Juan Lagardera, editor de Valencia City, y yo nos conocemos desde hace más de cuarenta años sin que ni él ni yo nos hayamos mostrado en todo ese tiempo especialmente obsequiosos el uno con el otro. No, lo esencial entre nosotros no eran ‘las mutuas atenciones’, sino el afecto, la complicidad y la claridad, tres resistentes columnas que han mantenido en pie el edificio de una sólida amistad a lo largo de esas cuatro décadas y pico. También ha contribuido a esa reconfortante relación el hecho de que Juan y yo hemos trabajado juntos en Noticias al Día, Las Provincias, Levante-EMV, Ruzafa Show y, ahora, Valencia City. Eso une mucho.

Todo sigue en orden. Ayer martes el cartero llamó a la puerta de mi casa de Mislata: me traía un magnífico regalo de Lagardera. Un inesperado y fraternal tributo que me emocionó. El libro se titula Life and work of Luchino Visconti, editado en inglés en las últimas décadas del pasado siglo por Cinecittà International, entidad que presidió Gillo Pontecorvo (Roma, 1919-2006), director de La batalla de Árgel (1966), Queimada (1969) y Operación Ogro (1979), entre otras célebres películas.
¿Qué motivaba este regalo de Lagardera? Seguramente es por todo, o por nada en concreto. Este volumen de tapas duras y gran formato sobre la vida y la carrera de Visconti no es exactamente un libro, es en realidad una joya de papel con 224 páginas, centenares de fotos —muchas de ellas inéditas— e informaciones sobre películas, montajes teatrales, repartos, intrahistorias, anécdotas, críticas italianas e internacionales… Ya no hay cineastas como Luchino Visconti (Milán, 1906-Roma, 1976), una personalidad única e irrepetible.
Life and work of Luchino Visconti nos ofrece imágenes —infancia, familia, rodajes, proyectos— en las que vemos a Orson Welles, Marlon Brando, Marcello Mastroianni, Fellini… También fotos, datos y repartos de todas sus películas, desde su film inicial Obsesión (1943), a su último trabajo cinematográfico, El inocente (1976), con especial atención gráfica a dos de sus excepcionales obras maestras (Rocco y sus hermanos 1960, y El Gatopardo (1963). Perdone el lector que no incluya en esta selección mía a Muerte en Venecia (1971) –doce páginas de texto y varias fotos en color–, quizá la película más famosa de Visconti pero a la que este cronista le tiene ojeriza.
«Este volumen de tapas duras y gran formato sobre la vida y la carrera de Visconti no es exactamente un libro, es en realidad una joya de papel con 224 páginas»
El libro recorre asimismo, decíamos antes, la trayectoria teatral de Visconti, con todos sus prestigiosos montajes, entre otros Los padres terribles (Jean Cocteau, 1945); Un tranvía llamado Deseo (Tennessee Williams, 1949); Muerte de un viajante (Arthur Miller, 1951); La Traviata (Piavi-Verdi, 1955, con María Callas como gran estrella y hermosa voz); Salomé (Oscar Wilde-Richard Strauss, 1961), La Traviata (Piave-Verdi, 1963)…
El MuVIM estuvo a punto de exponer hace unos meses una atractiva exposición sobre Luchino Visconti, comisariada por el gran fotógrafo vasco Pedro Usabiaga, que tras una tenaz tarea de investigación aporta más de 200 fotos de los rodajes, trabajos teatrales y vida cotidiana del creador italiano. Muchas de las imágenes de esta exposición son inéditas. El precioso catálogo de la muestra, anunciada en su momento para 2023 y que se retrasó por diversos motivos, se inaugurará el próximo año, según mis informaciones.
En dicho catálogo se publica un texto del periodista y escritor Fernando Lara, director durante veinte años (1984-2004) de la Seminci, el Festival de Cine de Valladolid. Al poco de estrenarse en España Muerte en Venecia en septiembre de 1972, hubo una dura polémica periodística entre Fernando Lara y el psiquiatra gaditano Carlos Castilla del Pino (1922-2009). Lara llegó a decir que Muerte en Venecia era la mejor película de la historia del cine (o algo así).
Castilla del Pino manifestó su disconformidad: Muerte en Venecia era un film pedante, dijo, con insoportables disquisiciones teóricas sobre la belleza y el deseo sexual. En aquella época compartí el criterio del psiquiatra andaluz. Cincuenta y tantos años después sigo compartiéndolo. No sé si Lara sigue admirando todavía la película de Visconti basada en una novela corta de Thomas Mann (Alemania, 1875- Suiza, 1955).
LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí
«Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde»
Jaime Gil de Biedma

En ajedrez, otra de las inteligentes actividades de Rafa Marí, una columna abierta es una columna sin peones; en el periodismo, una columna abierta es una columna donde puede reflexionarse sobre el precio de las cosas, la alta cocina, un libro, una película o los amores de Isabel Pantoja.
Pese a ser un periodista tardío, Rafa Marí (Valencia, 1945) ha tenido tiempo para trabajar en muchos medios de comunicación: Cartelera Turia, Cal Dir, Valencia Semanal, cartelera Qué y Donde, Noticias al día, Papers de la Conselleria de Cultura, Levante-EMV, El Hype… Siempre en las páginas de cultura. En 1984 se incorporó a la redacción de Las Provincias, diario donde actualmente ejerce su activismo como gran comentarista.