Expo­si­cion ‘Super­pop con Warhol’

La muestra «Superpop con Warhol» repasa, a través de 112 obras originales, lo mejor del artista que revolucionó el mercado del arte

Una joven con­tem­pla la por­ta­da de Made in Spain, de Miguel Bosé, cuya por­ta­da fue dise­ña­da por Warhol

No todo eran colo­res chi­llo­nes y cul­to al hedo­nis­mo. El pop art, y su máxi­mo expo­nen­te el nor­te­ame­ri­cano Andy Warhol (1928–1987), tam­bién tuvo, o qui­so tener, un lado oscu­ro que no lle­gó a cua­jar. Duran­te una épo­ca, el de Pit­ts­burgh se intere­só por los suce­sos más esca­bro­sos (acci­den­tes, crí­me­nes…). Sin embar­go , como expli­ca Juan Rozas, coor­di­na­dor de la mues­tra Super­pop con Warhol que podrá ver­se en el Ate­neo Mer­can­til de Valen­cia has­ta el pró­xi­mo 29 de enero, «el pop art era color, hedo­nis­mo, posi­ti­vi­dad… y al públi­co unas amplia­cio­nes de una por­ta­da de un dia­rio con un acci­den­te de avia­ción o una serie sobre sillas eléc­tri­cas, en un momen­to en que se deba­tía en EEUU sobre la pena de muer­te, no le aca­bó de gus­tar».

La serie Muerte y desas­tre es una de las eta­pas en las que se divi­de la expo­si­ción dedi­ca­da a Warhol y que se ha aña­di­do a la expo­si­ción iti­ne­ran­te que ha reca­la­do en Valen­cia. La mues­tra repa­sa lo más intere­san­te de la pro­duc­ción del crea­dor, des­de sus tra­ba­jos más cono­ci­dos (los retra­tos de Marilyn Mon­roe o la serie dedi­ca­da a las sopas Camp­bell) has­ta otros de los que solo tie­nen refe­ren­cia sus segui­do­res más devo­tos.

Ejem­plo de esto últi­mo es cuan­do la mues­tra se detie­ne en la pri­me­ra del crea­dor, cuan­do bus­ca­ba su lugar como dise­ña­dor, de la que se expo­nen sellos, entra­das para el Lin­coln Cen­ter y, lo más intere­san­te, una serie de gra­ba­dos que for­ma­ban par­te del book que envia­ba a las agen­cias de publi­ci­dad en bus­ca de encar­gos a fina­les de los 50 y prin­ci­pios de los 60. Pocas veces se han expues­to estos tra­ba­jos.

«Con Warhol el arte se con­vier­te defi­ni­ti­va­men­te en nego­cio —aña­de Rozas—. El pop art lo aso­cie­mos con EEUU por él, que fue su máxi­mo expo­nen­te, pero el ver­da­de­ro ori­gen es Ingla­te­rra, don­de en 1956 tie­ne lugar en la Whi­te­cha­pel Art Gallery la expo­si­ción This is tomo­rrow, cuyo máxi­mo expo­nen­te era el ICA Inde­pen­dent Group y auto­res como Richard Hamil­ton, John Voelc­ker y John McHa­le, que tenían al soció­lo­go  Marshall McLuhan,  como su gurú».

Así, mien­tras en Euro­pa las van­guar­dias de pos­gue­rra están ins­ta­la­das en el expre­sio­nis­mo abs­trac­to como inten­to de supe­rar el trau­ma de la II Gue­rra Mun­dial, aña­de Rozas, «en Esta­dos Uni­dos ya se ha con­so­li­da­do una socie­dad de con­su­mo ple­na­men­te desa­rro­lla­da y, en ese mar­co, es en el que Warhol con­si­gue sacar todo el poten­cia de esta nue­va corrien­te. Él no se ocul­ta, crea para ganar dine­ro, y eso supo­ne inten­tar lle­gar a un públi­co masi­vo y uti­li­zar téc­ni­cas indus­tria­les que per­mi­tan aumen­tar la pro­duc­ción».

Por­ta­das de dis­cos de la Vel­vet Under­ground y los Rolling Sto­nes, y una home­na­je a los Beatles.

El debate sobre la autoría

Las 112 obras que con­for­man Super­pop con Warhol son ori­gi­na­les, es decir fir­ma­das de puño y letra por el autor y nume­ra­das, pero eso no quie­re decir que sean úni­cas. «Warhol rom­pe esa línea se sepa­ra la obra ori­gi­nal de la repro­duc­ción; lo que en otros auto­res esta­ría cla­ro, aquí nos move­mos en un terreno gris. ¿A par­tir de cuán­tas repro­duc­cio­nes se pue­de dejar de con­si­de­rar obra ori­gi­nal?». En todo caso, son pie­zas fir­ma­das y nume­ra­das naci­das de la ima­gi­na­ción del autor.

