La sala Parpalló acoge sus instalaciones de terracota, zinc y barro; esculturas hasta el 10 de diciembre

Miquel Nava­ro besa una repro­duc­ción de La Pan­te­ra Rosa (ABULAILA/MuVIM).

El escul­tor Miquel Nava­rro, Pre­mio Nacio­nal de Artes Plás­ti­cas, ha levan­ta­do dos ciu­da­des en el Museu Valen­cià de la Il·lustració i de la Moder­ni­tat (MuVIM), acom­pa­ña­das de fuen­tes, alber­cas, torres e inclu­so insec­tos, para que sus visi­tan­tes pue­dan des­cu­brir un pai­sa­je urbano «meta­fí­si­co» que “podría ser Nue­va York” o cual­quier otra ciu­dad, pero que al mis­mo tiem­po tam­bién tie­ne pre­sen­te su Mis­la­ta natal o las mura­llas de la capi­tal del Turia, según infor­ma Euro­pa Press. La expo­si­ción Urba­nis­mo poé­ti­co podrá visi­tar­se has­ta el pró­xi­mo 10 de diciem­bre.

«Ten­go todas las refe­ren­cias que quie­ras, pero al final aca­bo sien­do Miquel Nava­rro», ha ase­gu­ra­do este miér­co­les el artis­ta duran­te la pre­sen­ta­ción de la expo­si­ción, com­pues­ta por cer­ca de una dece­na de obras de barro, zinc y terra­co­ta que dejan entre­ver tan­to las memo­rias de su casa fami­liar y su ciu­dad, como las influen­cias del cons­truc­ti­vis­mo ruso o el futu­ris­mo ita­liano, ha des­ta­ca­do.

La mues­tra, que se inau­gu­ra este miér­co­les y pue­de visi­tar­se has­ta el 10 de diciem­bre, inclu­ye una obra iné­di­ta (Torres incli­na­das, 2020) y otras expues­tas por pri­me­ra vez en Valèn­cia. Dis­cu­rre entre el ves­tí­bu­lo del museo y la sala Par­pa­lló, don­de se pue­de ver el pro­to­ti­po de la Pan­te­ra Rosa que se levan­ta en la valen­cia­na pla­za de Manuel San­chis Guar­ner.

«La ciu­dad es un pre­tex­to para reu­nir mis cosas, bue­nas y malas, pue­de haber fobias y encan­tos, y la ciu­dad es como un con­jun­to que reúne un cos­mos espe­cí­fi­co», des­ta­có Nava­rro duran­te la pre­sen­ta­ción, antes de aña­dir que la ciu­dad tam­bién «es como una gua­ri­da, un escon­di­te, es la pro­tec­ción, una defen­sa del exte­rior» y al mis­mo tiem­po es «como un cuer­po humano, cuyo cen­tro es el cora­zón de la ciu­dad».

Las ciu­da­des mique­lia­nas tie­nen «un ele­men­to muy evi­den­te arqueo­ló­gi­co, don­de está muy cla­ro lo que es la rui­na, el orden y el caos. La rui­na es un ele­men­to román­ti­co y, como tal, tie­ne un toque poé­ti­co muy fuer­te», comen­tó.

Para Miquel Nava­rro, la ciu­dad tam­bién «es un belén», el «pai­sa­je escul­tó­ri­co por exce­len­cia. El belén nace en Nápo­les y en Espa­ña, a tra­vés de su cone­xión con la ciu­dad, se intro­du­ce con mucha faci­li­dad. Es un pai­sa­je escul­tó­ri­co y como tal tie­ne una poe­sía tre­men­da y un ele­men­to de la tea­tra­li­dad», sub­ra­yó, antes de recor­dar los momen­tos feli­ces de su infan­cia en los que los mon­ta­ba en Navi­dad.

Nava­rro, ante una de sus ins­ta­la­cio­nes (ABULAILA/MuVIM).

Diálogo con la Valencia del siglo XVIII

Pero Nava­rro admi­tió que sus ciu­da­des «son más meta­fí­si­cas, no exis­te el hom­bre, el hom­bre es el espec­ta­dor»”. Una carac­te­rís­ti­ca que tie­ne en común su obra con la maque­ta de la Valen­cia del siglo XVIII de Padre Tos­ca que pre­si­de el hall del MuVIM y que aho­ra com­par­te espa­cio con la Ciu­dad 84–85 de Miquel Nava­rro, un monu­men­tal con­jun­to de zinc crea­do entre 1984 y 1985 al que, para la oca­sión y en un gui­ño a la capi­tal del Turia, el artis­ta le ha aña­di­do unas mura­llas.

