Juan-Carlos-Vizcaino

Juan-Car­los-Viz­caino

Desde su primera niñez, Juan Carlos Vizcaíno ama las Fallas y Les Fogueres, fiesta en la que es una autoridad como historiador y organizador. Son dos amores correspondidos a los que en los últimos años casi parece ganarles su creciente pasión por las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Todos los años, cuando llegan las jornadas falleras, viaja desde Alicante a Valencia, pernocta en un piso familiar y durante dos días ve todos los monumentos falleros que puede, con rutas bien planificadas. Cien, ciento cincuenta, doscientas Fallas. De todas las categorías. Juan Carlos toma notas, hace fotografías, observa y valora. Anda y anda. Hace decenas de kilómetros. Y se cansa. Pero no da importancia a sus fatigas físicas.

Más de 40 sepa­ran esa foto de la siguien­te. Aquí, en 1979, delan­te de la falla infan­til Mayor-Morai­­ra, con 13 años recién cum­pli­dos.

Juan Car­los Viz­caíno (Ali­can­te, 1966) hace esas dos rutas urba­nas total­men­te a pie, sin ayu­da del coche. El 16 de mar­zo se patea el cen­tro y el día 17 reco­rre el Dis­tri­to Marí­ti­mo, yen­do hacia el cen­tro y hacia otras zonas que el día ante­rior se le habían que­da­do al mar­gen. El día 18 regre­sa a Ali­can­te con la pasión cum­pli­da.

El ori­gen del ena­mo­ra­mien­to falle­ro de Juan Car­los Viz­caíno se remon­ta a la infan­cia. «Des­de que ten­go uso de razón me han fas­ci­na­do los colo­res, los volú­me­nes y la fan­ta­sía que des­pren­de al arte efí­me­ro valen­ciano —fallas y hogue­ras—. Jun­to a ello me fas­ci­na la músi­ca de nues­tras ban­das de músi­ca», afir­ma Juan Car­los.

«En cam­bio, la pól­vo­ra siem­pre me ha pro­du­ci­do un enor­me res­pe­to. Es curio­so que sea tan fes­te­ro, cuan­do mi redu­ci­da fami­lia nun­ca lo fue, inclu­so era abier­ta­men­te refrac­ta­ria a nues­tras fies­tas del fue­go». La ima­gen más anti­gua que recuer­da de Les Fogue­res se remon­ta «a los pri­me­ros años seten­ta, en mi Ali­can­te natal, y de las Fallas a las del año 1974». Des­de enton­ces nun­ca ha fal­ta­do a la cita de mar­zo, con los monu­men­tos falle­ros ya plan­ta­dos en Valen­cia ciu­dad.

Otra de las gran­des pasio­nes de Juan Car­los Viz­caíno es el cine. Fir­ma habi­tual de la pres­ti­gio­sa revis­ta Diri­gi­do por…, sus comen­ta­rios siem­pre son cer­te­ros, cla­ri­fi­ca­do­res y eru­di­tos. En el núme­ro de este mes de mar­zo publi­ca un mag­ní­fi­co artícu­lo sobre Dou­glas Sirk, el gran esti­lis­ta ale­mán del melo­dra­ma en el Holly­wood de los años 50 del siglo pasa­do. ¿Viz­caíno cree en las posi­bi­li­da­des cine­ma­to­grá­fi­cas de las Fallas? «Por supues­to», dice. «Esa mez­cla bufo­nes­ca, esa posi­bi­li­dad de un surrea­lis­mo colo­ris­ta, ese pega­di­zo fon­do sono­ro de nues­tra músi­ca, la fuer­za visual del estam­pi­do de las tra­cas, del fue­go de la cre­mà, la pasión de falle­ros y fogue­rers en su impli­ca­ción fes­te­ra… Son ele­men­tos que podrían haber gene­ra­do valio­sas fic­cio­nes con­cre­tas o, en su defec­to, ser­vir como fon­do argu­men­tal para atrac­ti­vas come­dias».  

¿Se ha roda­do ya la gran pelí­cu­la sobre las Fallas? «¡Rotun­da­men­te no!», excla­ma Juan Car­los. «Es cier­to que direc­to­res tan repu­tados como Char­les Crich­ton o Bla­ke Edwards han roda­do lar­go­me­tra­jes con secuen­cias ambien­ta­das en las Fallas de Valen­cia. Pero nos encon­tra­mos ante un con­tex­to total­men­te des­apro­ve­cha­do. Por el con­tra­rio, en la obra de Luís Gar­cía Ber­lan­ga se detec­ta una mira­da cla­ra­men­te falle­ra en sus come­dias cora­les, no en vano cabe seña­lar que el tío de Ber­lan­ga fue el tan caris­má­ti­co como hoy lamen­ta­ble­men­te olvi­da­do Luís Mar­tí Ale­gre, que en la pri­me­ra mitad de los años 40 fue el pre­si­den­te de una Jun­ta Cen­tral Falle­ra que revi­ta­li­zó el fes­te­jo en la pos­gue­rra. Por otro lado, no soy el pri­me­ro en seña­lar que en par­te de la obra del ita­liano Fede­ri­co Felli­ni —sobre todo en sus pelí­cu­las a par­tir de fina­les de los 60, siem­pre en color— se des­ti­la un fuer­te com­po­nen­te bufo­nes­co muy meri­dio­nal, muy medi­te­rrá­neo y, por tan­to, muy falle­ro».

