La obra podrá verse el próximo lunes 19 de junio en el Teatro Olympia

Aunque técnicamente se pueda decir que Autobiografía de un yogui es el último espectáculo de Rafael Álvarez El Brujo, hay que matizar que es cierto, que desde entonces no ha estrenado ninguna obra nueva, pero eso no quita que la primera vez que subió a un escenario su particular homenaje al gurú Paramahansa Yoganda (India, 1893 – EEUU, 2952) fue en 2017. La obra llega a Valencia el 19 de julio (20 h.) en el teatro Olympia.
La Autobiografía de un yogui es un obra diferente en la trayectoria de El Brujo. Aunque no se puede negar que es la adaptación de un libro que han leído millones de personas de todo el mundo y que se puede considerar, de algún modo, un clásico, no es habitual que el genial actor jienense se enfrente a textos tan alejados de nuestro entorno como es el de Paramahansa Yoganda, considerado el introductor del yoga en occidente y fundador del movimiento ecuménico conocido como la sociedad Self-Realization Fellowship (SRF).
Consciente del reto que supone, el propio Álvarez advierte a sus espectadores que «¡yo sólo soy un cómico y un comediante!. En todos mis espectáculos la risa es un factor dominante, que rima con comediante, ustedes ya me conocen… y, aun así, busco siempre un instante donde el aliento se eleve hacia el dominio sagrado de la poesía. Shakespeare era también comediante pero además un poeta. Por eso es que yo invoco siempre su espíritu para que le dé alas a mis risas y las haga más transparentes. En esta ocasión lo necesitaré de una manera muy especial. Me temo que ustedes tendrán que hacer también un esfuerzo especial para acompañarme. ¿Podría yo volar sin ustedes?».
La obra es, entre otras cosas, un homenaje de El Brujo a quien considera su maestro, a través de un libro (el que da nombre al espectáculo) publicado por primera vez en 1946, y que se ha editado en más de 25 países. El autor ha condensado sus más de 700 páginas en un espectáculo de hora y cuarenta minutos dividido en dos eje: el relato autobiográfico del maestro, y sus impresiones como lector le provocan. Y todo con un clima intimista logrado a golpe de sitar (el instrumento de cuerda típico de la India), cuatro lámparas, unos pocos asientos improvisados, y un par de fotos.
Más allá del eterno debate sobre el valor de la filosofía oriental, de si Paramahansa Yoganda fue una gran pensador o otro vendedor de humo venido de la India, la obra permite disfrutar del genio de El Brujo en un registro que no es el habitual en él.