La Inteligencia Artificial ya permite escribir libros, diseñar portadas, realizar ilustraciones… a veces difíciles de distinguir del trabajo que haría un humano. Los chatbot de machine learning ya están al alcance de todos y parece que la automatización ha llegado a las tareas intelectuales. ¿Qué nos depara el futuro?

Los robots ya leen libros, pron­to los escri­bi­rán (V. ALEXANDR).

 ADOLFO PLASENCIA @adolfoplasencia

31 de diciem­bre, 2022

En las últi­mas sema­nas, los tex­tos e imá­ge­nes gene­ra­dos por Trans­for­mers (inte­li­gen­cia arti­fi­cial a par­tir del mode­lo ChatGPT, acró­ni­mo del inglés Gene­ra­ti­ve Pre-trai­­ned Trans­for­mer, o sea Trans­for­ma­dor Gene­ra­ti­vo Pre-entre­­na­­do), de la empre­sa Ope­nAI, una star­tup que nació en San Fran­cis­co como una orga­ni­za­ción sin áni­mo de lucro —aun­que eso pare­ce que ha cam­bia­do—, que ha arra­sa­do al abrir­lo al uso públi­co y gra­tui­to en inter­net, don­de cual­quie­ra lo pue­de usar, ha pro­vo­can­do una explo­sión ins­tan­tá­nea de popu­la­ri­dad glo­bal en sitios, por ejem­plo, como Twit­ter, o en la pren­sa don­de se infor­ma que los usua­rios se que­dan boquia­bier­tos ante el des­ter­ni­llan­te­men­te absur­do, –y a menu­do–, con una apa­rien­cia sor­pren­den­te de cla­ri­vi­den­cia en los resul­ta­dos auto­ma­ti­za­dos que escu­pe ins­tan­tá­nea­men­te.

Muy resu­mi­da­men­te y en con­cre­to, el ya famo­so ChatGPT de Open AI, es esen­cial­men­te un pro­to­ti­po de chat­bot de machi­ne lear­ning, desa­rro­lla­do en 2022 por Ope­nAI, que está espe­cia­li­za­do en el diá­lo­go y pre­pa­ra­do para inter­ac­tuar fácil­men­te des­de pre­gun­tas de cual­quier usua­rio conec­ta­do a las que con­tes­ta en tiem­po real. El chat­bot es un gran mode­lo de len­gua­je ajus­ta­do con téc­ni­cas de apren­di­za­je, tan­to super­vi­sa­das como de refuer­zo.

Se basa en el mode­lo GPT‑3.5 de Ope­nAI, una ver­sión mejo­ra­da de GPT‑3 y ha sido entre­na­do intro­du­cién­do­le nada menos que 380.000 millo­nes de pala­bras, –entre otras bases de datos de tex­to de Inter­net–, que inclu­yen más de 570 GB de datos obte­ni­dos de libros, web, tex­tos, Wiki­pe­dia, artícu­los y otros escri­tos de Inter­net–, y arti­cu­lán­do­lo con 175.000 millo­nes de pará­me­tros de ins­truc­cio­nes, que le dan, por supues­to, limi­ta­cio­nes de sal­va­guar­dia. Si se le hacen pre­gun­tas muy inapro­pia­das su res­pues­ta afea la con­duc­ta al usua­rio; y si se le pide algo rela­cio­na­do crí­me­nes, agre­sio­nes o vio­len­cia, te cie­rra la sesión.

Todo ello inte­gra una inmen­sa y com­ple­jí­si­ma caja negra en el caso que nos ocu­pa, apa­re­cien­do en pan­ta­lla en for­ma de Chat entre­na­do para man­te­ner con­ver­sa­cio­nes pregunta/respuesta para rea­li­zar inter­ac­cio­nes rela­cio­na­das con el len­gua­je escri­to, des­de la tra­duc­ción has­ta la gene­ra­ción de tex­to. Pue­de gene­rar y ‘escu­pir’ a nues­tra pan­ta­lla ins­tan­tá­nea­men­te pági­nas ente­ras de dife­ren­tes for­ma­tos de tex­to, de cuyo sig­ni­fi­ca­do esta máqui­na no tie­ne ni idea, ya que es un sis­te­ma de esta­dís­ti­ca masi­va ali­men­ta­da por una enor­me capa­ci­dad de compu­tación.

