
Gerard S. Ferrando / Alicante
La gala de premios de la Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana, celebrada en Alicante ha dejado muchas emociones. La gala del reencuentro, de la ilusión, de la esperanza, del resurgir, de la magia, la osadía, la imaginación, la pasión de todo un sector que, anclándose en el pasado, mira hacia el futuro con ilusión, sin olvidar el presente, porque la vida es el hoy. Esos momentos que vivimos cada día y que, a veces, pasan desapercibidos. Esas comidas cotidianas con nuestros seres queridos, el café del desayuno, la paella de nuestras madres, las cenas en casa después de un largo día de trabajo, pero también el dejarnos mimar por los y las profesionales del sector.
Salir fuera a comer o cenar es mucho más que cubrir nuestras necesidades básicas. Es sacar a relucir nuestro lado más hedonista, más gozoso, más placentero al fin y al cabo. Y lo es todavía más si se hace con la seguridad y la satisfacción de saber que se está en buenas manos. Manos como las de la Asociación de productores de la alcachofa de la Vega Baja del Segura, que fueron, merecidamente reconocidos como mejor producto del año en la Comunidad Valenciana. La emoción, las palabras entrecortadas, las lágrimas, y las sinceras palabras de agradecimiento de su presidente, Antonio Ángel Hurtado, en el momento de recibir el galardón, así lo atestiguaban, como también lo hicieron, in situ, los sentidos aplausos del público.
(Consulta la crónica completa en la web del Almanaque Gastronómico)
Comparte esta publicación
Suscríbete a nuestro boletín
Recibe toda la actualidad en cultura y ocio, de la ciudad de Valencia