
Miguel Delibes escribió en 1966 Cinco horas con Mario, la conversación de una mujer con su esposo muerto. En 1991 el escritor invertiría los papeles en Señora de rojo sobre fondo gris para presentarnos el diálogo imaginado por un hombre con su esposa fallecida. La escritura de esta segunda novela le nació de su propio dolor porque detrás de los personajes ficticios se escondía su propia experiencia y la prematura e inesperada muerte de su esposa, Ángeles de Castro, a los 48 años. De hecho, el título de la novela coincidía con el del cuadro que el pintor Eduardo García Benito realizó a su mujer poco antes de su muerte. Un cuadro que Delibes siempre tuvo colgado en su despacho.
José Samano trae ahora al Teatro Olympia la adaptación teatral de Señora de rojo sobre fondo rojo, que se estrena el próximo miércoles 22. Samano es un buen conocedor de la obra de Delibes. Suyas fueron las propuestas de Cinco horas con Mario, estrenada hace más de cuarenta años pero que una soberbia Lola Herrera todavía sigue paseando por los escenarios, y Las guerras de nuestros antepasados. El proyecto de Señora de rojo sobre fondo gris comenzó a gestarse en 2008 cuando el dramaturgo y Delibes trabajaron en una primera versión que, sin embargo, no llegó a concretarse primero por la enfermedad del novelista y finalmente por su fallecimiento en marzo de 2010.
Durante todo este tiempo el proyecto quedó en el cajón hasta que en diciembre de 2017 recibió un nuevo impulso con la implicación de José Sacristán. El veterano actor ya había colaborado en 1989 con Delibes y Samano en Las guerras de nuestros antepasados, un éxito rotundo que estuvo toda una temporada en el Teatro de Bellas Artes de Madrid y más de dos años de gira. Sacristan ha colaborado en la adaptación del texto en la que junto a Samano también ha participado la joven escritora y actriz Inés Camiña.
El resultado es la historia de Nicolás, el personaje que interpreta Sacristán, su recuerdo de la felicidad vivida con su esposa, la inesperada enfermedad de esta y el dolor por la ausencia definitiva. Todo con el trasfondo de los últimos años del franquismo. Una obra mágnífica, hecha a la medida de un José Sacristan soberbio en la interpretación y que, con sesenta años de carrera actoral, no descarta que pueda ser la “culminación de una aventura de trabajo y de vida”.