En un espíritu viajador como Pilar Lennon la pasión fotográfica no es mera ilustración turística del texto: tiende a ser una suerte de síntesis complementaria
La meritoria editorial valenciana Libros de Baal ha publicado un libro de viajes de Pilar Lennon (Valencia, 1952), quien durante años ha sido profesora de lengua inglesa en un Instituto de Enseñanza Media de Valencia. Se trata de una edición atractiva, con abundante material fotográfico y una contraportada con un texto introductorio del escritor y periodista, Abelardo Muñoz.
No es, ciertamente, una obra concebida y redactada en dos semanas: es el resultado de cuantiosas experiencias a lo largo de una vida. Presenta el formato genérico de libro de viajes, pero hay en él un fuerte componente de dietario vital. La estructura es sencilla y elegante: a cada viaje se le dedica dos páginas, a las que acompaña una foto de la propia autora que ilustra la ciudad que ha visitado.

Portada del libro.
El libro se estructura de acuerdo a la prestigiosa arbitrariedad del orden alfabético de las ciudades visitadas. Empieza con Agadés (Níger) y concluye con Zanzíbar (Tanzania). En medio encontramos poblaciones tan diversas como El Cairo, Kyoto, Pekín, Tombuctú, Trieste.
En el epílogo, Lennon comenta su fascinación por ciertas imágenes, o, más exactamente, cierto tipo de luminosidad. De hecho, la autora realiza varios viajes a la ciudad de Atenas para encontrar la imagen interior ‑en una concepción próxima a las teorías de Ansel Adams- que ella tenía de esa ciudad y que en una ocasión había entrevisto. Tras diversas tentativas logra lo que buscaba y es la magnífica foto que ilustra la portada del libro.
Hay pues que observar que en un espíritu viajador como Pilar Lennon la pasión fotográfica no es mera ilustración turística del texto: tiende a ser una suerte de síntesis complementaria. La heterogeneidad de su interés geográfico es manifiesta.
En agosto de 2002 visita Wolya, ciudad de Etiopía. Sobre ella dice: «De todas las ciudades que he visitado las imágenes más terribles que guarda mi memoria provienen de Etiopía. Y, sin embargo, es un país muy hermoso, como hermosos son los pueblos que lo habitan. Pero ¡ay, las ciudades! Había un persistente azul en los muros de las casas. ¿Es posible que un determinado tono de un color pueda provocar angustia? Aquel azul verde amarillo, a menudo recubierto por una pátina de suciedad, a veces me había obligado a apartar la mirada” (…) El límite de la miseria humana lo he visto en algunos barrios de Etiopía».
También visita Vientiane, ciudad de Laos, de la que le llama la atención su exquisito silencio. O aprovecha su estancia en Oamaru (Nueva Zelanda) para ocuparse de la escritora Janet Frame, que tuvo una biografía ciertamente complicada. O así comienza el relato de su visita a la capital de Cuba, en diciembre de 1988: «La misma noche que aterricé en La Habana un negro se coló en mi cama».
En su segunda visita a Bhaktapur (Nepal) en julio de 1992 ‑la primera fue en agosto de 1979- observa que la ciudad sigue igual, tanto edificios como personas, «Pero algo sustancial ha cambiado en la atmósfera: una horda de turistas invadía la ciudad y se desparramaban por calles y plazas interrumpiendo su letargo de siglos».
El quehacer viajero de Pilar Lennon comienza a finales de los años 60.

La autora, Pilar Lennon, en Londres. Foto: Salvador Albiñana.
En 1969 visita a París por primera vez. Han pasado pocos meses después de la afamada revuelta de Mayo del 68. El día que llega a esta ciudad, participa en una manifestación multitudinaria por la muerte de Ho chi Minh, líder carismático y fundador del partido comunista de Vietnam. Asiste a la proyección de La chinoise, film promaoista de Jean Luc Godard. Se encuentra a Marc, un joven amable y solidario que le lleva a la distinguida casa de sus padres. París, quizá, haya cambiado un poco desde aquellos años acá.
En los 71 textos que se ocupan de otras tantas ciudades encontramos finas observaciones sobre paisajes, monumentos, enseres, costumbres. El tono habitual es afectuoso, admirativo, lo que no excluye, en ocasiones, la ironía oportuna. La frescura narrativa, el encantador tono descriptivo que caracteriza a este volumen, en alguna ocasión se extravía en consideraciones morales acerca de los usos y conductas de otras culturas, lo que, episódicamente, le resta cierta probidad literaria.
Como ya se ha dicho, la ordenación de los textos-ciudad es alfabético. De sustituir ese orden por el cronológico e hubiera obtenido un tono más autobiográfico y observado mejor el cambio de sus intereses a lo largo del tiempo, así como su actitud ante ellos. La autora, legítimamente, ha preferido permanecer más en un segundo plano.
Entre las cuantiosas alusiones literarias, cinematográficas, artísticas, cabe señalar la nota final de esta edición: «Este libro se terminó de imprimir en Valencia el 22 de abril de 2022, 52 años y 290 días después de que Yukio Mishima elogiara el texto de Yasunari Kawabata El bello Japón y yo. Título ‑todo lo hace pensar- que ha inspirado el de libro de Pilar Lennon.
Título: Las bellas ciudades y yo
Autora: Pilar Lennon
Editorial: Libros de Baal
Páginas: 365
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