El fotoperiodista pone rostro a diez mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en «Dead Girls», que podrá verse hasta el 8 de marzo en Ca Revolta

Una mujer atropellada por su marido varias veces hasta la muerte, un Guardia Civil sacando del río el cuerpo de una joven asesinada por su expareja, un niño de doce años se refugia en la casa de sus vecinos al grito de «han matado a mi mamá».
Por desgracia, son noticias que llegan a los medios con una frecuencia estremecedora, «tanta que a veces se produce una especie de saturación con la información, de manera que parece una simple enumeración de casos y nos olvidados de que detrás hay una vida, una historia», explica el fotoperiodista Daniel Duart (Valencia, 1975).
En su último proyecto, Dead Girls, Duart se acerca a la víctima de la violencia de género a través de su cámara. Son diez fotos que se expondrán en Ca Revolta, desde el 17 de febrero hasta el 8 de marzo.
Como fotoperiodista, Duart ha tenido que cubrir más de un caso de asesinatos machistas. «En esos sucesos —explica— lo único que podemos hacer es tomar una fotografía de un cadáver tapado con una sábana blanca o de un charco de sangre, pero no lo escena en sí. Valiéndome de mi cámara he recurrido al arte, a la mentira, para contar la verdad. He querido buscar el momento que no vemos y mostrarlo con toda su crudeza, pero con respeto a la víctima, recordar que ese charco o ese cuerpo tapado por una sábana es una mujer asesinada».
Desde que tuvo la idea de realizar esta exposición, allá por 2017, supo que podría ser polémica. «No es un tema fácil y puede no gustar a todos, pero creo en lo que hago. Las mujeres que han colaborado conmigo, todas de manera desinteresada y cediendo sus derechos de imagen, lo han hecho porque creían en el proyecto y eso, sus aportaciones y sus opiniones, ha servido para que las fotografías incorporen una visión femenina».
Paradójicamente, un trabajo no lo ha tenido fácil para llegar al público. «He visitado ayuntamientos e instituciones públicas y, cuando hablas con el técnico, la idea les gusta. Pero el que tiene que firmar es el político, y unas fotos tan explícitas no son lo que quieren ver en sus salas de exposición», apunta Duart. Al final, gracias a la ayuda de amigos, un crowfunding, y dinero de su bolsillo, las fotos han salido adelante.
La estética de Dead Girls, pese a su indudable valor artístico, no dejan de ser incómodas. «Cuando vemos una campaña contra la violencia machista, la idea es que se puede salir del túnel. Me parece bien, pero no es lo que quería contar. Yo quería congelar el momento del horror», apunta. Añade que su intención es que, como las campañas de la DGT que mostraban accidentes, «cumplieron su objetivo de concienciar, aunque el mensaje era muy duro».

La semilla de algo más grande
Las imágenes pretenden ser lo más próximo posible a la realidad y llevan una importante carga documental. «Hay datos que salen en la prensa, otros que se pueden leer en las sentencias y otros que los puede conocer alguien próximo al caso. He intentado ser todo lo fiel que he podido a la realidad, como si la policía me hubiera dejado fotografiar el escenario del crimen. Es una reconstrucción, pero he intentado ser todo lo riguroso con la verdad que he podido y que el arte me ha permitido», señala Duart.
¿Y las críticas? «No me asustan, e incluso creo que Dead Girls será positiva si sirve para crear debate. La exposición es mía, pero las reacciones no, pertenecen al público. Cuando he ido enseñando las fotos, hay quien me decía que había demasiada sangre, otros que no la suficiente», responde.
Dead Girls es solo el primer peldaño de un proyecto más ambicioso. «Me gustaría ir más allá, crear nuevas escenas, pero también algo más: aprovechar para realizar charlas, o una campaña de mayor calado contando con gente que se quiera sumar a la idea», concluye.
Daniel Duart es fotoperiodista, y sus fotos han aparecido en medios como El País, Plaza, Las Provincias, BBC News, News Getty, The Times, Der Spiegel o Financial Times, entre otros muchos. Su serie Up ganó el premio IPOTY (Fotógrafo Internacional del Año, 2017) y recibió la mención de Honor, (categoría fotografía de autor) en los Yellow Awards 2018. Por Ciudades desde un taxi cosechó el segundo premio en los Sony Word Photography Awards (2013).

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