Saiti inicia una nueva etapa centrada en el comensal

El res­tau­ran­te Sai­ti, de Vicen­te Pati­ño, ini­cia una nue­va eta­pa mar­ca­da por la reno­va­ción de la sala, que se ha trans­for­ma­do para ganar en ele­gan­cia y en con­for­ta­bi­li­dad, de modo que el clien­te pue­da dis­fru­tar de la comi­da en un entorno aco­ge­dor. A ello se suma la nue­va estruc­tu­ra de menús, de cor­te gas­tro­nó­mi­co y ale­ja­da del rece­ta­rio tra­di­cio­nal de Sucar, res­tau­ran­te her­mano.

La reno­va­ción de las ins­ta­la­cio­nes ha logra­do una atmós­fe­ra más sofis­ti­ca­da, gra­cias al reves­ti­mien­to de la pared en tonos ocres o a la tapi­ce­ría de ter­cio­pe­lo de los sofás, que hacen sen­tir al clien­te en un espa­cio cáli­do y aco­ge­dor. Tam­bién se ha redu­ci­do el núme­ro de mesas, de diez a sie­te, para ganar en ampli­tud y pri­mar la como­di­dad. Por su par­te, el ves­tí­bu­lo incor­po­ra un reves­ti­mien­to meta­li­za­do y man­tie­ne la foto­gra­fía de Mikel Pon­ce, que habla de huer­ta, de pro­duc­to, de raí­ces.

La refor­ma ha corri­do a car­go de Eme-Dos, estu­dio de inte­rio­ris­mo que se encar­ga habi­tual­men­te de los pro­yec­tos de Pati­ño, por lo que que el resul­ta­do se adap­ta a la iden­ti­dad de la casa. Nada en la sala de Sai­ti que­da al azar: ni los man­te­les lar­gos que cuel­gan has­ta el sue­lo, ni la vaji­lla de cerá­mi­ca don­de cada pie­za es dis­tin­ta a la ante­rior. El esme­ro por el deta­lle es una cues­tión de com­pro­mi­so con el tra­ba­jo y, sobre todo, un camino para per­se­guir la satis­fac­ción del comen­sal.

En lo refe­ren­te a los menús, hace tiem­po que Sai­ti vie­ne defi­nién­do­se como un res­tau­ran­te pura­men­te gas­tro­nó­mi­co, cedien­do la par­te del rece­ta­rio tra­di­cio­nal y de pro­duc­to a los fogo­nes de Sucar. El comen­sal pue­de esco­ger entre cua­tro menús (L’Eixample; VP; Na Ger­ma­na; y Lo Rat Penat), que varían en núme­ro de pla­tos y se renue­van cada esta­ción para incor­po­rar los pro­duc­tos de tem­po­ra­da. Al mis­mo tiem­po se man­tie­ne la car­ta redu­ci­da, para que el clien­te pue­da pedir libre­men­te.

Para más infor­ma­ción visi­ta su pági­na web.

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