Cári­tas Espa­ño­la aler­ta sobre incre­men­to de las situa­cio­nes de nece­si­dad que ha pro­vo­ca­do la cri­sis pro­vo­ca­da por el coro­na­vi­rus, que se ha tra­du­ci­do en un aumen­to del 57% en las per­so­nas aten­di­das a tra­vés de los pro­gra­mas de Aco­gi­da y Asis­ten­cia en todo el país. Jun­to a esto, el Infor­me 2020 de FOESSA aler­ta de que la pan­de­mia ha anu­la­do en sólo dos meses el efec­to de la recu­pe­ra­ción y hemos vuel­to a las cifras del peor momen­to de la últi­ma cri­sis.

En una rue­da de pren­sa cele­bra­da hoy en Madrid, Cári­tas ha dado cuen­ta de tres docu­men­tos de nota­ble alcan­ce: los resul­ta­dos de una encues­ta a toda la Con­fe­de­ra­ción rea­li­za­da por su Equi­po de Estu­dios de Cári­tas para pul­sar cuál está sien­do el impac­to de la Covid-19 en las Cári­tas Dio­ce­sa­nas de toda Espa­ña, los datos reco­gi­dos en la Memo­ria anual 2019 y el Infor­me 2020 de la Fun­da­ción FOESSA, que se edi­ta den­tro de la colec­ción “Aná­li­sis y Pers­pec­ti­vas” bajo el títu­lo “Dis­tan­cia Social y Dere­cho al Cui­da­do”.

La rue­da de pren­sa ha con­ta­do con las inter­ven­cio­nes de mon­se­ñor Jesús Fer­nán­dez, obis­po elec­to de Astor­ga y acom­pa­ñan­te de Cári­tas en la Con­fe­ren­cia Epis­co­pal; Manuel Bre­tón, pre­si­den­te de Cári­tas Espa­ño­la; Nata­lia Pei­ro, secre­ta­ria gene­ral; y Gui­ller­mo Fer­nán­dez, téc­ni­co del Equi­po de Estu­dios.

Impacto del coronavirus en las Cáritas Diocesanas

Según el avan­ce de datos apor­ta­do por Nata­lia Pei­ro sobre la encues­ta a las 70 Cári­tas Dio­ce­sa­nas de todo el país, se con­fir­ma que en los últi­mos tres meses el núme­ro de peti­cio­nes de ayu­da que han reci­bi­do las Cári­tas se ha incre­men­ta­do un 77%. Si bien las deman­das pre­sen­cia­les caye­ron un 26%, el incre­men­to de las soli­ci­tu­des por telé­fono ha cre­ci­do un 60% y un 20% a tra­vés de otros cana­les vir­tua­les, como redes socia­les, correo elec­tró­ni­co y web.

El alza de las situa­cio­nes de nece­si­dad pro­vo­ca­da por esta cri­sis ha tra­du­ci­do ese aumen­to de deman­das de ayu­da en un impor­tan­te cre­ci­mien­to del 57% en las per­so­nas aten­di­das.

Jun­to a ello, otro dato que reve­la la agi­li­dad con la que la Con­fe­de­ra­ción ha res­pon­di­do a esta situa­ción es que ha mul­ti­pli­ca­do por 2,7 los fon­dos eco­nó­mi­cos des­ti­na­dos a cubrir nece­si­da­des bási­cas. Estas se han cen­tra­do en ámbi­tos clá­si­cos aten­di­dos des­de la Con­fe­de­ra­ción, como ali­men­ta­ción o vivien­da, a los que se han suma­do, de for­ma menos inten­sa pero con­si­de­ra­ble, la soli­ci­tud de cone­xión y dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos para poder seguir el rit­mo esco­lar, la ayu­da para la rea­li­za­ción de trá­mi­tes onli­ne y el apo­yo afec­ti­vo ante situa­cio­nes de sole­dad e incer­ti­dum­bre.

