La oferta incluye «Ramona y Cajal. El secreto del Museu», destinada a público familiar, el único musical científico de España

El «Bos­que Ani­ma­do» del Museo de les Cièn­cies.

Este verano toca visi­tar el Museu de les Cièn­cies. Por eso, os deja­mos algu­nas de las mejo­res pro­pues­tas. Un con­se­jo, antes de entrar, lo pri­me­ro es pro­bar los Arcos Comu­ni­can­tes. Aquí los visi­tan­tes pue­den com­pro­bar cómo fun­cio­nan las ondas de soni­do a tra­vés de las estruc­tu­ras de los arcos ubi­ca­dos en los acce­sos al pro­pio edi­fi­cio. 

La plan­ta baja, de libre acce­so, es cono­ci­da como Calle Menor. Hay zonas de des­can­so, están las  taqui­llas y diver­sos ser­vi­cios de aten­ción al públi­co, una cafe­te­ría con vis­tas e inclu­so expo­si­cio­nes gra­tui­tas como ape­ri­ti­vo cien­tí­fi­co. 

Aun­que lo mejor se encuen­tra en el inte­rior del Museu don­de el públi­co pue­de explo­rar otros mun­dos, cono­cer el cuer­po humano, asis­tir a un musi­cal cien­tí­fi­co e inclu­so via­jar a la Esta­ción Espa­cial Inter­na­cio­nal… en un simu­la­dor, eso sí. 

Toda una aven­tu­ra inter­ac­ti­va que comien­za en la pri­me­ra plan­ta con el Tea­tro de la Cien­cia: En esta ins­ta­la­ción el públi­co pue­de asis­tir a dos espec­tácu­los,  Ramo­na y Cajal. El secre­to del Museo y Alto Vol­ta­je;  ambos están inclui­dos en la entra­da del Museu de les Cièn­cies.

Ramo­na y Cajal. El secre­to del Museu, el úni­co musi­cal cien­tí­fi­co de Espa­ña, es una diver­ti­da repre­sen­ta­ción musi­cal des­ti­na­da a públi­co fami­liar. Dos jóve­nes, Ramo­na y Cajal, vivi­rán una noche de aven­tu­ras en el Museu de les Cièn­cies mien­tras bus­can un secre­to ocul­to en su inte­rior.

En el espec­tácu­lo Alto vol­ta­je hay ani­llos sal­ta­ri­nes, arcos eléc­tri­cos que sur­can el espa­cio, o tubos de neón que se encien­den al tocar sus extre­mos,  expe­rien­cias que ponen lite­ral­men­te los pelos de pun­ta. Otro de los ins­tru­men­tos más lla­ma­ti­vos es la Bobi­na de Tes­la, un trans­for­ma­dor con efec­tos espec­ta­cu­la­res, como los rayos que pro­du­ce de más de un metro.

Las fami­lias cuen­tan con un lugar muy espe­cial en el Museu: l’Espai dels Xiquets, para el públi­co infan­til, de 3 a 8 años, que jue­gan y expe­ri­men­tan con los sen­ti­dos, el agua y los ani­ma­les e inclu­so cons­tru­yen una casa inaca­ba­da. Tam­bién pue­den ver cómo sus dibu­jos cobran vida: eli­gen y colo­rean un ani­mal, lo lle­van al escá­ner y pasan a for­mar par­te de El Bos­que Ani­ma­do en una pan­ta­lla de pro­yec­ción. 

La 2ª plan­ta del Museu está dedi­ca­da a la vida de gran­des genios de la cien­cia. En el Lega­do de la Cien­cia se reco­rre la obra de tres cien­tí­fi­cos galar­do­na­dos con el Pre­mio Nobel: Ramón y Cajal, Seve­ro Ochoa y Jean Daus­set. El pro­fe­sor San­tia­go Gri­so­lía tie­ne tam­bién con su pro­pia expo­si­ción. 

Cubo de gra­ve­dad cero.