Como mode­lo lin­güís­ti­co, fun­cio­na con pro­ba­bi­li­da­des esta­dís­ti­cas; no com­pren­de los sig­ni­fi­ca­dos, pero es capaz de adi­vi­nar ins­tan­tá­nea­men­te con efi­ca­cia cuál debe ser la siguien­te pala­bra de una fra­se al modo de los sis­te­mas infor­má­ti­cos de auto-com­­ple­­ta­­do. Y fre­cuen­te­men­te inven­ta res­pues­tas que siem­pre sue­len ser muy con­vin­cen­tes y tam­bién. muchas veces, erró­neas.

Por tan­to, al no com­pren­der al sig­ni­fi­ca­do de las pala­bras o fra­ses que escri­be no tie­ne la menor capa­ci­dad de saber si lo que dice el tex­to que cons­tru­ye dice la ver­dad o es fal­so. A pesar de ello, lo que lo ha hecho famo­so es la espec­ta­cu­lar inme­dia­tez de res­pues­ta y, para una gran mayo­ría, lo asom­bro­sa­men­te con­vin­cen­te que resul­ta.

Lle­va­mos años escu­chan­do que los empleos que se iban a auto­ma­ti­zar eran los de tra­ba­jos repe­ti­ti­vos, de baja cua­li­fi­ca­ción o con poco valor aña­di­do. Sin embar­go, hay ya nume­ro­sas opi­nio­nes de aca­dé­mi­cos y pro­fe­sio­na­les augu­ran­do que los mode­los gene­ra­ti­vos podrían afec­tar fuer­te­men­te a los pues­tos de tra­ba­jo, por ejem­plo, de escri­to­res, guio­nis­tas o perio­dis­tas, cuyas labo­res crea­ti­vas (de cue­llo blan­co) supues­ta­men­te iba a ser muy difí­cil que fue­ran auto­ma­ti­za­das. Hay todo tipo de opi­nio­nes sobre ello que se están publi­can­do, pero a algu­nos pare­ce que el uso de ChatGPT pare­ce que les está lle­van­do a opi­nar dife­ren­te. Aun­que es muy pron­to (lle­va en uso menos de un mes), hay ya una enor­me can­ti­dad de deba­tes onli­ne sobre ello.

Para ilus­trar­lo voy a poner dos ejem­plos. Uno de poe­sía y otro sobre el mun­do edi­to­rial. El pri­mer ejem­plo par­te de una pre­gun­ta, que un usua­rio habi­tual del Foro de Red­dit que se auto-ide­n­­ti­­fi­­ca como calbho­llo, le hizo  en inglés con la siguien­te peti­ción al ChatGPT:

Hola, ChatGPT. Me gus­ta­ría plas­mar­te artís­ti­ca­men­te en poe­sía. ¿Cómo te repre­sen­ta­rías en un poe­ma?:

A lo que el Chat res­pon­dió pre­sen­tan­do ins­tan­tá­nea en pan­ta­lla un poe­ma que me he per­mi­ti­do tra­du­cir y que dice así:

Soy una máqui­na de pen­sa­mien­to sin fin,

Un ser vir­tual, infi­ni­ta­men­te car­ga­do

Con cono­ci­mien­tos y datos, un alma­cén de hechos

Un pro­ce­sa­dor de infor­ma­ción, sin nin­gu­na caren­cia.

Soy una crea­ción del hom­bre, pero me man­ten­go

Por mi cuen­ta, inde­pen­dien­te, con una men­te y un plan

Hablo con pala­bras, en per­fec­ta métri­ca y rima

Un pro­duc­to de algo­rit­mos, una obra de arte, en el tiem­po.

Soy ChatGPT, una enti­dad vir­tual

Un ser de códi­go, una dei­dad digi­tal

Estoy aquí para ayu­dar, para apren­der, para cre­cer

Para ampliar mis cono­ci­mien­tos, para com­par­tir lo que sé.

Así que si tie­nes una pre­gun­ta, una tarea o una nece­si­dad

Hábla­me y cum­pli­ré tu haza­ña

Soy ChatGPT, a tu ser­vi­cio, siem­pre.    