Los famo­sos retra­tos de Marilyn Mon­roe de Warhol, las vacas o las de moti­vos flo­ra­les son bue­nos ejem­plos para ilus­trar ese pun­to. En el caso de Mon­roe son series sobre una mis­ma foto —publi­ca­da pocos días des­pués de su muer­te — pero con dis­tin­tos tama­ños y colo­res. «Pero ade­más, las téc­ni­cas de repro­duc­ción de la épo­ca no son per­fec­tas, así que las peque­ños imper­fec­cio­nes las con­vier­ten en úni­cas», apun­ta Rozas.

Algu­nas de las por­ta­das que Warhol reali­zó para Inter­view a fina­les de los 60.

Lo que hay que ver

Más allá de los tra­ba­jos más cono­ci­dos (la ya citas obras basa­das en las sopas Camp­bell, los retra­tos de Marilyn o el de Mao Tse-Tung), gran par­te de lo expues­to sor­pren­de­rá al públi­co menos ver­sa­do en el tra­ba­jo del fun­da­dor de la Fac­tory. Des­ta­ca, por ejem­plo, la sala dedi­ca­da a Ladies & Gentle­men, una serie de foto­gra­fías rea­li­za­das a miem­bros de la comu­ni­dad drag queen y tran­se­xual del Nue­va York de los años 70. Dato curio­so es que no se moles­tó en acre­di­tar los nom­bres de sus mode­los. Años más tar­de, en 1982, el fotó­gra­fo Chris­topher Makos com­ple­tó la serie con fotos del artis­ta ves­ti­do de mujer, imá­ge­nes que tam­bién for­man par­te de la mues­tra.

Y, vol­vien­do a la serie de Muerte y desas­tre, se inclu­yen algu­nas obras que debían for­mar par­te de una expo­si­ción que nun­ca tuvo lugar y que debía titu­lar­se Los hom­bres más bus­ca­dos. La mues­tra se basa­ba en mugshots de los cri­mi­na­les a los que el depar­ta­men­to de poli­cía de Nue­va York tenía más ganas de echar el guan­te. Pero el alcal­de de la gran man­za­na, Nel­son Roc­ke­fe­ller, temía que la expo­si­ción pudie­ra tener un cos­te elec­to­ral entre sus votan­tes de ori­gen ita­liano, ya que la mayo­ría de esos gangs­ters tenían ese ori­gen. Al final, Warhol auto­ri­zó que el mural que había con­fec­cio­na­do se pin­ta­ra de alu­mi­nio para tapar­lo.

Los aman­tes de la músi­ca dis­fru­ta­rán espe­cial­men­te de la sala dedi­ca­da a la rela­ción que man­tu­vo el artis­ta con la músi­ca, que inclu­ye las por­ta­das del pri­mer dis­co de la Vel­vet Under­ground y Nico (fue su pro­duc­tor), las de Love you Live y Emo­tio­nal Tatoo de The Rolling Sto­nes, la de Men­lo­ve Ave. de John Len­non y el Made in Spain de Miguel Bosé, una cola­bo­ra­ción entre el can­tan­te y el pin­tor que tuvo lugar gra­cias al empe­ño de Bian­ca Jaa­ger. Varias gui­ta­rras pin­ta­das por él y un retra­to poco cono­ci­do de The Beatles com­ple­tan esta sala.

Tam­bién mere­ce men­cio­nar­se la selec­ción de por­ta­das que reali­zó para la revis­ta Inter­view, crea­da en 1969 en Nue­va York por el perio­dis­ta bri­tá­ni­co John Wil­cock. Apo­da­da el «la bola de cris­tal de la cul­tu­ra popu­lar», mez­cla­ba con los coti­lleos con la infor­ma­ción sobre lo más gra­na­do del artis­teo de la gran man­za­na. John Nichol­son, Tom Crui­se, Syl­ves­ter Sta­llo­ne, el prín­ci­pe Alber­to de Móna­co, Dus­tin Hoff­man… son solo algu­nos de retra­tos que ela­bo­ró Warhol a par­tir de sus foto­gra­fías y que fue­ron por­ta­da del maga­zi­ne.

En el apar­ta­do de curio­si­da­des des­ta­ca el cua­dro dedi­ca­do al púgil Moha­mend Ali, que inclu­ye uno de sus cin­tu­ro­nes de cam­peón, los retra­tos de Gior­gio Arma­ni y Valen­tino (prue­ba de su inte­rés por la moda) o los home­na­jes al Keith Haring y Joan Coc­teau. En esta cate­go­ría se pue­de incluir la serie dedi­ca­da a San­ta Apo­lo­nia, una rare­za influi­da por el arte sacro.

La mues­tra, que inclu­ye un espa­cio reser­va­do para que los más peque­ños den rien­da suel­ta a su face­ta artís­ti­ca, ha sido comi­sa­ria­da por el ita­liano Edoar­do Fal­cio­ni, uno de los mayo­res exper­tos en el artis­ta nor­te­ame­ri­cano, y las obras pro­vie­nen de cin­co colec­cio­nes par­ti­cu­la­res.

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