Un centenar largo de artículos del novelista Vicente Muñoz Puelles (Valencia, 1948) reúne La calle de las Comedias (Institució Alfons el Magnànim, 2023), un volumen de 374 páginas ordenado y prologado por el propio autor.

La calle de las Comedias.
La gran mayoría de estos artículos –sobre temas diversos: Supercherías, Libros y letras, Espejismos, Cinefilia, Erotismo, Valencia, la bien amada…- se publicaron en El País. Comunidad Valenciana y en Levante-EMV. Posdata, desde 1990 al año 2008. Dos de ellos vieron la luz –es una forma clásica de decirlo- en la revista Jot Down. Cultural Magazine (ambos, en 2011).
La cubierta del libro, diseñada por Juanjo Gil, es una fotografía en la que vemos a Almudena Grandes, Pilar Pedraza, Muñoz Puelles, Beatriz de Moura, Antoni Marí y Jorge Wagensberg. Radiantes, disfrutan en la fiesta del 20 cumpleaños (1989) de la editorial Tusquets.
Mi primera opción para titular este artículo en Valencia City fue la de Vicente Muñoz Puelles: nosotros, que fuimos tan guapos y no lo sabíamos. Descarté esa tentación porque así, de primeras, algunos lectores podrían creer que lo de ‘fuimos tan guapos…’ eran palabras del propio Muñoz Puelles, cuando en realidad se trata de una especulación de este cronista. Especulación o más bien convicción. No sé si Vicente era consciente, hace treinta y tantos años, cuando él tenía 41 en la citada portada de La calle de las Comedias, de su belleza hollywoodiense.
No me ciega la amistad si digo que en esa imagen encuentro más guapo a Muñoz Puelles que a Robert Redford, Montgomery Clift o Robert Taylor en sus momentos de esplendor. ¿Vicente lo sabía, era consciente de ello? Creo que no. Es un hombre nada presuntuoso, más bien tímido (así lo veo yo) y quizá dado a tener, en el terreno físico, injustificados complejos menores.

Las desventuras de un escritor en provincias (2003).
A mí me pasó algo parecido. A mis 20, 30, incluso a los 40 años, tuve fama de ‘guapo’. Me piropeaban a menudo. Yo no me lo creía. ‘Me lo dicen porque me aprecian’, elucubraba. Ahora, cuando veo fotos mías de 1968–1990, lo acepto: sí, fui guapo, aunque los ¿injustificados? complejos menores minaban mi seguridad. Pormenores de la vida.
A veces pienso en mis amigas que han sido –y son- muy guapas y que tal vez siguen sin estar convencidas de esa realidad. Pienso en la fotógrafa Victoria García Pérez, a la que me refiero a veces como ‘la Monica Vitti valenciana’. Pienso también en Mar Monsoriu, profesora experta en tecnología, cuya sonrisa feliz me recuerda a la de Piper Laurie en la película Su Alteza el ladrón (Rudolph Maté, 1951). Y pienso asimismo en la pintora Elena Negueroles, que tantas veces me ha recordado a Candice Bergen. Vamos a dejarlo en este enunciado amistoso: Vicente, Victoria, Mar, Elena y yo fuimos y seguimos siendo guapos… pero nos empeñamos en no darnos por enterados.
Retorno al libro La calle de las Comedias. Reproduzco frases de los artículos de Muñoz Puelles, escritor preciso y sugestivo, con una gran curiosidad por casi todo: “De niño, el poder de los adultos me abrumaba. Creía que con una simple mirada eran capaces de adivinar mis pensamientos más íntimos, y me recluía para no exponerme” (Introducción).
“La apertura de la Feria del Libro incita a hilvanar algunas reflexiones sobre la gozosa miseria de la literatura” (Un mundo sin libros’ (El País. Comunidad Valenciana, 1992).
“A menudo, los niños especulan sobre la configuración de los genitales adultos, en particular sobre los del sexo complementario” (La Venus Hotentote. Levante-EMV, Posdata, 1999).
“Salvo los erotómanos de pro, pocos conocen la existencia de un libro singular que, a imitación de un libro Guiness, contiene todos los récords imaginables, en este caso sexuales. Se trata del Simons’ Book of World Sexual Records, es decir el Libro Simons de los récords sexuales del mundo. En la edición de que dispongo, la de 1976, aparecen datos tan curiosos como los referentes a la eyaculación más copiosa, la vagina más capaz, los orgasmos más prolongados…” (Palabras de Eros, Jot Down. Cultural Magazine, junio 2011).
“Aunque el bigote de Charlot era postizo, estaba tan arraigado en su imagen de vagabundo, con el sombrero hongo, el bastón de caña y los zapatos desmesurados, que cuando se lo quitaba podía pasear tranquilamente por Hollywood sin que nadie lo reconociera” (El bigote de Chaplin, Levante-EMT, Posdata, 2009).

El cráneo de Goya (2004).
Insisto en mi afirmación: (casi) nada le es ajeno a Vicente Muñoz Puelles. Su interés real por las cosas es un rasgo de su carácter y de su formación intelectual. Por eso resulta tan ameno todo lo que escribe. Es también un gran currante y tiene muchas cosas que contar. Sus obras son numerosas, cito algunas de ellas: Los amantes de la niebla, 2002; Las desventuras de un escritor en provincias, 2003; El cráneo de Goya, 2004 (novelas); Sherlock Holmes y yo, 2021; El deseo de ser leído, 2022 (libros de relatos); El joven Gulliver, 2011; El último manuscrito de Blasco Ibáñez, 2017 (literatura infantil y juvenil); Egipto y el río Nilo (2021); Berlanguiana, 2020 (ensayos)… Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1999 por Óscar y el león de correos.
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