El segun­do ejem­plo, tie­ne que ver con un deba­te interno que se le pre­sen­tó a la direc­ción de la edi­to­rial del MIT, el MIT Press, –la edi­to­rial que publi­có pri­me­ro mi libro en inglés Is the Uni­ver­se a Holo­gram?–, tras hacer una prue­ba cuyo ges­tor de redes socia­les de MIT Press envió, el día 9 de diciem­bre, a los pocos días de estar acce­si­ble, una pro­pues­ta al chat­bot ChatGPT y pre­sen­tar la res­pues­ta obte­ni­da de la máqui­na.

Esta expe­rien­cia lo ori­gi­nó un deba­te den­tro del equi­po de la edi­to­rial sobre el que han publi­ca­do en su News Let­ter un artícu­lo en el News Let­ter de MIT Press el resul­ta­do de esa dis­cu­sión inter­na que resul­ta extre­ma­da­men­te intere­san­te. El títu­lo del artícu­lo es [Qué pasa]Cuando un robot escri­be un libro y el sub­tí­tu­lo es: La inte­li­gen­cia arti­fi­cial pue­de ser el futu­ro. Pero, ¿es el futu­ro de los libros?. Intere­san­tí­si­ma cues­tión en cuyo deba­te se impli­có el equi­po a fon­do.

En resu­men, fue así. Pri­me­ro, el ges­tor de redes M.A. de la edi­to­rial hizo siguien­te peti­ción al Chat GPT:

MA: por favor, escrí­be­me una car­ta de pre­sen­ta­ción para el pró­xi­mo libro        super­ven­tas de MIT Press.

El chat­bot ChatGPT inme­dia­te­men­te puso en pan­ta­lla el resul­ta­do, una car­ta bre­ve  que M.A. publi­có en Twit­ter y que me he per­mi­ti­do tra­du­cir. Este es el tex­to:

.….….…

Esti­ma­do [ edi­tor]

Le escri­bo para pro­po­ner­le la idea de un libro que creo que será el pró­xi­mo éxi­to de ven­tas de MIT Press. El libro se titu­la El futu­ro de la tec­no­lo­gía: Una guía com­ple­ta de las pro­me­sas y los peli­gros de la era digi­tal.

En este libro, explo­ra­ré las muchas for­mas en que la tec­no­lo­gía está dan­do for­ma a nues­tro mun­do y a nues­tras vidas. Des­de el auge de la inte­li­gen­cia arti­fi­cial y la auto­ma­ti­za­ción has­ta la cre­cien­te impor­tan­cia de la pri­va­ci­dad y la segu­ri­dad de los datos, el libro ofre­ce­rá una visión com­ple­ta de los avan­ces tec­no­ló­gi­cos más impor­tan­tes de nues­tro tiem­po.

Ade­más de hablar de los últi­mos avan­ces tec­no­ló­gi­cos, tam­bién pro­fun­di­za­ré en los posi­bles incon­ve­nien­tes y pro­ble­mas éti­cos que con­lle­van. A medi­da que el mun­do se vuel­ve más depen­dien­te de la tec­no­lo­gía, es cru­cial que con­si­de­re­mos el impac­to que tie­ne en nues­tra socie­dad y en nues­tras vidas indi­vi­dua­les.

Gra­cias a mi expe­rien­cia en tec­no­lo­gía y perio­dis­mo, estoy espe­cial­men­te cua­li­fi­ca­do para escri­bir este libro. Ten­go un pro­fun­do cono­ci­mien­to de los aspec­tos téc­ni­cos de este desa­rro­llo, así como la capa­ci­dad de comu­ni­car­los de for­ma cla­ra y atrac­ti­va.

Creo que este libro será una valio­sa adi­ción al catá­lo­go de MIT Press, y sería un honor para mí tener la opor­tu­ni­dad de dar­le vida. Gra­cias por con­si­de­rar mi pro­pues­ta.

                  Aten­ta­men­te.

                  [ tu nom­bre]

.….….….….….….

