El restaurante Almunia (en la Calle Bonaire, 18, de Valencia) se ha convertido, a lo largo de dos intensos días, en un escenario de reflexión sobre el diálogo y la convivencia a través de múltiples actos que han puesto de manifiesto la existencia de más puntos de unión que de divergencia entre la cultura española y la marroquí.
Gastronomía, danza, música, pintura y literatura han sido los ámbitos que han permitido visualizar las similitudes y confluencias que son fruto de siglos de historia. Si la tarde del miércoles, 2 de marzo, tuvo un marcado carácter lúdico ‑con la celebración de un taller de cocina y otro de danza- la de ayer abrió las puertas a un interesante debate sobre la convivencia entre culturas, en el que participaron Daniel Benito Goerlich, Catedrático de Historia del Arte de la Universitat de València; Amin Chaoudri, Cónsul del Reino de Marruecos en Valencia; Miquel Requena Jiménez, Vicedecano de Cultura de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València; y Javier Martí Oltra, Director del Museo de Historia del Ayuntamiento de Valencia.
Benito destacó “la cooperación y el reconocerse en el otro” como la esencia que distingue al ser humano, así como la importancia de adoptar una actitud cosmopolita, “término acuñado por Aristóteles, que implica considerar que mi ciudad es el mundo y trascender lo puramente local para situarse en una instancia superior”. Requena se refirió a la necesidad de valorar la diversidad cultural y alertó sobre las consecuencias de la extendida tendencia a simplificar lo que no conocemos, que lleva a forjar un concepto equivocado de lo que es la cultura marroquí y la cultura islámica. Por su parte, Martí quiso resaltar el olvido de nuestro pasado marroquí en las aulas y los libros de historia -“una amnesia que incluso se ha extendido al mundo de la universidad”- y contrapuso este hecho a las evidencias incluso materiales con las que él mismo se ha encontrado, en su profesión como arqueólogo, al descubrir restos de nuestro pasado musulmán con solo rascar pocos centímetros el pavimento que hoy pisamos.
El Cónsul del Reino de Marruecos en Valencia, Amin Chaoudri, afirmó, haciendo también, como él mismo reconoció, “un poco de autocrítica”, que “el problema en nuestro mundo es el desconocimiento mutuo, tanto desde una orilla como desde la otra; no hemos hecho el esfuerzo de saber qué es lo que piensa el otro, que es el desconocido” y señaló que “la educación en la auténtica convivencia desde la base es fundamental para evitar el choque de civilizaciones”. Chaoudri añadió, además, “la necesidad de realizar reformas hacia un mayor aperturismo religioso, hacia un Islam abierto y de apoyar también económicamente a quienes viven fuera de Marruecos”.
Tras la mesa redonda, Antonio Andújar Castro, psicólogo clínico y docente externo de la Universitat de València, presentó su novela BIB-RAMBLA El silencio habitado de las casas, ambientada en Granada, la ciudad española en la que la cultura musulmana pervivió durante más tiempo, y que tiene como principal referencia esta famosa plaza, cuyo nombre, de reminiscencias árabes, no deja dudas acerca de su origen.
La sesión de ayer concluyó con un concierto de música en vivo, acompañado de danza y de un desfile de la diseñadora y modelo Nadia Zein. Durante estos días, además, en el Almunia se han expuesto obras de Antonio Camaró y Concha López, ambos artistas valencianos de proyección internacional.
Estas jornadas para la convivencia entre culturas, organizadas con motivo del 13º aniversario de dicho restaurante, han tenido una excelente acogida por el numeroso público asistente. Según Abdul Draoui, promotor de las jornadas y propietario del restaurante Almunia, el objetivo ha sido dar un paso adelante en el acercamiento de la comunidad marroquí que trabaja y vive en la ciudad y los valencianos.
En la actualidad, según datos del Padrón publicados por la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia, hay 9.299 marroquíes en la totalidad del área metropolitana, de los que 3.018 viven en la ciudad de Valencia. La cifra se aproxima a los 74.000 considerando el ámbito de la Comunidad Valenciana.
