Foto: Min­dan­di / Free­pik

La lle­ga­da de la cri­sis por la COVID-19 ha supues­to un duro gol­pe para todos los sec­to­res indus­tria­les, entre ellos la peque­ña y media­na empre­sa. Ya en los ini­cios del con­fi­na­mien­to, en el mes de mar­zo, CEPYME adver­tía que el 96 % de las pymes espa­ño­las creía que la cri­sis afec­ta­ría de for­ma nega­ti­va o muy nega­ti­va a su nego­cio, tal como con­clu­yó su Baró­me­tro pymes. Ese mis­mo mes de mar­zo se cerra­ba con una caí­da en el núme­ro de peque­ñas y media­nas empre­sas de 85.690, que dejó un total de 2.803.769 pymes en Espa­ña. Y ape­nas dos meses más tar­de, el estu­dio del Con­se­jo Gene­ral de los Cole­gios de Ges­to­res Admi­nis­tra­ti­vos pre­veía el cie­rre a cor­to pla­zo de otras 240.000 pymes. Sin embar­go, según los exper­tos en inte­li­gen­cia de nego­cio, este com­pli­ca­do futu­ro podría mejo­rar gra­cias a las inno­va­cio­nes tec­no­ló­gi­cas de las que has­ta aho­ra prác­ti­ca­men­te solo las gran­des empre­sas se bene­fi­cia­ban.

 «Cual­quier tipo de empre­sa pue­de apro­ve­char la inte­li­gen­cia arti­fi­cial (IA) y apo­yar­se en ella para salir de la cri­sis con inde­pen­den­cia de su tama­ño. La gran dife­ren­cia será su apro­xi­ma­ción», dice Josep Cur­to Díaz, pro­fe­sor de los Estu­dios de Infor­má­ti­ca, Mul­ti­me­dia y Tele­co­mu­ni­ca­ción de la UOC. En su opi­nión, nos encon­tra­mos en una situa­ción simi­lar a la de prin­ci­pios de los años seten­ta, cuan­do solo las gran­des com­pa­ñías podían inver­tir en los pri­me­ros orde­na­do­res, pero con una dife­ren­cia fun­da­men­tal res­pec­to a esa épo­ca. «Las pymes tie­nen capa­ci­da­des limi­ta­das tan­to en pre­su­pues­to como en madu­rez ana­lí­ti­ca, y en la actua­li­dad solo las gran­des empre­sas pue­den crear solu­cio­nes muy espe­cí­fi­cas para sus pro­ce­sos de nego­cio. Sin embar­go, las pymes pue­den bene­fi­ciar­se de aque­llos ser­vi­cios de pro­vee­do­res tec­no­ló­gi­cos que han embe­bi­do la inte­li­gen­cia arti­fi­cial», afir­ma.

Como expli­ca el pro­fe­sor de la UOC, para poder evi­tar la alta inver­sión que se deri­va de crear sis­te­mas ad-hoc, las pymes tie­nen la opción de enla­zar con los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia arti­fi­cial en la nube, unos ser­vi­cios, cono­ci­dos den­tro del mer­ca­do como machi­ne lear­ning as a ser­vi­ce (apren­di­za­je auto­má­ti­co como ser­vi­cio), que redu­cen las com­ple­ji­da­des ope­ra­ti­vas y tec­no­lo­gías para usar inte­li­gen­cia arti­fi­cial. Estas pla­ta­for­mas se fun­da­men­tan en el pago por uso, por lo que sus pre­cios están liga­dos a la can­ti­dad de datos y a las pres­ta­cio­nes de ren­di­mien­to nece­sa­rias. «Este tipo de solu­cio­nes, ya exis­ten­tes en el mer­ca­do, como BigML o Data­Ro­bot, redu­cen sin duda algu­na la inver­sión nece­sa­ria y las com­ple­ji­da­des tec­no­ló­gi­cas», dice el pro­fe­sor Cur­to Díaz.