Juan Carlos Vizcañino en las fallas de Valencia.

Viz­caíno, en la plan­tà de la falla Anti­ga de Cam­pa­nar, en las insó­li­tas fallas de sep­tiem­bre de 2021.

En Les Fogue­res, Juan Car­los Viz­caíno debu­tó en la comi­sión de Pla­za de Gabriel Miró en 1986 gra­cias a la gen­ti­le­za del des­apa­re­ci­do José Ángel Gui­rao. «Casi de inme­dia­to me vin­cu­lé a la anda­du­ra de Andrés Llo­rens y en octu­bre de 1989, con ape­nas 23 años, me incor­po­ré a la enton­ces Comi­sión Ges­to­ra en la segun­da legis­la­tu­ra de Con­ra­do Alba­la­de­jo». Años des­pués regre­só a dicho órgano rec­tor cuan­do la pre­si­dió Llo­rens, «a quien acom­pa­ñé igual­men­te como ase­sor de Fies­tas entre 2000 y 2007, y pos­te­rior­men­te en 2014 y 2015, cuan­do Llo­rens ocu­pó la con­ce­ja­lía de Fies­tas del Ayun­ta­mien­to de Ali­can­te».

Posee­dor des­de 2014 del Emble­ma de Oro y Bri­llan­tes (y del Bun­yol d’Or de las Fallas de Valen­cia des­de 1991), la labor teó­ri­ca de Juan Car­los se ha carac­te­ri­za­do por la apues­ta por nues­tra ver­tien­te cul­tu­ral, aus­pi­cian­do diver­sos libros sobre Les fogue­res, diri­gien­do dece­nas de publi­ca­cio­nes y escri­bien­do más de dos­cien­tos tra­ba­jos de inves­ti­ga­ción en torno a su pasa­do, exten­dien­do esta inquie­tud al entorno de las Fallas de Valen­cia y a las fies­tas de Moros y Cris­tia­nos de Ville­na, don­de es com­po­nen­te de la Com­par­sa de Labra­do­res. En las fies­tas de Ville­na, Juan Car­los es feliz.

En su face­ta orga­ni­za­ti­va, se  encuen­tra «espe­cial­men­te orgu­llo­so de dos logros con­cre­tos; haber crea­do en 1997 el cer­ta­men de Ninots de Carrer, y res­pon­sa­bi­li­zar­me de la crea­ción del Museo de Hogue­ras en 2003», ase­gu­ra con legí­ti­ma satis­fac­ción.

Cuan­do den­tro de unos días Juan Car­los ven­ga a Valen­cia, le acom­pa­ña­ré duran­te un par de horas para ver fallas y hablar un poco de cine (José María For­qué, Car­los Sau­ra, Rodri­go Soro­go­yen, la deca­den­cia de los Oscar…). Creo que podre­mos com­pa­gi­nar ambas cosas.


LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí

 

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

Duran­te los dos últi­mos años, el perio­dis­ta cul­tu­ral Rafa Marí ha veni­do publi­can­do en este espa­cio de Valen­cia City sus cró­ni­cas sobre cine, pri­me­ro como Dia­rio de un ciné­fi­lo, y pos­te­rior­men­te bajo el títu­lo Des­de el sillón de mi casa… en Mis­la­ta. Han sido dos años de diver­ti­das y ori­gi­na­les digre­sio­nes sobre su gran pasión, el cine, pero aho­ra toca explo­rar nue­vos terri­to­rios, reno­var una fruc­tí­fe­ra cola­bo­ra­ción, una colum­na abier­ta.

En aje­drez, otra de las inte­li­gen­tes acti­vi­da­des de Rafa Marí, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes; en el perio­dis­mo, una colum­na abier­ta es una colum­na don­de pue­de refle­xio­nar­se sobre el pre­cio de las cosas, la alta coci­na, un libro, una pelí­cu­la o los amo­res de Isa­bel Pan­to­ja.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 se incor­po­ró a la redac­ción de Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te ejer­ce su acti­vis­mo como gran comen­ta­ris­ta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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