En cuan­to al per­fil de las per­so­nas que han acu­di­do a Cári­tas, se cons­ta­ta la lle­ga­da de per­so­nas que nun­ca antes se habían acer­ca­do a Cári­tas. Duran­te esta cri­sis, una de cada tres per­so­nas (33%) es nue­va o hacía más de un año que no acu­día soli­ci­tan­do ayu­da. En cifras glo­ba­les, el 26% de quie­nes han acu­di­do a Cári­tas por esta cri­sis es la pri­me­ra vez que lo hacían.

El 26% de las per­so­nas que han acu­di­do a Cári­tas lo hacían por pri­me­ra vez

La encues­ta pone tam­bién el foco en la reali­dad de las per­so­nas sin hogar, espe­cial­men­te expues­tas al impac­to del coro­na­vi­rus, sobre todo por la vul­ne­ra­bi­li­dad en la situa­ción de con­fi­na­mien­to decre­ta­da den­tro del esta­do de alar­ma al care­cer de un domi­ci­lio don­de recluir­se.

Mien­tras que en 2019 Cári­tas ha ges­tio­na­do 5.000 pla­zas diri­gi­das a per­so­nas sin hogar y ha acom­pa­ña­do a núme­ro total de per­so­nas sin hogar esti­ma­do entre 35.000 y 38.000 per­so­nas, la decla­ra­ción del esta­do de alar­ma ha supues­to un aumen­to e inten­si­fi­ca­ción de la acti­vi­dad de toda la Con­fe­de­ra­ción en este ámbi­to, tan­to a tra­vés de la adap­ta­ción de recur­sos exis­ten­tes como de la crea­ción de nue­vos cen­tros y/o pla­zas.

En total, en los últi­mos tres meses se han crea­do más de 1.300 nue­vas pla­zas com­ple­men­ta­rias en todo el terri­to­rio espa­ñol, que se han con­cen­tra­do en alber­gues, resi­den­cias o cen­tros de aco­gi­da, cen­tros de día, poli­de­por­ti­vos, y semi­na­rios.

El 71% de la titu­la­ri­dad de estas nue­vas pla­zas crea­das es públi­ca (el 61 % por cien­to de ellas en cola­bo­ra­ción con las Admi­nis­tra­cio­nes loca­les y un 10% en cola­bo­ra­ción con las Admi­nis­tra­cio­nes auto­nó­mi­cas), mien­tras que el 28% res­tan­te ha sido de ges­tión pro­pia.

2,4 millones de personas acompañadas en 2019

En la rue­da de pren­sa se han ofre­ci­do tam­bién los datos de acti­vi­dad con­fe­de­ral desa­rro­lla­dos por Cári­tas en 2019.

La Memo­ria anual da cuen­ta de des­tino de los 337 millo­nes de euros inver­ti­dos por el con­jun­to de las Cári­tas Dio­ce­sa­nas para acom­pa­ñar a un total de 2.391.506 per­so­nas. De estas, 1.403.269 par­ti­ci­pan­tes y per­so­nas acom­pa­ña­das en Espa­ña y otras 988.237 en pro­yec­tos de coope­ra­ción inter­na­cio­nal. Por pro­gra­mas, don­de se con­cen­tra el mayor núme­ro de par­ti­ci­pan­tes son Aco­gi­da y Asis­ten­cia (72,7), segui­dos de Empleo y Eco­no­mía Social (7%) y Fami­lia, Infan­cia y Juven­tud (6,2%).

En cuan­to al des­tino de los recur­sos inver­ti­dos en 2019, las par­ti­das pre­su­pues­ta­rias más des­ta­ca­das han sido Aco­gi­da y Asis­ten­cia (22,7% del total); Empleo, Comer­cio Jus­to y Eco­no­mía social (17%); Mayo­res (10,3%); Per­so­nas Sin Hogar (10%); Fami­lia, Infan­cia y Juven­tud (7,8%); y Coope­ra­ción Inter­na­cio­nal (6,8%), entre otros.