El restaurante Almunia (en la Calle Bonaire, 18, de Valencia) se ha convertido, a lo largo de dos intensos días, en un escenario de reflexión sobre el diálogo y la convivencia a través de múltiples actos que han puesto de manifiesto la existencia de más puntos de unión que de divergencia entre la cultura española y la marroquí.
Gastronomía, danza, música, pintura y literatura han sido los ámbitos que han permitido visualizar las similitudes y confluencias que son fruto de siglos de historia. Si la tarde del miércoles, 2 de marzo, tuvo un marcado carácter lúdico ‑con la celebración de un taller de cocina y otro de danza- la de ayer abrió las puertas a un interesante debate sobre la convivencia entre culturas, en el que participaron Daniel Benito Goerlich, Catedrático de Historia del Arte de la Universitat de València; Amin Chaoudri, Cónsul del Reino de Marruecos en Valencia; Miquel Requena Jiménez, Vicedecano de Cultura de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València; y Javier Martí Oltra, Director del Museo de Historia del Ayuntamiento de Valencia.
Benito destacó “la cooperación y el reconocerse en el otro” como la esencia que distingue al ser humano, así como la importancia de adoptar una actitud cosmopolita, “término acuñado por Aristóteles, que implica considerar que mi ciudad es el mundo y trascender lo puramente local para situarse en una instancia superior”. Requena se refirió a la necesidad de valorar la diversidad cultural y alertó sobre las consecuencias de la extendida tendencia a simplificar lo que no conocemos, que lleva a forjar un concepto equivocado de lo que es la cultura marroquí y la cultura islámica. Por su parte, Martí quiso resaltar el olvido de nuestro pasado marroquí en las aulas y los libros de historia -“una amnesia que incluso se ha extendido al mundo de la universidad”- y contrapuso este hecho a las evidencias incluso materiales con las que él mismo se ha encontrado, en su profesión como arqueólogo, al descubrir restos de nuestro pasado musulmán con solo rascar pocos centímetros el pavimento que hoy pisamos.
El Cónsul del Reino de Marruecos en Valencia, Amin Chaoudri, afirmó, haciendo también, como él mismo reconoció, “un poco de autocrítica”, que “el problema en nuestro mundo es el desconocimiento mutuo, tanto desde una orilla como desde la otra; no hemos hecho el esfuerzo de saber qué es lo que piensa el otro, que es el desconocido” y señaló que “la educación en la auténtica convivencia desde la base es fundamental para evitar el choque de civilizaciones”. Chaoudri añadió, además, “la necesidad de realizar reformas hacia un mayor aperturismo religioso, hacia un Islam abierto y de apoyar también económicamente a quienes viven fuera de Marruecos”.
Tras la mesa redonda, Antonio Andújar Castro, psicólogo clínico y docente externo de la Universitat de València, presentó su novela BIB-RAMBLA El silencio habitado de las casas, ambientada en Granada, la ciudad española en la que la cultura musulmana pervivió durante más tiempo, y que tiene como principal referencia esta famosa plaza, cuyo nombre, de reminiscencias árabes, no deja dudas acerca de su origen.
La sesión de ayer concluyó con un concierto de música en vivo, acompañado de danza y de un desfile de la diseñadora y modelo Nadia Zein. Durante estos días, además, en el Almunia se han expuesto obras de Antonio Camaró y Concha López, ambos artistas valencianos de proyección internacional.
Estas jornadas para la convivencia entre culturas, organizadas con motivo del 13º aniversario de dicho restaurante, han tenido una excelente acogida por el numeroso público asistente. Según Abdul Draoui, promotor de las jornadas y propietario del restaurante Almunia, el objetivo ha sido dar un paso adelante en el acercamiento de la comunidad marroquí que trabaja y vive en la ciudad y los valencianos.
En la actualidad, según datos del Padrón publicados por la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia, hay 9.299 marroquíes en la totalidad del área metropolitana, de los que 3.018 viven en la ciudad de Valencia. La cifra se aproxima a los 74.000 considerando el ámbito de la Comunidad Valenciana.
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