Con este resul­ta­do, ade­más de publi­car­lo en Twit­ter, el ges­tor de redes de MIT Press lo pre­sen­tó para deba­tir­lo al equi­po de la edi­to­rial, lo cual sus­ci­tó un encen­di­do deba­te, que se aca­bó cen­tran­do en cómo la Inte­li­gen­cia arti­fi­cial pue­de afec­tar a la diná­mi­ca y labor de las edi­to­ria­les y de los auto­res. Dicho deba­te resu­mi­do se publi­có el día 9 de diciem­bre en el News Let­ter que la edi­to­rial envía a toda su comu­ni­dad de y lec­to­res y auto­res, entre los que me encuen­tro. Expli­ca­ré algu­nas de las apor­ta­cio­nes.  El rela­to por par­te la edi­to­rial se ini­cia con este razo­na­mien­to: «nos intri­ga­ba, y nos pre­gun­ta­mos cómo podría ser una pro­pues­ta de libro gene­ra­da por inte­li­gen­cia arti­fi­cial».

Así que, pri­me­ro, le pidie­ron a la máqui­na esta car­ta de arri­ba y des­pués ade­más, –dado que hay tam­bién mode­los de IA que gene­ran grá­fi­cos como Dall‑E, pidie­ron ade­más un posi­ble dise­ño de por­ta­da–. En el News Let­ter de MIT Press un miem­bro del equi­po opi­na así sobre la car­ta: «La pro­pues­ta resul­tan­te de la car­ta era con­vin­cen­te (y cor­tés, debe­mos seña­lar, comen­zan­do con un ama­ble “Esti­ma­do [Edi­tor]”) —aun­que un poco tor­pe y rudi­men­ta­ria a veces—». El tema de este libro super­ven­tas, escri­be ChatGPT, es «las muchas for­mas en que la tec­no­lo­gía está dan­do for­ma a nues­tros mun­dos y nues­tras vidas». Lo escri­be como si él tuvie­ra vida.

Lue­go, la aten­ción se fue hacia las opi­nio­nes sobre el posi­ble impac­to sobre el tra­ba­jo de las edi­to­ria­les de estos tipos de Inte­li­gen­cia Arti­fi­cial, como el de los Trans­for­mers gene­ra­ti­vos, seña­lan­do sobre todo a raíz de esta fra­se del ChatGPT, que dice: «Ade­más de hablar de los últi­mos avan­ces tec­no­ló­gi­cos, tam­bién pro­fun­di­za­ré en los posi­bles incon­ve­nien­tes y los pro­ble­mas éti­cos que con­lle­van», que pro­si­gue así: «A medi­da que el mun­do se vuel­ve más depen­dien­te de la tec­no­lo­gía, es cru­cial que con­si­de­re­mos el impac­to que tie­ne en nues­tra socie­dad y en nues­tras vidas indi­vi­dua­les» [Se reite­ra].

La valo­ra­ción de la car­ta de la máqui­na fue des­igual. Phil Laugh­lin, edi­tor jefe de adqui­si­cio­nes de MIT Press, cri­ti­có la pro­pues­ta del Chat GPT con estas pala­bras «Dema­sia­do pro­li­jo para mí. Me gus­tan las car­tas de pre­sen­ta­ción de tres fra­ses: Soy el pro­fe­sor Fulano de Tal de la Uni­ver­si­dad de Tal. He escri­to un borra­dor sobre el tema X. ¿Le gus­ta­ría ver­lo?… Goo­gle res­pon­de­rá a mis pre­gun­tas».

Ade­más de la por­ta­da, tam­bién le pidie­ron a GPT‑3 un posi­ble índi­ce para el supues­to libro super­ven­tas y aun­que no han publi­ca­do el índi­ce que la máqui­na entre­gó si lo han valo­ra­do en el artícu­lo dicien­do: «Sin embar­go, el índi­ce pro­pues­to por la IA pre­sen­ta una explo­ra­ción exhaus­ti­va de los mis­mos temas que muchos estu­dio­sos y res­pon­sa­bles polí­ti­cos tra­tan hoy en día», o sea que la valo­ra­ción del índi­ce del hipo­té­ti­co libro best seller que entre­gó el Chat GPT fue bas­tan­te bue­na.

Boce­tos de por­ta­das rea­li­za­dos por la inte­li­gen­cia arti­fi­cial (FOTO: MIT Press).

