Escritor admirable –y, al parecer, el novelista inglés más leído del siglo XX–, Graham Greene fue un individuo con una vida ciertamente interesante.
El escritor Graham Greene (1904–1991) fue oficial del servicio secreto en la colonia británica de Sierra Leona durante la 2ª Guerra Mundial. Utilizó esa experiencia para componer El revés de la trama, novela publicada en 1948.
El agente de policía Henry Scobie y su mujer Louise, ambos católicos practicantes, viven desde hace años con otros funcionarios británicos en una colonia de África Occidental. Asfixiante y mezquino entorno social que desean abandonar, en especial su mujer. Scobie es hombre íntegro que acepta estoicamente su situación y su matrimonio con una mujer por la que siente compasión más que cariño y a la que, por encima de todo, procura hacer feliz. Pero con la llegada de una visitante, las convicciones de Scobie son puestas a prueba; de hecho solventará sus conflictos morales mediante un suicidio discreto –que tiene algo de suicidio subrogado del propio Graham Greene, quien a lo largo de su juventud efectuó algún intento frustrado en esa línea.
El revés de la trama se ocupa de los temas dilectos de Greene: la traición a uno mismo, la fragilidad de las propias creencias, el penoso y duro ejercicio de la piedad con uno mismo y con el prójimo…
La novela está encabezada con una cita del escritor francés Charles Peguy: “El pecador ocupa el centro mismo de la Cristiandad… Nadie es más competente que él en materia de cristianismo. Nadie, salvo el santo”.
En el libro hay irónicas descripciones costumbrista de una colonia británica de mitades del siglo pasado: “Los colegiales se había arremolinado alrededor de un marinero: le condujeron triunfalmente hacia el burdel próximo a la comisaria como si le llevaran al parvulario”.
“Este clima no permite emociones. Es un clima para la ruindad, la malevolencia, el esnobismo, pero algo como el amor o el odio hace perder la cabeza a un hombre”.
“En la colonia las inflexiones cambiaban al cabo de unos meses, adquirían un tono agudo e insincero o precavido”.
O “la fragancia intensa de las flores modificaba el olor a zoológico de los pasillos de la comisaria”.
Greene es un excelente descriptor de emociones complejas: “Era en estos momentos de fealdad cuando la amaba, cuando la piedad y la responsabilidad alcanzaban la intensidad de la pasión”.
He aquí un breve diálogo entre cínico y realista: “—La guerra lo echa todo a perder ¿verdad? —Sí, aunque ofrece buenas oportunidades a los jóvenes”.
Su calidad como escritor se percibe, entre otras cosas, por el atinado uso de los símiles: “Los mosquitos zumbaban monótonamente alrededor de ellos como máquinas de coser”. “Parecía tan inconsistente como las sombras que arroja un quinqué sobre una cama”. “Quizá porque la temperatura le había subido se sentía al borde de una nueva vida. Era lo que se sentía antes de una proposición de matrimonio o de un primer crimen”.
Consideraciones morales: “Pensó que la verdad nunca había sido de auténtica utilidad para ningún ser humano; era un símbolo perseguido por los matemáticos y los filósofos. En las relaciones humanas, la bondad y las mentiras valían más que mil verdades”. “En la noche confusa olvidó por un momento lo que la experiencia le habia enseñado: que ningún ser humano puede entender realmente a otro”.
Hay un personaje fascinante, admirablemente turbio, con presencia esporádica en el relato pero de radical relevancia en el devenir moral de Scobie. Se trata de Yusef, un calmoso comerciante sirio que controla el submundo ilegal de la colonia. Equívoco y sincero admirador del honesto agente.
De su ofuscación espiritual se afirma que “el confín máximo que su felicidad había conocido: estar en la oscuridad, solo, bajo la lluvia, libre de amor o compasión”.
Y en fin, la descripción de un enamoramiento incipiente que conllevará consecuencia trágicas. “Ambos sentían una sensación de inmensa seguridad: eran amigos y nunca podrían ser más que amigos: les separaban, por fortuna, un marido muerto, una esposa viva, un padre eclesiástico, una profesora de educación física y numerosos años de experiencia. No tenían que esforzarse en buscar lo que debían decirse”.
Escritor admirable –al parecer, el novelista inglés más leído del siglo XX–, Graham Greene fue además de católico experimental (como alguien lo ha calificado), un individuo con una biografía francamente interesante.
Título: El revés de la trama
Autor: Graham Greene
Traductor: Jaime Zulaika
Editorial: Asteroide
Páginas: 350
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