Los datos preliminares de un estudio sobre el impacto laboral del COVID-19 coordinado por Gabriela Ribes, profesora titular de Organización de Empresas en la Universitat Politècnica de València (UPV), muestran que un 86% de los encuestados estaría dispuesto a seguir teletrabajando al menos un día por semana después de la pandemia, y que un 18,6% lo haría 5 días en el mismo periodo, lo que supondría, en la práctica mayoría de estos casos, abandonar el trabajo presencial.
“El resultado de las primeras 500 encuestas analizadas”, explica Ribes, “refleja que muchas empresas se han metido de golpe en un nuevo sistema de trabajo”. Ello, en cualquier caso, supone una transformación que conlleva un tiempo de adaptación al proceso. “El teletrabajo obliga a familiarizarnos con herramientas tecnológicas nuevas y nos exige una organización diferente. Por eso, vemos que hay quienes han de trabajar más horas para adaptarse y un 20% de los encuestados asegura estar haciéndolo durante la situación del COVID-19 más de 5 días a la semana”, añade la investigadora de la UPV.
Un 87%, teletrabajando
De los 500 encuestados ‑empleados y directivos de organizaciones públicas y privadas de España- el 72’8% no trabajaba nunca desde casa antes de la pandemia, circunstancia que ha cambiado radicalmente durante el estado de alarma. De hecho, en la actualidad, un 87% de ellos está teletrabajando.
Del estudio, así mismo, se desprende que ha sido mayor el estrés producido por la situación generada por el coronavirus que el teletrabajo en sí. En concreto, un 47% se consideran bastante o muy estresados por el COVID-19, mientras que el 25,6% reconoce bastante o mucho estrés por tener que trabajar desde su domicilio.
Ventajas y desventajas
La encuesta, todavía en marcha, pregunta también por las principales ventajas y desventajas que ha acarreado el teletrabajo. Entre las primeras, se impone la disminución del gasto en transporte, seguida por la conciliación de la vida personal y laboral y la flexibilidad horaria. Entre las desventajas, un 72% de los empleados que teletrabajan destacan la escasa relación social y un 42 % indican la dificultad de separar la vida personal de la laboral.
Entre las desventajas, Ribes señala también la reducción del sentido de pertenencia a la empresa: “En nuestra cultura, valoramos mucho las relaciones personales, y el estudio apunta que las empresas deben hacer un esfuerzo especialmente intenso en aumentar las relaciones sociales entre los empleados que están trabajando en casa si quieren mantener su motivación y su sensación positiva de formar parte de un equipo”.
En este sentido, destaca la importancia de desarrollar herramientas tecnológicas que faciliten la transmisión de valores para mantener fuera de la oficina una cultura de empresa sólida, mejorando la comunicación interna y la relación social entre los empleados.
Segunda parte del estudio
Ahora, Ribes trabaja ya en la segunda parte del estudio, que se completará con más encuestas e incluirá un estudio estadístico relacional: “Hay cuestiones en las que hemos de profundizar, como por ejemplo cuantificar hasta qué punto las personas con hijos en casa han tenido una experiencia más difícil con el teletrabajo”.
Por otro lado, la investigadora añade que el estudio “ha constatado que muchas organizaciones han hecho un gran esfuerzo ya para que sus empleados trabajen a distancia, un 46,4% de los encuestados han usado tecnología propia de sus empresas y a la mayoría les han facilitado el ordenador”.
Este estudio forma parte de Match COVID-19, una iniciativa que aglutina y fomenta proyectos en busca de soluciones contra la pandemia, y en la que participa la UPV junto al resto de universidades públicas de la Comunitat Valenciana, FISABIO, el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, el INCLIVA y el CSIC.
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