MAQUIAVELO.-

MAQUIAVELO.-

La obra, de la compañía extremeña Proyecto Cultura, podrá verse del 14 al 17 de septiembre

José Vicen­te Moi­rón, en el papel del poli­tó­lo­go Maquia­ve­lo (CÉSAR BORGIA).

Igno­ran­do a las supers­ti­cio­nes, Sala Rus­sa­fa sube el telón de su déci­mo ter­ce­ra tem­po­ra­da esta sema­na. Y lo hace de la mano de una de las figu­ras más con­tro­ver­ti­das del pen­sa­mien­to polí­ti­co. Maquia­ve­lo es el nue­vo espec­tácu­lo de la for­ma­ción extre­me­ña Pro­yec­to Cul­tu­ra, en copro­duc­ción con el Fes­ti­val de Tea­tro Clá­si­co de Cáce­res, que del 14 al 17 de sep­tiem­bre podrá ver­se por pri­me­ra vez en la Comu­ni­tat Valen­cia­na y que, por tra­tar­se del arran­que de tem­po­ra­da de la sala, con­ta­rá con un des­cuen­to espe­cial del 20% en las loca­li­da­des (11 euros).  

Pedro Luis López Bellot diri­ge esta pie­za escri­ta por Che­ma Car­de­ña e inter­pre­ta­da por José Vicen­te Moi­rón, que da vida al pre­si­den­te del gobierno de un país occi­den­tal con­tem­po­rá­neo. A lo lar­go de la obra, en su evo­lu­ción como per­so­na­je, se van tras­lu­cien­do las teo­rías del famo­so diplo­má­ti­co y escri­tor ita­liano.  

Cono­ci­do por haber sido el pri­mer poli­tó­lo­go de la his­to­ria y por el adje­ti­vo peyo­ra­ti­vo que deri­vó de su ape­lli­do, Maquia­ve­lo dejó el lega­do de obras fun­da­men­ta­les, como El prín­ci­pe y La man­drá­go­ra. Dos libros en los que ana­li­za­ba la mane­ra en que se había ejer­ci­do el poder des­de la anti­gua Gre­cia a la Ita­lia rena­cen­tis­ta en la que vivía, com­po­nien­do un manual sobre cómo ser un gober­nan­te. Cin­co siglos más tar­de, sus obser­va­cio­nes siguen vivas, como demues­tra el espec­tácu­lo que abre la tem­po­ra­da en Sala Rus­sa­fa.

«Es el momen­to de hacer este tipo de espec­tácu­los. Hace unos días ha sido noti­cia la can­ce­la­ción en Extre­ma­du­ra de una obra diri­gi­da por mí, pero no pode­mos crear pen­san­do en cen­su­ras. Como artis­tas tene­mos la res­pon­sa­bi­li­dad no solo de entre­te­ner, tam­bién de hacer refle­xio­nar a la socie­dad sobre temas que son rele­van­tes, que afec­tan a nues­tras vidas», expli­ca Bellot, para quien el tea­tro es un arma demo­crá­ti­ca, una expre­sión libre del pen­sa­mien­to.

En mar­zo la for­ma­ción extre­me­ña fue con­for­man­do la idea de crear un mon­ta­je escé­ni­co entorno a Maquia­ve­lo y se puso en con­tac­to con Car­de­ña por­que les había intere­sa­do mucho su pie­za La inva­sión de los bár­ba­ros. A par­tir de ese momen­to y con una copro­duc­ción exprés, se escri­bió y puso en pie esta his­to­ria, estre­na­da en junio. Un tiem­po de tra­ba­jo en el que con­vi­vie­ron con elec­cio­nes muni­ci­pa­les y nacio­na­les, coin­ci­dien­do las pri­me­ras fun­cio­nes con las nego­cia­cio­nes y alian­zas polí­ti­cas que son noti­cia hoy día.

Una esce­na de «Maquia­ve­lo».

Maquiavelo, presidente y padre

El intér­pre­te del espec­tácu­lo, Moi­rón, reco­no­ce que le sor­pren­dió el tex­to y la pues­ta en esce­na por­que pen­sa­ba que iba a inter­pre­tar al per­so­na­je his­tó­ri­co, pero se encon­tró con una pie­za de cor­te con­tem­po­rá­neo y un pro­ta­go­nis­ta que le obli­ga­ba a ampliar su visión sobre quie­nes se dedi­can a la polí­ti­ca.

«Es un pre­si­den­te de gobierno, pero tam­bién un padre de fami­lia. Tie­ne sus rela­cio­nes per­so­na­les, su per­fil humano. Y, al mis­mo tiem­po, debe tomar deci­sio­nes tras­cen­den­ta­les y esta­ble­cer estra­te­gias para con­se­guir sus fines que no siem­pre son lim­pias. Ahí es don­de se va tras­lu­cien­do todo el aná­li­sis de Maquia­ve­lo sobre cómo ejer­cer el poder, que sigue per­fec­ta­men­te vigen­te más de qui­nien­tos años des­pués», argu­men­ta el actor, que admi­te ter­mi­nar cada fun­ción ago­ta­do al enfren­tar­se al reto de un espec­tácu­lo uni­per­so­nal que esca­pa de las for­mas clá­si­cas de un monó­lo­go.