Espacio Exterior

Segui­mos en la 3ª plan­ta: Las mues­tras Gra­ve­dad Cero y Mar­te. La con­quis­ta de un sue­ño invi­tan a explo­rar el cos­mos y soñar con otros mun­dos. Tam­bién es posi­ble pasear por un Bos­que de Cro­mo­so­mas lleno de jue­gos inter­ac­ti­vos

En Gra­ve­dad Cero hay pie­zas ori­gi­na­les del famo­so teles­co­pio Hub­ble, espec­ta­cu­la­res imá­ge­nes del espa­cio en movi­mien­to y el simu­la­dor para sen­tir­se como un astro­nau­ta en la Esta­ción Espa­cial Inter­na­cio­nal. Se com­ple­men­ta con módu­los inter­ac­ti­vos que expli­can fenó­me­nos  sobre astro­no­mía y una mues­tra de los prin­ci­pa­les tra­ba­jos rea­li­za­dos por la Agen­cia Espa­cial Euro­pea (ESA). Inclu­so se expo­ne un tra­je de astro­nau­ta que per­te­ne­ció a Pedro Duque

Mar­te. La con­quis­ta de un sue­ño ofre­ce una visión de todas las pers­pec­ti­vas del pla­ne­ta, tan­to des­de el pun­to de vis­ta cien­tí­fi­co como cul­tu­ral e his­tó­ri­co, ade­más de un reco­rri­do por los dife­ren­tes hitos en la carre­ra espa­cial hacia Mar­te. El visi­tan­te, a tra­vés de módu­los inter­ac­ti­vos, cono­ce datos curio­sos sobre el pla­ne­ta rojo, su influen­cia en el ima­gi­na­rio colec­ti­vo o cómo ha sido su repre­sen­ta­ción en la cul­tu­ra. Entre las pie­zas expues­tas, hay un autén­ti­co meteo­ri­to de ori­gen mar­ciano.

En el Bos­que de Cros­mo­mo­sas se explo­ran los 23 pares de cro­mo­so­mas que se encuen­tran en el inte­rior de las célu­las huma­nas. Pasean­do por la mues­tra el públi­co obser­va maque­tas de las cro­má­ti­das de más de 10 metros de altu­ra, des­cu­bre cuán­ta agua for­ma par­te del cuer­po humano, qué es lo que nos per­mi­te escu­char, cómo apren­de­mos, dón­de va la san­gre cuan­do sale del cora­zón o qué es el inge­nio. En más de cien jue­gos inter­ac­ti­vos don­de se pue­de pro­bar los metros que sal­tas, cuán­to tiem­po man­te­ne­mos el equi­li­brio o la poten­cia mus­cu­lar de cada uno. 

Los arcos comu­ni­can­tes del Museu de les Cièn­cies.

Hemisfèric y el Jardín de Astronomía

Sumer­gir­se bajo las olas, via­jar a los orí­ge­nes del uni­ver­so, vivir una aven­tu­ra en el Ama­zo­nas o sor­pren­der­se con increí­bles mons­truos pre­his­tó­ri­cos

Solo hay un lugar don­de se pue­de hacer todo: la sala de pro­yec­cio­nes del Hemis­fè­ric. Com­ple­tar la visi­ta a la Ciu­tat de les Arts i les Cièn­cies con una pelí­cu­la en la mayor sala IMAX de Espa­ña es la mejor mane­ra de cele­brar este año su 25 ani­ver­sa­rio. 

Otra de las expo­si­cio­nes que no debe per­der­se el visi­tan­te, es el Jar­dín de Astro­no­mía. De libre acce­so, ubi­ca­do en el Umbra­cle, reúne un con­jun­to de ins­tru­men­tos de obser­va­ción y módu­los para com­pren­der algu­nos con­cep­tos bási­cos como el movi­mien­to apa­ren­te de los astros, la dife­ren­cia entre hora solar y hora civil o entre lon­gi­tud y lati­tud, cuán­do se pro­du­cen los sols­ti­cios y los equi­noc­cios o qué es la decli­na­ción solar. 

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