Austeridad e independencia

Un año más, des­ta­ca el com­pro­mi­so que Cári­tas man­tie­ne con la aus­te­ri­dad en la ges­tión, ya que sólo 6,7 cén­ti­mos de cada euro se des­ti­nan a gas­tos de Admi­nis­tra­ción.

Otro dato sobre­sa­lien­te, que sigue la ten­den­cia habi­tual de ejer­ci­cios ante­rio­res, es el por­cen­ta­je de apo­yo pri­va­do las accio­nes de Cári­tas, que repre­sen­ta el 71% (239 millo­nes de euros) del total de recur­sos inver­ti­dos. Simi­lar ten­den­cia se con­fir­ma en la finan­cia­ción públi­ca, que supo­nen el 29% (casi 98 millo­nes de euros) del total. Es decir, de cada 100 euros inver­ti­dos, 71 pro­ce­den de apor­ta­cio­nes pri­va­das y 29 de fon­dos públi­cos.

Al abor­dar el apar­ta­do de los recur­sos huma­nos que hacen posi­ble toda la acti­vi­dad e Cári­tas, que se apo­ya, según se reco­ge en la Memo­ria anual, en 80.995 volun­ta­rios y 5.571 per­so­nas con­tra­ta­das, Nata­lia Pei­ro seña­ló que “jun­to a la apor­ta­ción eco­nó­mi­ca no es menos impor­tan­te la misión de los volun­ta­rios que han hecho posi­ble en los últi­mos meses a las accio­nes de Cári­tas para con­te­ner los efec­tos socia­les del coro­na­vi­rus”. ”Fina­li­za­do el Esta­do de Alar­ma, para noso­tros es un reto man­te­ner este espí­ri­tu soli­da­rio y el com­pro­mi­so gra­tui­to que hacen de Cári­tas una orga­ni­za­ción volun­ta­ria”, sub­ra­yó.

Informe FOESSA 2020: La pandemia ha anulado la recuperación

Jun­to a la Memo­ria anual y los datos de la encues­ta, en el encuen­tro infor­ma­ti­vo se ha pre­sen­ta­do tam­bién el Infor­me 2020 de la Fun­da­ción FOESSA que, se publi­ca den­tro de la colec­ción “Aná­li­sis y Pers­pec­ti­vas” y que este año lle­va como títu­lo “Dis­tan­cia Social y Dere­cho al Cui­da­do”.

El foco del aná­li­sis se pone, como es inevi­ta­ble, en detec­tar el impac­to que la Covid-19 está tenien­do en la estruc­tu­ra social de nues­tro país y que, como aler­tó Gui­ller­mo Fer­nán­dez, “ha para­li­za­do el len­to pro­ce­so de recu­pe­ra­ción que venía ini­cián­do­se des­de media­dos de la déca­da y ha tras­to­ca­do todas las pre­vi­sio­nes y cam­bia­do los pla­nes de desa­rro­llo de todos los sec­to­res socio­eco­nó­mi­cos”.

En este Infor­me FOESSA se dibu­ja un retra­to que se sin­te­ti­za en sie­te con­clu­sio­nes. Por un lado la pobre­za seve­ra no había para­do de aumen­tar, a pesar de la recu­pe­ra­ción del empleo, antes de la COVID-19. Llue­ve sobre moja­do, hoy tres de cada 10 per­so­nas en la exclu­sión gra­ve care­cen de cual­quier tipo de ingre­so.

En segun­do lugar, los hoga­res en exclu­sión gra­ve que se sos­te­nían sólo de los ingre­sos de su pro­pia acti­vi­dad labo­ral, que casi habían alcan­za­do a la mitad del colec­ti­vo antes de la cri­sis, han vuel­to a caer dra­má­ti­ca­men­te. Hoy solo 1 de cada cua­tro hoga­res se pue­de sos­te­ner del empleo.

