El tiempo arrebatado

El tiem­po arre­ba­ta­do

La obra subirá al escenario de Espacio Inestable del 17 al 19 de febrero

Una esce­na de «El tiem­po arre­ba­ta­do».

A pesar de que en la actua­li­dad hay una gran ofer­ta de tea­tro infan­til, se per­ci­be una cla­mo­ro­sa ausen­cia de tex­tos dra­má­ti­cos orien­ta­dos a la ado­les­cen­cia. De ahí que Hon­ga­re­sa de Tea­tre pusie­ra en mar­cha en 2021 un Labo­ra­to­rio Escé­ni­co para jóve­nes. Los ocho que par­ti­ci­pa­ron en su segun­do año de fun­cio­na­mien­to han desa­rro­lla­do una obra con­jun­ta bajo la coor­di­na­ción del dra­ma­tur­go y direc­tor Paco Zar­zo­so y Wan­da Bellan­za como ayu­dan­te de crea­ción. Se titu­la El tiem­po arre­ba­ta­do y del 17 al 19 febre­ro está pro­gra­ma­da en Espa­cio Ines­ta­ble.

La pie­za, desa­rro­lla­da gra­cias a la cola­bo­ra­ción del Casal Jove de Port de Sagunt y el Cen­tre Tea­tral Esca­lan­te, es un espec­tácu­lo que hace tan­gi­ble un encuen­tro emo­cio­nal e ideo­ló­gi­co de jóve­nes y ancia­nos de ambos sexos. «Los auto­res e intér­pre­tes han teni­do poca rela­ción con sus abue­los bio­ló­gi­cos para este pro­ce­so, pero los encuen­tros con algu­nas de las per­so­nas mayo­res que han cola­bo­ra­do en el labo­ra­to­rio fue­ron muy fér­ti­les», expli­có Zar­zo­so, que ejer­ce de direc­tor del mon­ta­je.

El tiem­po arre­ba­ta­do reve­la nexos invi­si­bles inter­ge­ne­ra­cio­na­les y trans­ver­sa­les, como la coin­ci­den­cia de que sean dos eda­des no obli­ga­das a ser tan pro­duc­ti­vas, por lo que prio­ri­zan aspec­tos más esen­cia­les de la vida. «En el caso con­cre­to de los dos gru­pos con los que hemos tra­ba­ja­do, ambos tie­nen en común una cier­ta desa­zón, que en el caso de los mayo­res remi­ten a su juven­tud y en el de los jóve­nes, a su pre­sen­te. Nues­tros abue­los vivie­ron la pos­gue­rra y nues­tros jóve­nes per­te­ne­cen a una de las gene­ra­cio­nes más mal­tra­ta­das des­de el pun­to de vis­ta social, con pre­ca­rie­dad labo­ral y pavor al futu­ro. Es como si la vida les pusie­ra a ambos palos en las rue­das de la espe­ran­za», se lamen­ta el coor­di­na­dor dra­ma­túr­gi­co.

Las pro­ta­go­nis­tas de «El tiem­po arre­ba­ta­do».

Valientes y polifónicos

Los jóve­nes que pro­ta­go­ni­zan esta pie­za tea­tral son Mel.lina Alga­rra, Daniel Caza­cu, Rubén Ferri, Ire­ne Gallar­do, Cris­ti­na López, Lula Here­dia, Lore­na Pérez y Yas­mi­na Sanz, que han aca­ba­do sus estu­dios o están toda­vía for­mán­do­se en dife­ren­tes escue­las, como la ESAD, la Escue­la del Actor y la Off. «Todos ellos sien­ten un deseo pode­ro­so de cam­biar, de jugár­se­la… Están rabio­sos, pero tam­bién están lle­nos de vida, y sus escri­tos son valien­tes, poli­fó­ni­cos, en los que pasan de lo pro­sai­co a lo poé­ti­co con toda natu­ra­li­dad», ala­ba Zar­zo­so.

Los ocho actúan como por­ta­vo­ces de las dolen­cias socia­les y vita­les de sus coe­tá­neos, al mis­mo tiem­po que dibu­jan lazos con dos gene­ra­cio­nes atrás, pre­sen­tes en esce­na a par­tir de tes­ti­mo­nios audio­vi­sua­les. La obra reco­ge las voces de Pura Moya, Mapi Rol­dán, Vito­ri­na Gutié­rrez, Con­sue­lo Pala­cios y Rosa Graells, que par­ti­ci­pan en el espec­tácu­lo apos­tan­do su visión del mun­do, des­de aque­llos años en que eran tam­bién unos jóve­nes en una reali­dad tan dife­ren­te a la actual. No obs­tan­te, los años de dife­ren­cia, en su ado­les­cen­cia y vein­te­na tam­bién estu­vie­ron mar­ca­do por pro­ble­mas y expec­ta­ti­vas de futu­ro sin­gu­la­res que en la fun­ción ayu­dan a tra­zar puen­tes entre el pasa­do, el pre­sen­te y los futu­ros.

Hay heri­das que son comu­nes para todos, como el amor, la muer­te y la vida, tra­ba­ja­das en el labo­ra­to­rio a par­tir del poe­ma de Miguel Her­nán­dez Eran tres heri­das. Lo que varía son las par­ti­cu­la­ri­da­des de estas roza­du­ras. El tiem­po arre­ba­ta­do, inda­ga tan­to en lo oscu­ro como en lo lumi­no­so de cada épo­ca des­de la com­ple­ji­dad. «El obje­ti­vo era no caer en el mani­queís­mo, sin decir que cual­quier tiem­po pasa­do fue mejor ni idea­li­zar el pro­gre­so y los avan­ces de la actua­li­dad», deta­lla el cofun­da­dor de Hon­ga­re­sa de Tea­tre.

Así, la pie­za plas­ma tan­to la repre­sión sexual y la situa­ción des­fa­vo­ra­ble de la mujer en los tiem­pos de pos­gue­rra, como la degra­da­ción y la des­hu­ma­ni­za­ción en la con­vi­ven­cia que vive la gene­ra­ción cen­te­nial.

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