El escritor alemán, que estará este fin de semana en VLC Negra, reivindica la importancia de aprender del pasado

El escritor alemán Oliver Pötzsch ha constatado este miércoles que le gusta bucear en periódicos antiguos porque «siempre se encuentran cosas muy interesantes, aunque sea por causalidad», ya que «los mejores relatos siempre proceden de la realidad» y al respecto ha reivindicado: «Es importante que aprendamos del pasado para utilizar estos aprendizajes en el presente».
Pötzsch, que estará este fin de semana en el festival VLC Negra, ha ofrecido este miércoles una rueda de prensa coincidiendo también con la salida a las librerías de su segunda novela, El sepulturero y la Tierra Negra.
La continuación de El libro del sepulturero, con el que ha conseguido 3,5 millones de lectores en toda Europa, aborda en esta ocasión sarcófagos misteriosos, maldiciones egipcias y arqueólogos asesinados, pero también retrata los zoológicos humanos que a partir de la década de 1870 se hicieron tristemente célebres en las principales capitales europeas, como un símbolo de su poder colonial y de la infundada superioridad cultural de la civilización occidental.
Al respecto, ha explicado que esta historia le surgió tras leer muchos artículos de los antiguos periódicos de Viena, que tiene un «enorme archivo» que se remonta a finales del siglo XVII, cuando se topó con la realidad de los zoológicos humanos y lo incorporó a su novela poniendo rostro al sufrimiento de todas las personas que participaron en aquellas «infames» exposiciones etnográficas.
El otro gran tema que aborda es el de la egiptología de finales del XIX sobre la que ha afirmado que le dejó «alucinado, casi maravillado» por las rarezas que encontró. Una de ellas son «las fiestas de las momias» que celebraban entonces los jóvenes nobles en sus palacios. Compraban momias y les quitaban las vendas para ver qué se encontraban dentro. «Si las momias echan una maldición ese puede ser un buen motivo», ha constatado.
Oliver Pötzsch ha señalado que siempre escoge un elemento de terror para iniciar sus obras —vampiros en la primera; momias en la segunda; y fantasmas y espiritismo en la tercera entrega que saldrá este verano en Alemania— para «explicar algo irracional, terrífico, pero desde una manera científica».
Así, esa venta de momias fue un negocio muy prolífico hasta principios del siglo XX entre Europa y un Egipto que pasaba por problemas «muy complicados» y había mucho tráfico de estas mercancías que aquí se vendían en las farmacias porque había público para ello como el polvo mummia, del que ha enseñado un bote, al que se atribuían numerosas cualidades curativas.
Pero más allá de estos elementos terroríficos en sus páginas también se adentra en el antisemitismo y racismo que imperaban en la época, pero rehuyendo de una visión simplista porque «no se puede decir que todos los antisemitas en estos días eran monstruos, algunos de ellos eran majos», y así lo reflejan algunos de sus personajes.
De igual modo, no ha eludido el término negrata, que en alemán es muy despectivo, para mostrar cómo la gente se refería a estas personas entonces, pero ha limitado su uso a los diálogos. «Es importante utilizar esta palabra porque si no se utiliza, si se oculta, no se aprende», ha señalado Oliver Pötzsch. Asimismo, ha apoyado la exigencia actual de las antiguas colonias de recuperar los objetos que les fueron expoliados. Ha señalado que en Alemania es un debate «muy actual e importante» y ha mostrado su interés por cómo se plantea en España.
Avances de la tecnología criminal
No obstante, ha explicado que también escogió esta época para ambientar su novela porque el final del siglo XIX fue «muy interesante» no solo por el gran desarrollo tecnológico que se registró, con la creación del teléfono, la bombilla, los cines o los aviones, sino también por el desarrollo de la tecnología criminal con el surgimiento de la dactiloscopia o la balística.
Una época también en la que comienzan la lucha de las mujeres por sus derechos. Por ello, tenía claro que quería introducir una mujer como protagonista en el departamento de Policía, no solo un hombre, pero que fuera «una mujer fuerte» y que no se limitara a ejercer el papel de secretaria o telefonista que era entonces el habitual. El resultado es Julia, fotógrafa forense.
Oliver Pötzsch ha señalado que no le provoca «ninguna pesadilla» tener entre sus antepasados familiares a 14 verdugos —el último a principios del siglo XIX—, y que puede que esta circunstancia le haya llevado a ser «un tipo experto en la muerte». Por el momento, la tercera entrega versará sobre fantasmas y espiritismo, que eran «muy corrientes en aquellas época», incluso creía en ellas Sissi emperatriz, o Conan Doyle, a quien ha dado un pequeño papel.