán en este nue­vo esce­na­rio? ¿Qué papel tie­nen aho­ra las tec­no­lo­gías y qué papel ten­drán en esta situa­ción? ¿Vivi­re­mos más solos des­pués de esta cri­sis? Estas son algu­nas de las pre­gun­tas que ana­li­za­rá la UOC, en el mar­co de un estu­dio inter­na­cio­nal, lide­ra­do por la Open Uni­ver­sity.

«El con­fi­na­mien­to y el dis­tan­cia­mien­to social nos han obli­ga­do a rede­fi­nir la for­ma de rela­cio­nar­nos con el mun­do. Con nues­tro estu­dio que­re­mos ana­li­zar cómo se ha trans­for­ma­do la socia­bi­li­dad duran­te la cri­sis de la COVID-19», expli­ca Mireia Fer­­ná­n­­dez-Ardè­­vol, codi­rec­to­ra del gru­po de inves­ti­ga­ción Com­mu­ni­ca­tion Net­works & Social Chan­ge (CNSC) del Inter­net Inter­dis­ci­pli­nary Ins­ti­tu­te (IN3) de la UOC. Fenó­me­nos como las nue­vas com­pli­ci­da­des con los veci­nos a tra­vés de los bal­co­nes, las video­lla­ma­das como alter­na­ti­va a un con­tac­to veta­do o la pri­me­ra expe­rien­cia de tra­ba­jo a dis­tan­cia para muchas per­so­nas son algu­nas de las carac­te­rís­ti­cas de esta nue­va reali­dad. Y el obje­ti­vo de este gru­po de inves­ti­ga­ción es lle­gar al deta­lle de las nue­vas rela­cio­nes socia­les que ya se están defi­nien­do aho­ra y obser­var qué par­ti­cu­la­ri­da­des y simi­li­tu­des se están pro­du­cien­do en dife­ren­tes paí­ses de todo el mun­do.

Es por eso por lo que este gru­po inter­na­cio­nal, diri­gi­do por la inves­ti­ga­do­ras de la Open Uni­ver­sity (Rei­no Uni­do) Han­nah Mars­trom i Sarah Ear­le, ha pues­to en mar­cha una encues­ta para reco­pi­lar infor­ma­ción de pri­me­ra mano. Este son­deo que tie­ne por títu­lo «COVID-19: Tec­no­lo­gía digi­tal, Cone­xión Social y Sole­dad» es acce­si­ble en línea y res­pon­der­lo no requie­re más de 30 minu­tos.  Los datos se reco­ge­rán de for­ma anò­ni­ma. 

En este pro­yec­to par­ti­ci­pan uni­ver­si­da­des y cen­tros de inves­ti­ga­ción de todo el mun­do, des­de la India has­ta Fran­cia o Ale­ma­nia pasan­do por la UOC, y lo desa­rro­llan pro­fe­sio­na­les de la socio­lo­gía digi­tal, la comu­ni­ca­ción, los estu­dios del enve­je­ci­mien­to, la socio­lo­gía del ocio y la salud, entre otros. «La posi­bi­li­dad de obte­ner datos com­pa­ra­bles a esca­la inter­na­cio­nal hará mucho más rico el aná­li­sis», expli­ca Fer­­ná­n­­dez-Ardè­­vol. Con la volun­tad de hacer la máxi­ma difu­sión, las inves­ti­ga­do­ras ins­tan a los par­ti­ci­pan­tes y demás intere­sa­dos ​​en divul­gar median­te las redes socia­les la encues­ta, con el hash­tags #COVID19Connexions o #COVID19.

Es más que pro­ba­ble que la cri­sis de la COVID-19, como todas las cri­sis, no afec­te de la mis­ma for­ma a todo el mun­do. Y, del mis­mo modo que no todo el mun­do hacía el mis­mo uso de las tec­no­lo­gías digi­ta­les antes de la irrup­ción de la pan­de­mia ni tenía el mis­mo acce­so a ellas, los miem­bros del gru­po de inves­ti­ga­ción de la UOC y otras uni­ver­si­da­des bus­can cla­ri­fi­car cómo serán estas posi­bles dife­ren­cias en la «nue­va nor­ma­li­dad». «Nues­tra vida digi­tal se ha inten­si­fi­ca­do, pero no todo el mun­do afron­ta este pro­ce­so con los mis­mos recur­sos ni las mis­mas com­pe­ten­cias digi­ta­les», afir­ma la inves­ti­ga­do­ra de la UOC.

El estu­dio se cen­tra­rá en inda­gar qué des­igual­da­des se pue­den agra­var o redu­cir en tér­mi­nos de géne­ro, edad, cla­se u otras varia­bles debi­do a la cri­sis del coro­na­vi­rus. Las inves­ti­ga­do­ras ana­li­za­rán, con esta encues­ta, la dimen­sión comu­ni­ta­ria de la expe­rien­cia del COVID-19 y qué rela­ción exis­te entre la salud, el bien­es­tar y los víncu­los socia­les más o menos inten­sos que man­ten­ga un indi­vi­duo con las per­so­nas que le rodean. «Sabe­mos cómo es la ten­den­cia gene­ral, la esta­mos vivien­do en pri­me­ra per­so­na, pero no en cono­ci­mien­to los deta­lles», seña­la Fer­­ná­n­­dez-Ardè­­vol.

Esta inves­ti­ga­ción inter­na­cio­nal bus­ca ana­li­zar los efec­tos socia­les de una pan­de­mia de la que sabe­mos muy poco y de la que tam­po­co tene­mos la cer­te­za que vaya a ser la últi­ma. «Cono­cer esta trans­for­ma­ción hoy es fun­da­men­tal para enten­der cómo tene­mos que afron­tar los pró­xi­mos meses y años. Y por eso que­re­mos com­par­tir las con­clu­sio­nes no sola­men­te con la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca, sino tam­bién con los agen­tes socia­les y la pobla­ción en gene­ral. Nece­si­ta­mos refle­xio­nar con­jun­ta­men­te sobre esta situa­ción excep­cio­nal para poder deci­dir hacia dón­de que­re­mos ir», con­clu­ye la inves­ti­ga­do­ra.

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