Eduar­do Almi­ña­na con su libro.

A Eduardo Almiñana, como escritor, no se le puede echar en cara cursilería moral, ni dejadez estilista. Con los tiempos que ahora discurren esto constituye, en verdad, una cualidad admirable.

Eduar­do Almi­ña­na con su libro.

Bajo la advo­ca­ción de Jor­ge Luis Bor­ges, con edi­ción inusual y pró­lo­go de Pilar Pedra­za, el escri­tor y crí­ti­co lite­ra­rio Eduar­do Almi­ña­na de Cózar ha publi­ca­do 27 rela­tos auna­dos por una suer­te de crono-grie­­ta, tiem­po­mo­to o apo­ca­lip­sis per­so­na­li­za­do de 97 segun­dos.

Con eru­di­ción ver­sá­til y deli­cio­sa iro­nía, la escri­to­ra Pilar Pedra­za ase­gu­ra que estas 27 pie­zas de E.A.de C, “no son cuen­tos cuán­ti­cos ni siquie­ra cuen­tos; son tex­tos filo­só­fi­cos tan pron­to bre­ves y cor­tan­tes como ele­gan­tes his­to­rias con aspec­to de cien­cia fic­ción. Nume­ra­dos de for­ma que una los leen con frui­ción y lle­ga­da al ter­ce­ro, cae como una novia góti­ca en bra­zos del autor susu­rran­do: “Llé­va­me a don­de quie­ras, aun­que no ten­ga­mos más que noven­ta y sie­te segun­dos”.

Todo hace pen­sar que la for­ma­ción de Almi­ña­na no es aje­na al cine­ma­tó­gra­fo, los video­jue­gos, las teo­rías espe­cu­la­ti­vas.… En no pocos de sus tex­tos prac­ti­ca lo que podría­mos deno­mi­nar Poé­ti­ca de Efec­tos Espe­cia­les. En ese orden de cosas el rela­to 20 ‑que se ocu­pa del señor Hisao y su hijo, ins­ta­la­dos en tem­po­ra­li­da­des dis­­ti­n­­tas- cons­ti­tu­ye una escue­ta pie­za maes­tra de un encan­to sinies­tro.

El rela­to 14, que escla­re­ce la noción de Uzu­mut, voca­blo con pro­di­gio­sos efec­tos igní­pe­tas y que da el títu­lo del con­jun­to del libro, es un ejem­plo cabal humor gore.

El rela­to 10 pos­tu­la una teo­go­nía maqui­nís­ti­ca. En el 17, el narra­dor jakea su pro­pio tex­to. El 21 asis­ti­mos a una armo­nio­sa unión de con­tra­rios que se odian.

En el rela­to 15 ‑que tie­ne un aire de pro­sa expan­di­da de un film de Quen­tin Tara­n­­tino- hay pre­ci­sas des­crip­cio­nes de tor­tu­ras a ado­les­cen­tes que pue­de oca­sio­nar, en el lec­tor  per­ver­so poli­mor­fo, inten­sas sines­te­sias gené­si­cas.

Hay otros de ocu­rren­cias inge­nio­sas, de sevi­cias crea­ti­vas de adul­to adic­to a video­jue­gos biza­rros, con­fi­gu­ra­das de acuer­do a la men­cio­na­da Póe­ti­ca de Efec­tos Espe­cia­les. Todo ello pro­pen­de a inter­pre­tar las epi­fa­nías sacras como una moda­li­dad de atrac­cio­nes de par­que temá­ti­co.

Por lo demás, el autor mues­tra una suer­te de delec­ta­ción flau­ber­tia­na por las enu­me­ra­cio­nes o inven­ta­rios. Algún ejem­plo: venus atra­pa­mos­cas, nepenthes, sarra­ce­nia, dien­te de león, raf­fle­sia, arte­mi­sa, mons­te­ra matri­ca­ria, acha­ca­na, sagu­ro, agua­ri­bay, que tie­ne su valor poé­­ti­­co-rít­­mi­­co y tam­bién sir­ven  como edi­fi­ca­ción léxi­ca del lec­tor.

Alguien que emplea la expre­sión “cons­ter­na­ción del car­te­ro” es indi­cio de buen olfa­to lite­ra­rio. Tam­bién lo es el des­aso­se­gan­te símil: “des­pe­ga la len­gua de los dien­tes como quien reti­ra el pie de una mina anti­per­so­na”.

Hay obser­va­cio­nes de cariz cos­tum­bris­ta como: “un nudo wind­sor no es para cual­quier pela­ga­tos con un tro­zo de tela low cost col­ga­do de la cami­sa”. O refi­rién­do­se a las pecu­lia­ri­da­des un diri­gen­te polí­ti­co: “cier­ta ambi­güe­dad moral res­pec­to a algu­nos temas com­pro­me­ti­dos y una son­ri­sa fres­ca coro­na­da por un pei­na­do sin dema­sia­da ela­bo­ra­ción”.

En oca­sio­nes, pasa­jes con cier­to aire afo­rís­ti­co: “rezó sin creer, como rezan los deses­pe­ra­dos”. En otras, una atmós­fe­ra a mitad camino entre la teo­lo­gía y el dise­ño narra­ti­vo de Expe­dien­te X.

A Eduar­do Almi­ña­na, como escri­tor, no se le pue­de echar en cara cur­si­le­ría moral, ni deja­dez esti­lis­ta. Con los tiem­pos que aho­ra dis­cu­rren esto cons­ti­tu­ye, en ver­dad, una cua­li­dad admi­ra­ble.

Por­ta­da del libro.

Títu­lo: Uzu­mut

Autor: Eduar­do Almi­ña­na de Cózar

Edi­to­rial: Osa­día

Pági­nas: 100

 

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