Con deta­lles como el uso de la ilu­mi­na­ción, la posi­ción de una buta­ca o cómo lle­va la cha­que­ta el pro­ta­go­nis­ta, se hace ver que está tenien­do un diá­lo­go con otra per­so­na, aun­que ésta no apa­rez­ca en esce­na. Voces en off dan répli­cas y expre­san reac­cio­nes a sus accio­nes.

Una gran pan­ta­lla de led emi­te imá­ge­nes de cua­dros rena­cen­tis­tas, pero tam­bién de pop art y citas de Maquia­ve­lo, esta­ble­cien­do puen­tes entre pasa­do y pre­sen­te. Ade­más, otros ele­men­tos de apo­yo en la esce­no­gra­fía son una cin­ta de correr en la que el actor se ejer­ci­ta o una fila de micró­fo­nos y telé­fo­nos, en la que hace decla­ra­cio­nes públi­cas.

«Que­ría­mos que los espec­ta­do­res pudie­ran acom­pa­ñar al polí­ti­co en todas sus face­tas, sien­do tes­ti­go de la dife­ren­cia entre sus viven­cias per­so­na­les y su dis­cur­so públi­co, entre la ima­gen que tra­ba­ja para trans­mi­tir y lo que real­men­te pien­sa. No esta­ble­ce­mos un jui­cio, solo deja­mos ante el públi­co un retra­to que inten­ta­mos que sea lo más rea­lis­ta posi­ble de lo que podría ser un gober­nan­te en cual­quier admi­nis­tra­ción. Y, por aho­ra, reci­ben la obra con entu­sias­mo», comen­ta Bellot, que está desean­do reen­con­trar­se con la audien­cia de Sala Rus­sa­fa, don­de Pro­yec­to Cul­tu­ra ya pre­sen­tó Meni­na, soy una puta obra de Veláz­quez o Con­quis­ta­do­res (Pre­mio del Públi­co de Sala Rus­sa­fa al Espec­tácu­lo Reve­la­ción en 2022).

Los pro­ta­go­nis­tas (Sonia Sau­qui­llo y Víc­tor Fajar­do) y el car­tel de la obra «La eter­na sen­sa­ción de empe­zar de cero».

La programación

Otra de las pro­pues­tas escé­ni­cas de este arran­que de tem­po­ra­da lle­ga­rá del 21 al 24 de sep­tiem­bre con el estreno abso­lu­to de La eter­na sen­sa­ción de empe­zar de cero, una copro­duc­ción de Sala Rus­sa­fa con el Fes­ti­val Rus­sa­fa Escé­ni­ca y la joven com­pa­ñía valen­cia­na Vien­to a Favor.

El com­pro­mi­so del cen­tro cul­tu­ral con el fes­ti­val se remon­ta a sus ini­cios, en 2011. Y este año va más allá, par­ti­ci­pan­do en la copro­duc­ción de esta pie­za codi­ri­gi­da por Fer­nan­do Soto y Jesús Redon­do a par­tir de un tex­to escri­to por el pro­pio Redon­do jun­to a Mar Mand­li y Sonia Sahu­quillo, quien lo pro­ta­go­ni­za. Esta pro­pues­ta habla de la cons­tan­te cons­truc­ción de la vida, que pue­de ver­se como un camino de obs­tácu­los o un pozo de opor­tu­ni­da­des.

Y abrien­do el aba­ni­co de públi­cos que pue­den dis­fru­tar de la pro­gra­ma­ción de Sala Rus­sa­fa en este arran­que de tem­po­ra­da, la for­ma­ción Arden Pro­duc­cio­nes (impul­so­ra de este cen­tro de for­ma­ción, pro­duc­ción y exhi­bi­ción de artes escé­ni­cas) ofre­ce el 30 de sep­tiem­bre y 1 de octu­bre el estreno abso­lu­to de una pie­za para espec­ta­do­res de 0 a 100 años.

Marian Villaes­cu­sa, uno de los valo­res de la joven esce­na valen­cia­na, fir­ma y diri­ge Iaia, una come­dia fres­ca y con un toque tierno en la que una abue­la se enfren­ta al reto de conec­tar con su nie­ta pre­ado­les­cen­te, absor­bi­da por otro tipo de cone­xio­nes onli­ne. Andrea Jara y Rocío Ladrón de Gue­va­ra dan vida a esta diver­ti­da his­to­ria sobre la impor­tan­cia de la fami­lia y el encuen­tro inter­ge­ne­ra­cio­nal.

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