La mitad de los hoga­res en gra­ve pre­ca­rie­dad no pue­den pagar la hipo­te­ca o el alqui­ler de sus vivien­das

En ter­ce­ro, tene­mos delan­te una cri­sis de emer­gen­cia habi­ta­cio­nal en cier­nes que no esta­mos que­rien­do ver. Tras el pri­mer impac­to del coro­na­vi­rus, la mitad de los hoga­res en situa­ción de gra­ve pre­ca­rie­dad no pue­den hacer fren­te a los pagos de hipo­te­ca o alqui­ler de la vivien­da (49,2%) y no dis­po­nen de dine­ro sufi­cien­te para pagar gas­tos de sumi­nis­tros (51,2%).

La cuar­ta con­cu­sión es que el gra­dien­te de la salud adquie­re un mayor peso en esta cri­sis, que incre­men­ta la ten­den­cia de los últi­mos años en el espa­cio de la exclu­sión social gra­ve. Uno de los datos más rele­van­tes de la Encues­ta FOESSA en el 2018 fue des­cu­brir que la dimen­sión de la salud había empe­za­do a con­ver­tir­se en el deter­mi­nan­te más influ­yen­te en los pro­ce­sos de exclu­sión gra­ve en algu­nos terri­to­rios de nues­tro país. El 60% de los hoga­res en exclu­sión gra­ve ha vis­to cómo empeo­ra­ba su esta­do psi­­co-emo­­cio­­nal duran­te el con­fi­na­mien­to, mien­tras que el 26% con­si­de­ran que ha empeo­ra­do su esta­do físi­co.

La quin­ta advier­te de que no per­te­ne­cer a la comu­ni­dad vir­tual está minan­do la igual­dad de opor­tu­ni­da­des, tan­to en la infan­cia como en los hoga­res más exclui­dos. Para uno de cada tres hoga­res en exclu­sión gra­ve (34%) está dis­mi­nu­yen­do el ren­di­mien­to esco­lar de sus hijos e hijas al no poder seguir el rit­mo mar­ca­do. El resul­ta­do es que muchas niñas y niños se están que­dan­do atrás en el ámbi­to esco­lar.

En sex­to lugar, la con­ci­lia­ción y las opor­tu­ni­da­des de una mayor con­vi­ven­cia han esta­do deter­mi­na­das por los nive­les de ren­ta. Un 18% de los hoga­res en exclu­sión gra­ve con meno­res de edad a car­go admi­te haber teni­do que renun­ciar a una ocu­pa­ción o pues­to de tra­ba­jo para hacer­se car­go de ellos.

Por últi­mo, las redes de apo­yo, debi­li­ta­das tras la últi­ma cri­sis, pier­den aún más capa­ci­dad de ayu­da. La fami­lia y los entor­nos cer­ca­nos siguen ayu­dan­do, pero cada vez menos, por­que cada vez hay menos des­de don­de ayu­dar. La nove­dad qui­zá de esta cri­sis es que está intro­du­cien­do una nue­va varia­ble de estra­ti­fi­ca­ción social entre noso­tros vin­cu­la­da al ries­go de con­fi­na­mien­to. Este nos ha estruc­tu­ra­do en tres gran­des gru­pos: los con­fi­na­dos segu­ros, los con­fi­na­dos de ries­go y los des­arrai­ga­dos.

Retos para mejorar nuestro modelo de desarrollo social

El “Aná­li­sis y Pers­pec­ti­va 2020” lan­za, como es habi­tual, una pro­pues­ta de retos que per­mi­tan inci­dir en los des­ajus­tes estruc­tu­ra­les detec­ta­dos. En pri­mer lugar, la nece­si­dad de ais­lar el deba­te sobre la salud públi­ca de la cris­pa­ción del cli­ma polí­ti­co. Hay una ele­va­da pro­ba­bi­li­dad de que la salud públi­ca se con­vier­ta en un ele­men­to elec­to­ral con gran poten­cial con­flic­ti­vo, sien­do un nue­vo cam­po de bata­lla don­de las fuer­zas polí­ti­cas pon­drán en evi­den­cia la fal­ta de con­sen­sos de enver­ga­du­ra.