La con­fron­ta­ción de estas pie­zas es en pala­bras de la comi­sa­ria de la mues­tra, Car­men Velas­co, «una invi­ta­ción a refle­xio­nar sobre el pasa­do, pre­sen­te y futu­ro de las ciu­da­des, las ciu­da­des que que­re­mos» y en las que «aún tene­mos mar­gen de manio­bra para corre­gir».

Tan­to el dipu­tado de Cul­tu­ra, Paco Teruel, como el direc­tor del museo, Rafael Com­pany, des­ta­ca­ron tam­bién el diá­lo­go que se esta­ble­ce en el hall del MuVIM entre la maque­ta y la ciu­dad de Miquel Nava­rro. «El movi­mien­to ilus­tra­do del s. XVIII nos abo­ca tres siglos des­pués a las ciu­da­des de Miquel Nava­rro», comen­tó Teruel, para quien las obras del escul­tor «for­man par­te del urba­nis­mo que nos envuel­ve» y se han con­ver­ti­do en un «orgu­llo colec­ti­vo de todos los valen­cia­nos».

En ese sen­ti­do, Com­pany ha aña­di­do que, si la maque­ta de Padre Tos­ca era “un pro­yec­to nece­sa­rio para que la ciu­dad se qui­sie­se más a sí mis­ma” y poner en valor la impor­tan­cia de res­pe­tar el patri­mo­nio, con la ciu­dad de Miquel Nava­rro jus­to a su lado, el MuvIM se vuel­ve “tes­ti­mo­nio de un diá­lo­go a caba­llo de los siglos y que pue­de ayu­dar con esa poe­sía a nues­tra ver­dad his­tó­ri­ca, a que los ciu­da­da­nos pue­dan refle­xio­nar mucho sobre la tras­cen­den­cia de vivir en las ciu­da­des”.

El jefe de expo­si­cio­nes del MuVIM, Ama­dor Gri­ñó, expli­có que cuan­do se empe­zó a ideas la mues­tra, la comi­sa­ria Velas­co expu­so que «la mejor for­ma de refle­xio­nar sobre las ciu­da­des a par­tir del arte era con­tar con Miquel Nava­rro».

Gri­ñó, bajo la pre­mi­sa de que «la ima­gi­na­ción es la fuen­te de toda crea­ción y el ori­gen de todos los avan­ces esté­ti­cos y cien­tí­fi­cos», resal­tó que Nava­rro es «un escul­tor y un urba­nis­ta poé­ti­co, sus ciu­da­des son todas inven­ta­das, ima­gi­na­das y cam­bian y se adap­tan don­de se ponen, como las ciu­da­des reales». Así, seña­ló que el escul­tor «inven­ta ciu­da­des como la lite­ra­tu­ra y la poe­sía, por­que la ciu­dad es nece­sa­ria como esce­na­rio de la vida y la filo­so­fía».

Un momen­to de la inau­gu­ra­ción.

«He hecho mejor Valencia»

La comi­sa­ria de la expo­si­ción recon­ció que «es muy difí­cil arti­cu­lar un dis­cur­so nove­so­do sobre un artis­ta que ha expues­to tan­to y tan bien y en los prin­ci­pa­les museos del mun­do». Ade­más, des­ta­có que su obra y su nom­bre son reco­no­ci­bles por los valen­cia­nos acos­tum­bra­dos a ver en Valen­cia su Pan­te­ra rosa y Paro­tet, algo que no pue­de decir­se de muchos escul­to­res.

«Nava­rro es un escul­tor, cera­mis­ta, pin­tor, dibu­jan­te, esce­nó­gra­fo y crea­dor audio­vi­sual. Enca­ra una madu­rez con inte­li­gen­cia, sin renun­ciar a sus orí­ge­nes. Ha hecho mejor Valen­cia, más escul­tó­ri­ca, y ha dota­do a la ciu­dad de per­so­na­li­dad. Es uno de los mejo­res escul­to­res de la actua­li­dad», ase­gu­ró Velas­co.

La comi­sa­ria recor­dó que el pro­yec­to de esta expo­si­ción nació en la ante­rior legis­la­tu­ra y agrde­ció a las dos admi­nis­tra­cio­nes que hayan «deja­do hacer: “Lo que nece­si­tan todos los pro­fe­sio­na­les es que no se les pon­gan obs­tácu­los para desa­rro­llar su tarea, los pro­fe­sio­na­les de la cul­tu­ra no son dife­ren­tes».

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