Pero ¿qué estra­te­gias son las que pue­den desa­rro­llar las pymes a par­tir de esos ser­vi­cios? La res­pues­ta englo­ba des­de la opti­mi­za­ción de recur­sos huma­nos para faci­li­tar la bús­que­da de emplea­dos ade­cua­dos has­ta la ges­tión de cam­pa­ñas de mar­ke­ting, pasan­do por pasa­re­las de pago que inclu­yen capa­ci­da­des para detec­tar el frau­de, ser­vi­cios de comu­ni­ca­ción con clien­tes (chat­bots) o ciber­se­gu­ri­dad. «Lo impor­tan­te es que, en el momen­to de con­tra­tar estos ser­vi­cios, las pymes revi­sen si se ofre­cen capa­ci­da­des inte­li­gen­tes y auto­ma­ti­za­das de gene­ra­ción de datos, cap­tu­ra, alma­ce­na­mien­to, aná­li­sis y visua­li­za­ción, ade­más de la futu­ra inte­gra­ción con otros sis­te­mas más avan­za­dos como IA en moda­li­dad de auto­ser­vi­cio», seña­la y pone como ejem­plo Squa­re, que ade­más de per­mi­tir ges­tio­nar pagos y tran­sac­cio­nes en una tien­da, inclu­ye la posi­bi­li­dad de con­tra­tar dis­tin­tos ser­vi­cios de for­ma modu­lar. «No solo se tra­ta de apos­tar por la IA, sino tam­bién por sis­te­mas en la nube que per­mi­ten tra­ba­jar de for­ma ade­cua­da con los datos», seña­la Josep Cur­to.

La democratización del big data

Este esce­na­rio en el que no solo las gran­des empre­sas sino tam­bién el peque­ño comer­cio se bene­fi­cian del aná­li­sis de datos es posi­ble por­que «el big data se ha ido demo­cra­ti­zan­do», recuer­da Josep Nava­rro, pro­fe­sor cola­bo­ra­dor de los Estu­dios de Infor­má­ti­ca, Mul­ti­me­dia y Tele­co­mu­ni­ca­ción de la UOC. «La tec­no­lo­gía evo­lu­cio­na tan rápi­do y los cos­tes se aba­ra­tan de for­ma tan pro­gre­si­va que lo que hace unos años era invia­ble hoy es una reali­dad a un cos­te muy razo­na­ble».

Como expli­ca el pro­fe­sor Nava­rro, con la cri­sis por la apa­ri­ción del coro­na­vi­rus ha habi­do un con­si­de­ra­ble núme­ro de pymes que ha empe­za­do a ven­der por e‑commerce o comer­cio elec­tró­ni­co «y ni siquie­ra se lo han ins­ta­la­do, sino que han uti­li­za­do un e‑commerce de un ter­ce­ro en la nube. Toda la infor­ma­ción que han obte­ni­do de ese comer­cio en línea, que segu­ra­men­te va inclui­da en el pago por uso, pue­de repor­tar­les datos valio­sos». Sin embar­go, para poder bene­fi­ciar­se de ella, las pymes deben cam­biar de men­ta­li­dad, advier­te el pro­fe­sor de la UOC. «Muchas de ellas aún toman sus deci­sio­nes basán­do­se o en su intui­ción o en datos pasa­dos: cuán­to he ven­di­do, qué tipo de pro­duc­to ven­dí, a quién se lo ven­dí… Se ciñen a lo que se lla­ma un aná­li­sis des­crip­ti­vo. Sin embar­go, si que­re­mos inten­tar pre­de­cir lo que podría pasar y opti­mi­zar así nues­tra cuen­ta de resul­ta­dos, la intui­ción y los datos pasa­dos no bas­ta­rán», advier­te, y seña­la que la cla­ve para poder pre­de­cir cir­cuns­tan­cias y adap­tar­se a ellas está en el big data (los macro­da­tos) y en la IA. «Los datos no lo pre­di­cen todo, pero sí pue­den dar cier­ta garan­tía en la toma de cier­tas deci­sio­nes empre­sa­ria­les. Ayu­dan a opti­mi­zar y a poder ir incor­po­ran­do varia­bles que nor­mal­men­te no tene­mos en cuen­ta, por­que nos per­mi­ten cru­zar dife­ren­tes tipos de datos», expli­ca.