Ade­más, con­si­de­ra pre­ci­so revi­sar la aten­ción a la depen­den­cia, más de lo que se vaya a rea­li­zar La ciu­da­da­nía ha toma­do con­cien­cia de las defi­cien­cias del sec­tor, que se ha pues­to en evi­den­cia de for­ma dra­má­ti­ca en las resi­den­cias de per­so­nas mayo­res. Si solo se toman medi­das de con­trol y super­vi­sión, no se aco­me­te­rá el défi­cit estruc­tu­ral de nues­tro sis­te­ma de depen­den­cia.

Igual­men­te apues­ta por visi­bi­li­zar el pilar de los cui­da­dos sacán­do­lo del deba­te de círcu­los redu­ci­dos. Esta cri­sis nos ha pues­to fren­te al espe­jo de la nece­si­dad de cui­dar­nos los unos a los otros. Nece­si­ta­mos cons­truir un mode­lo arti­cu­la­do don­de lo públi­co, lo pri­va­do y lo comu­ni­ta­rio se vayan tejien­do para pro­mo­ver una res­pon­sa­bi­li­dad com­par­ti­da que pre­va­lez­ca sobre un plan­tea­mien­to de indi­vi­dua­li­za­ción.

El infor­ma con­si­de­ra nece­sa­rio con­so­li­dar en Espa­ña en Ingre­so Míni­mo Vital

Tam­bién defien­de la nece­si­dad de con­so­li­dar el Ingre­so Míni­mo Vital en el sis­te­ma de Garan­tía de Ingre­sos en Espa­ña. El reto es con­so­li­dar este dere­cho des­vin­cu­lán­do­lo del dere­cho a reci­bir apo­yo para la inclu­sión social. Lo que cono­ce­mos como doble dere­cho: dere­cho a la super­vi­ven­cia mate­rial y dere­cho a la inclu­sión social. Las CC.AA. tie­nen aho­ra la opor­tu­ni­dad de trans­for­mar sus ren­tas míni­mas com­ple­men­tan­do las medi­das de lucha con­tra la pobre­za, como por ejem­plo un com­ple­men­to para el acce­so a la vivien­da.

Así mis­mo, con­si­de­ra impres­cin­di­ble redu­cir la bre­cha digi­tal con una estra­te­gia coor­di­na­da. No es sufi­cien­te con una fuer­te inver­sión en infra­es­truc­tu­ras y dis­po­si­ti­vos, sino que tam­bién hay que con­tem­plar la for­ma­ción a deter­mi­na­dos per­fi­les pobla­cio­na­les más aje­nos a la reali­dad digi­tal. Si dicho pro­ce­so no se le dota de cier­ta homo­ge­nei­dad, pue­de deri­var en nue­vas des­igual­da­des terri­to­ria­les.

A ello aña­de la nece­si­dad de incre­men­tar la peda­go­gía fis­cal para aco­me­ter una refor­ma en pro­fun­di­dad. Un mejor Esta­do de Bien­es­tar nece­si­ta que todos sea­mos cons­cien­tes de sus cos­tes y de las segu­ri­da­des que nos ofre­ce.

Final­men­te, apues­ta por la nece­si­dad de puen­tes en un con­tex­to de fuer­te enfren­ta­mien­to polí­­ti­­co-social. Cada vez son más las evi­den­cias del ries­go que corre­mos de salir de esta cri­sis con una pola­ri­za­ción social que no ayu­de a enfren­tar el futu­ro. Por eso es más nece­sa­rio que nun­ca cons­truir puen­tes, accio­nes e ideas que rom­pan los blo­ques inmo­vi­lis­tas y que acer­quen a las per­so­nas. Se requie­re de lide­raz­gos polí­ti­cos y socia­les que gene­ren con­sen­so y que no sean mani­pu­la­dos e ideo­lo­gi­za­dos por nin­gún blo­que que tra­te de sacar rédi­to elec­to­ral en su recha­zo o adhe­sión.

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