La muestra podrá visitarse en el edificio hasta el mes de diciembre a partir de 9,50 euros
La exposición Sorolla, una nueva dimensión se estrena «mundialmente» este viernes en La Base de La Marina de València, donde la Inteligencia Artificial, la realidad virtual, el video mapping y el arte digital permiten al público adentrarse de forma inmersiva en la obra pictórica del valenciano, su «mirada abierta» y su luz.
El comisario de la exposición y presidente del estudio Layers of Reality que ha creado esta experiencia, Artur Duart, junto al CEO de la firma, Jordi Sellas, han mostrado durante la inauguración. Esta, en palabras de Duart nace con vocación de «internacionalizarse» y con un carácter global para poder llevarse «a cualquier parte del mundo», como otras producciones del estudio sobre Dalí y Frida Kahlo. Tras su paso por Valencia, parará en Alicante y Castelló durante el 2024 y llegará después a ciudades como Bruselas, Londres o Nueva York.
Sorolla, una nueva dimensión es la exposición más extensa de las programadas en el Año Sorolla, con cerca de 2.000 m², y busca «poner en valor» la obra del pintor, «reinterpretarlo de una manera más novedosa» a partir de tecnologías y de la mano de artistas digitales actuales, «abrir nuevos públicos» y «poner a Valencia en un espacio de creación que no sea solo de difusión», ha destacado Duart.
La muestra arranca con una primera sala que sirve para contextualizar al pintor en la València de su época: por un lado una ciudad que vive «un buen momento» creativo y artístico y, por otro, su contraste con la Valencia rural, plasmada por una acequia que va conduciendo a l’Albufera y una barca con vela latina. En este espacio se pueden ver archivos fotográficos de la biblioteca audiovisual de la Diputación de Valencia y del Ayuntamiento del cap i casal y atuendos propios de la urbe y del campo.
«Avanzado a sus tiempos»
Una segunda sala explora «la importancia vital de la familia» para Sorolla. Se ha dado «movimiento y profundidad a través del trabajo en 3D» a una fotografía de una cena navideña, capturada por el fotógrafo y protector de Sorolla Antonio García Peris. «Para Sorolla la familia fue un recurso inagotable de retratos», ha detallado Duart, y por ello también se pueden contemplar reproducciones a tamaño real de los retratos que el pintor realizó de su esposa, Clotilde García Castillo, y sus hijos, entre otros.
«A pesar del concepto tradicional de la familia, Sorolla era absolutamente avanzado para sus tiempos», ha resaltado el comisario. La exposición recuerda tanto el cariño y admiración hacia su esposa Clotilde, a través de un micromapping de su correspondencia, como la formación humanística que procuró a sus hijas, educadas en el Instituto Libre de Enseñanza lejos de la doctrina más conservadora y religiosa.
«Potencia a sus hijas, Elena y María, el mundo del arte y la escultura, en una visión totalmente abierta para su época», las llevaba consigo en algunos de sus viajes y las relacionaba con artistas.
Además, una reproducción de la Plaza Redonda de València, obra del artista fallero Paco Pellicer, contrapone en su parte externa las obras de Sorolla con las de pintores coetáneos y otros que le influyeron. Dentro de la plaza se ilustra la amistad del artista con figuras como la del escultor Mariano Benlliure y el escritor Vicente Blasco Ibáñez.
Desde la Malvarrosa hasta NY
Una vez repasada la historia, el visitante a la exposición se adentra en la parte inmersiva de la propuesta, a través de un audiovisual de 21 minutos lleno de color que primero despliega los paisajes en los que creció Joaquín Sorolla y muestra cómo dejó constancia de ellos en su obra. La playa de la Malvarrosa, la huerta valenciana y la ciudad de Valencia.
Tal y como hizo Sorolla, el audiovisual inmersivo sigue su viaje hacia otras ciudades de España que también quedaron retratadas por el ‘maestro de la luz’ y después muestra cómo influyeron en su pintura los viajes por Europa. Una recopilación de retratos, tanto a personalidades importantes como a ciudadanos anónimos, da paso finalmente a una reproducción de los cuadros de Sorolla que se exhiben en la Hispanic Society de Nueva York.
El audiovisual cuenta con música ad hoc elaborada por Rafael Planas, con referencias como el Bolero de l’Alcúdia o el Himne Faller.
Al hilo de la modernidad e innovación que caracterizaron a Joaquín Sorolla en su tiempo, la siguiente parte del recorrido es, según Jordi Sellas, «una declaración de principios de las artes digitales». Diferentes creadores actuales, en su mayoría valencianos, exponen en seis piezas sus reinterpretaciones de Sorolla, sirviéndose de Inteligencia Artificial, mapeos o collage digital.
Así, esta pequeña muestra dentro de la exposición abarca, por ejemplo, gráficos sobre la porción de cada color que emplea Sorolla en su paleta, o imágenes reales reconvertidas.
Realidad Virtural como un paseo zen
Sorolla, una nueva dimensión también dispone de una sala de realidad virtual que el comisario de la muestra describe como «ocho minutos de paseo zen por dentro de las telas y pinturas» del artista.
También hay un espacio interactivo, especialmente pensado para un público familiar, en el que los asistentes pueden crear sus propias imágenes, escanearlas y proyectarlas para que se integren en una obra de arte colectiva inspirada en el universo del artista valenciano.
La exposición puede visitarse hasta diciembre en la antigua base del equipo Alinghi, con entradas desde 9,50 euros. Los visitantes podrán escoger entre múltiples franjas horarias de entrada entre las 10.00 y las 20.00 horas y, una vez dentro, el tiempo recomendado para completar toda la experiencia es de 90 minutos. La muestra celebrará también eventos y actividades paralelas que se darán a conocer próximamente.
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