Acce­der a más infor­ma­ción y tener­la estruc­tu­ra­da tie­ne un valor, ya que per­mi­te cono­cer mucho más tan­to el nego­cio pro­pio como las ten­den­cias. De hecho, el uso de la IA será más inten­si­vo en los pró­xi­mos años. Según el infor­me de PwC Sizing the Pri­ze, el PIB mun­dial cre­ce­rá por enci­ma del 14 % debi­do pre­ci­sa­men­te a la IA. «El aná­li­sis de datos no es solo para las com­pa­ñías que invier­ten millo­nes. Tam­bién sir­ve para saber cuán­tos nego­cios hay en la zona con el mis­mo códi­go de acti­vi­dad, quién acce­de a la ubi­ca­ción de tu nego­cio en Goo­gle y cómo te bus­ca, saber si te encuen­tran por tu acti­vi­dad prin­ci­pal o por otro con­cep­to… Todo eso me tie­ne que ayu­dar a ver nue­vas líneas de pro­duc­to o nue­vos nego­cios, pero tam­bién a tra­ba­jar la fide­li­za­ción y el cono­ci­mien­to del clien­te, que es lo que hace dife­ren­cial a la pyme», seña­la Nava­rro y recuer­da que hoy las rela­cio­nes entre las empre­sas y el clien­te están cam­bian­do. «Gran par­te de la ven­ta de toda la vida se hacía por­que el comer­cial cono­cía muy bien al clien­te por la visi­ta físi­ca. Aho­ra la visi­ta físi­ca es cada vez menor, y en los últi­mos tres meses ha sido nula. Hoy para tener éxi­to hay que cono­cer al clien­te de otra for­ma, y el big data pue­de ayu­dar­nos mucho en ese sen­ti­do», afir­ma Josep Nava­rro.

El internet de las cosas

Mejo­rar la cuen­ta de resul­ta­dos de una pyme pue­de lograr­se aumen­tan­do las ven­tas o redu­cien­do los gas­tos. Y hay otro avan­ce tec­no­ló­gi­co que pue­de faci­li­tar el futu­ro a las pymes apos­tan­do tan­to por las ven­tas como por la reduc­ción de los gas­tos. Gra­cias al inter­net of things (IoT) o inter­net de las cosas (IdC), el peque­ño y mediano empre­sa­rio pue­de con­tro­lar más sus gas­tos pres­tan­do aten­ción, entre otros aspec­tos, a los con­su­mos ener­gé­ti­cos. Pero el IoT tam­bién pue­de ser­vir para aumen­tar ven­tas cen­trán­do­se en otro tipo de datos. «Por ejem­plo, pode­mos usar un sen­sor de tem­pe­ra­tu­ra o de con­trol de aper­tu­ra de puer­tas de una cáma­ra fri­go­rí­fi­ca o de con­teo de per­so­nas, que tie­ne un pre­cio muy razo­na­ble, y opti­mi­zar así el nego­cio. Inclu­so es posi­ble hacer mapas de calor para ver por dón­de se mue­ven las per­so­nas den­tro de la tien­da, algo que pue­de inte­re­sar­me para saber en qué pasi­llo debo ubi­car los pro­duc­tos que quie­ro ven­der antes», expli­ca Josep Nava­rro.

Es así, evo­lu­cio­nan­do hacia empre­sas data dri­ven, como las pymes pue­den inno­var en su fun­cio­na­mien­to y mejo­rar sus cuen­tas a par­tir de los datos. «Si todo lo basas en el pre­cio pue­de fun­cio­nar, pero no siem­pre es la estra­te­gia más acer­ta­da. Tan­to el big data como el IoT son bue­nos alia­dos para el futu­ro de las pymes», seña­la el pro­fe­sor Nava­rro.

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