La banda sueca, que no publicaba una nueva referencia desde 2010, actuará el miércoles 29 de mayo en la Sala Canal (20:30 h.)
Hace ya catorce años que no sacaban un nuevo trabajo, de ahí que la presencia en Valencia de la banda sueca The Hellacopters tenga un plus. Los de Nicke Andersson se subirán el miércoles 29 (29:30 h.) al escenario de la Sala Canals para presentar su último trabajo, Eyes of Oblivion (Nuclear Blast, 2022). El bolo costará 40 euros (35 anticipada) y contará con la presencia, en calidad de teloneros, de los italianos The Peawees.
Suecia a principios de los 90 no era exactamente sol y pop chicle. En el norte de Europa ardían iglesias a ritmo de death metal. Ese fue el ambiente en el que se dieron a conocer grupos como Entombed, del que destacaba su batería Nicke Andersson. Pero debajo de los gruñidos del death metal, se gestaba una melodía diferente. En 1994, Andersson sorprendió a todos al crear un proyecto paralelo: The Hellacopters.
Este no era simplemente el suave proyecto paralelo de otro metalero. Los Hellacopters fueron una auténtica explosión de garage rock. Dregen, compañero de banda de Andersson en Entombed, cambió sus seis cuerdas por riffs que rezumaban punk de los 70 y arrogancia del rock clásico. El amigo de la infancia Kenny Håkansson tocaba el bajo y Robert Eriksson, otro alumno de Entombed, tocaba los parches. Era crudo, ruidoso y el público, ávido de un descanso de la monotonía del metal, lo disfrutó.
Su debut en 1996, Supershitty to the Max!, fue un puñetazo de ganchos pegadizos y rock and roll puro. Fue la tormenta perfecta: un potente cóctel de energía juvenil y reverencia retro. El álbum no sólo fue aclamado por la crítica; les valió un Grammy sueco, el premio nacional de música.
Justo cuando las cosas se estaban calentando, con un codiciado puesto de apertura de Kiss en el horizonte, The Hellacopters agregaron otra arma secreta: Anders Lindström, también conocido como Boba Fett, en teclados y percusión. Esta incorporación a tiempo parcial aportó un toque de condimento sónico a su ya potente bebida.
En 1998, Payin’ the Dues consolidó su lugar como realeza del garage rock. Pero el destino, o tal vez simplemente los dioses del rock and roll, les lanzó una bola curva. Dregen, dividido entre dos amores musicales, decidió volver a centrarse en Backyard Babies.
Tensiones internas
Sin inmutarse, los Hellacopters no perdieron el ritmo. Robban Rock llenó el puesto vacante de guitarra, y álbumes como Grande Rock (1999) y High Visibility (2001) mantuvieron encendida la llama del rock and roll. Sus videos musicales, infundidos con una saludable dosis de humor irónico, se convirtieron en otro de los favoritos de los fanáticos.
Pero ni siquiera las bandas más fuertes pueden escapar de las tensiones internas y de los cantos de sirena de los proyectos individuales. En 2008, The Hellacopters decidieron dejarlo. Sin embargo, su influencia en el rock sueco, junto con sus compañeros revivalistas del garage rock The Hives, sigue siendo innegable.
Luego, en 2016, un temblor recorrió el mundo del rock and roll: los Hellacopters estaban de regreso. Reunidos y listos para armar un infierno (juego de palabras), continuaron de gira y recordaron a todos por qué fueron, y siguen siendo, una de las bandas más electrizantes que jamás haya subido a un escenario. Los Hellacopters pueden haber surgido de las profundidades del death metal, pero se elevaron con las alas del rock and roll puro y sin adulterar.
Comparte esta publicación
Suscríbete a nuestro boletín
Recibe toda la actualidad en cultura y ocio, de la ciudad de Valencia