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El Festival comienza el día 15 su XXXVI edición con un ciclo de espectáculos por toda la ciudad

Edición tras edición, Dansa València acerca los lenguajes del movimiento a nuevos públicos y espacios no convencionales en su primer fin de semana a través del ciclo Moviments Urbans. La propuesta es fruto de una colaboración entre el festival organizado por Cultura de la Generalitat a través del Institut Valencià de Cultura y la Concejalía de Acción Cultural del Ayuntamiento de Valencia.
«La programación de Moviments Urbans está destinada a vecinos y vecinas de la ciudad de València que, en principio, no buscan asistir a un espectáculo de danza, pero acaban siendo sorprendidos. Las piezas programadas funcionan como puente para que la ciudadanía transite el camino que les separa de las artes del movimiento», ha argumentado la directora del festival, María José Mora.

Mañana de piezas breves y tarde internacional
La primera jornada se desarrollará mañana, sábado, 15 de abril, en el Museo de Bellas Artes (calle Sant Pius V, 9) y en el Jardín del Turia. El patio del Embajador Vich de la pinacoteca será el escenario de una pieza de danza para toda la familia inspirada en la obra de Joan Miró La magia de los colores. Se trata de Cromàtic en la que compañía Baal embarca a la audiencia en un viaje al cosmos lleno de descubrimientos y sorpresas, donde cada uno de sus tres intérpretes asume un color, el amarillo, el rojo y el negro.
El claustro renacentista, realizado con mármol de Génova, también será el marco para la representación de una pieza cercana e íntima de los valencianos Cave Canem. No son ojos porque los ves, son ojos porque te miran explora cómo mover la energía en la escena sin cruzar miradas. En la representación, sus bailarines, Carmela García y Alexander Espinoza descubren que su realidad se tambalea ante la presencia de otros ojos, no sabiendo cómo reaccionar o interactuar al no estar solos.
Para concluir la mañana, el baile se desplaza al kilómetro 1 del Jardín del Turia, donde Kiko López se sumerge en un desafío interno para encontrar el lado más bello del ser humano a través de la animación de un objeto. En su obra breve Honest, el protagonista realiza un viaje por el juego y el rechazo acompañado de una mirada frágil, vulnerable y honesta en pos de la aceptación de uno mismo.
Al caer la noche, la intérprete y creadora belga Marie Gyselbrecht indagará en los límites y las libertades del espacio público en la skateplaza que se halla en el antiguo cauce del río, debajo del Puente de San José. Su propuesta Nest se articula en torno al coche como uno de los símbolos más poderosos de nuestra civilización, un símbolo de estatus, pero también el sustituto de una casa o un lugar temporal donde pasar la noche.
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