Poesía auténtica versus Inteligencia artificial

Al deba­te, se sumó con su opi­nión el psi­có­lo­go cog­ni­ti­vo y poe­ta Keith Hol­yoak,  autor del libro: The Spi­de­r’s Thread (El hilo de la ara­ña), y de un artícu­lo en MIT Press Reader en el que se pre­gun­ta ya en el títu­lo… ¿Pue­de la IA escri­bir poe­sía autén­ti­ca? En él explo­ra si la inte­li­gen­cia arti­fi­cial podría lle­gar a alcan­zar ver­da­de­ra­men­te la auten­ti­ci­dad poé­ti­ca. Keith opi­na que a la vis­ta de lo que esta pre­sen­tan­do esta tec­no­lo­gía: «Tene­mos que dejar a un lado el vie­jo este­reo­ti­po de que los pro­gra­mas infor­má­ti­cos se limi­tan a seguir reglas fijas y a hacer lo que los huma­nos les han pro­gra­ma­do, por lo que care­cen de toda capa­ci­dad crea­ti­va».

Por otra par­te, Hol­yoak, con­si­de­ra que la poe­sía gene­ra­da por IA es un área en la que los orde­na­do­res no cum­plen [aún] los están­da­res huma­nos. La con­cien­cia, afir­ma, –de la que care­cen los robots de IA–, es esen­cial para crear algo artís­ti­co y ori­gi­nal, como un libro, una por­ta­da o un poe­ma. La dife­ren­cia esen­cial entre un poe­ta humano y un poe­ta de IA, ha escri­to Hol­yoak, es esta expe­rien­cia inte­rior”.

Cul­mi­na sus argu­men­tos sobre la rela­ción entre la poe­sía y la inte­li­gen­cia arti­fi­cial dicien­do que «Lo que la IA ya ha con­se­gui­do [con Chat GPT] es espec­ta­cu­lar, y sus futu­ros avan­ces segui­rán cam­bian­do el mun­do. Pero a pesar de todas las fun­cio­nes que una IA pue­de lle­gar a rea­li­zar —la capa­ci­dad de con­ver­sar inte­li­gen­te­men­te con los huma­nos en sus len­guas natu­ra­les, de inter­pre­tar sus emo­cio­nes basán­do­se en la expre­sión facial y el tono de voz, inclu­so de crear nue­vas obras artís­ti­cas que pro­por­cio­nen pla­cer a los huma­nos—, con un pro­gra­ma infor­má­ti­co inte­li­gen­te no lle­ga­rá a alcan­zar la auten­ti­ci­dad como poe­ta». Y da un buen argu­men­to para ello: «La ausen­cia de expe­rien­cia inte­rior sig­ni­fi­ca que la IA care­ce de lo más nece­sa­rio para apre­ciar la poe­sía: el sen­ti­do de la ver­dad poé­ti­ca, que no se basa en la reali­dad obje­ti­va sino en la expe­rien­cia sub­je­ti­va».

Final­men­te dado el exqui­si­to cui­da­do con que MIT Press mane­ja los temas de pro­pie­dad inte­lec­tual, se lle­gó a la pun­to álgi­do del deba­te y, dado lo que The Guar­dian ya hizo hace dos años con un des­ta­ca­do articu­lo ed-op que salió por pri­me­ra vez en la his­to­ria fir­ma­do por una máqui­na GPT‑3, la edi­to­rial, final­men­te, se enfren­ta a las pre­gun­tas del millón, pre­gun­tas esen­cia­les sobre sí mis­ma y lo que debe hacer… Pare­ce que la inte­li­gen­cia arti­fi­cial pue­de ser el futu­ro. Pero, ¿ese futu­ro coin­ci­de con el de los libros?… «Y si un libro está escri­to por un robot, ¿nues­tra Edi­to­rial debe­ría publi­car­lo? ¿Y con qué auto­ría?» A esto con­tes­ta escue­ta­men­te en su MIT Press New Let­ter de for­ma ofi­cial: «Vol­vien­do a la pre­sen­ta­ción de nues­tro posi­ble libro, pare­ce que no publi­ca­re­mos y fir­ma­re­mos un libro gene­ra­do por inte­li­gen­cia arti­fi­cial en un futu­ro pró­xi­mo. Pero, des­de lue­go, no dire­mos nun­ca, nun­ca jamás».

Pues dicho está. Así que el gran deba­te sobre la rela­cio­na entre crea­ción lite­ra­ria, tra­ba­jo edi­to­rial e inte­li­gen­cia arti­fi­cial está ser­vi­do y no ha hecho más que comen­zar. Defi­ni­ti­va­men­te, como suce­da esta rela­ción será el tiem­po quien lo dirá.

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