El XIII Ciclo de Compañías Nacionales programa del 23 al 26 de noviembre el estreno en la Comunitat Valenciana de una aproximación a la controvertida figura del CID. Música folk ibérica, una potente estética y una versátil interpretación de Antonio Campos ofrece diversos puntos de vista sobre el héroe medieval. 

Un espec­tácu­lo pro­du­ci­do por Alba­city Cor­po­ra­tion inter­pre­ta­do por la Com­pa­ñía Anto­nio Cam­pos.

El héroe de Vivar vuel­ve a Valen­cia, terreno que con­quis­tó a fina­les del siglo XI. Pero esta vez, con­ver­ti­do en un polié­dri­co per­so­na­je don­de se mues­tran dife­ren­tes apro­xi­ma­cio­nes a su figu­ra his­tó­ri­ca. Del 23 al 26 de noviem­bre, Sala Rus­sa­fa estre­na en Comu­ni­tat Valen­cia­na CID, un espec­tácu­lo pro­du­ci­do por Alba­city Cor­po­ra­tion inter­pre­ta­do por la Com­pa­ñía Anto­nio Cam­pos, dos veces nomi­na­do a mejor actor en los Pre­mios Max. 

«Cuan­do lle­gó este pro­yec­to a mi cabe­za, ya no pude sacar­lo de ella. Me atraía el reto cir­cen­se de ‘más difí­cil toda­vía’. Ya había­mos hecho una ver­sión de La Celes­ti­na y El laza­ri­llo de Tor­mes. Supo­nía vol­ver a hacer yo solo todos los per­so­na­jes. Pero, sobre todo, el desa­fío era diver­si­fi­car la ima­gen de este hom­bre, con­ver­ti­do en un mito de La Recon­quis­ta. Dis­tin­tas ten­den­cias his­tó­ri­cas y polí­ti­cas se han apro­pia­do de sus actos, hacien­do su pro­pio rela­to. Y me atraía mucho la idea de pene­trar en todas las capas que tuvo El Cid para con­ver­tir­lo en un per­so­na­je que pudie­ra ser atrac­ti­vo a ojos de cual­quier espec­ta­dor, evi­tan­do las sig­ni­fi­ca­cio­nes ideo­ló­gi­cas», seña­la el intér­pre­te, tam­bién impul­sor de este pro­yec­to, autor de la dra­ma­tur­gia y pro­duc­tor. 

La valen­tía fue el ras­go más des­ta­ca­do para Cam­pos de la figu­ra de este gue­rre­ro — mer­ce­na­rio para cris­tia­nos, pero tam­bién para musul­ma­nes — que logró desa­fiar a reyes y seño­res de diver­sos pun­tos de la Penín­su­la, con­quis­tar el Levan­te con su pro­pio ejér­ci­to y esta­ble­cer un Seño­río inde­pen­dien­te en Valen­cia

Inter­pre­ta­ción de El Cid. 

«De algu­na mane­ra, me iden­ti­fi­ca­ba con ese espí­ri­tu de lan­zar­te a la con­quis­ta — en mi caso de tea­tros — por ser fiel a tu pro­pio des­tino. Hay un pun­to de roman­ti­cis­mo, de épi­ca. Pero tam­bién de incons­cien­cia, de seguir tus sue­ños arries­gán­do­lo todo», expli­ca el actor alba­ce­te­ño quien, con los años y la expe­rien­cia, se ha dado cuen­ta de que su for­ma natu­ral de subir al esce­na­rio es con espec­tácu­los uni­per­so­na­les, siguien­do la este­la de pre­ce­den­tes como Darío Fó o El Bru­jo.

«Apues­to por inter­pre­tar este Cid con con­ten­ción. Su vida es tan épi­ca que no nece­si­ta nin­gún énfa­sis extra. Y me esti­mu­la crear este aba­ni­co de per­so­na­jes rela­cio­na­dos con él, me gus­ta el reto de man­te­ner el rit­mo y la ten­sión dra­má­ti­ca yo solo, sin tener el sopor­te de otros intér­pre­tes. A mí me lo da el públi­co, sien­to sus silen­cios, sus emo­cio­nes. Así que me voy guian­do con sus res­pues­tas para lle­var ade­lan­te la repre­sen­ta­ción de la mejor mane­ra posi­ble», expli­ca el intér­pre­te, reco­no­cien­do que las más de 60 fun­cio­nes que ha hecho este mon­ta­je des­de su estreno en mar­zo sue­le aca­bar con los espec­ta­do­res aplau­dien­do en pie. 

Y es que la vida de este per­so­na­je his­tó­ri­co “tie­ne los ele­men­tos para ser una obra al esti­lo de Sha­kes­pea­re, podría ser un Ham­let o un Mac­beth mara­vi­llo­so”, comen­ta Cam­pos. Con diver­sos nom­bres, des­de Ruy a Rodri­go Díaz, Sidi o El Cam­pea­dor, pasó a la his­to­ria como un héroe clá­si­co gra­cias a pro­ta­go­ni­zar el más famo­so de los can­ta­res de ges­ta, El can­tar del mío Cid.

«La jugla­ría era como el már­que­tin de la épo­ca. Segu­ro que hubo gue­rre­ros igual de seña­la­dos en la Edad Media, pero él que­dó retra­ta­do para siem­pre. Noso­tros pro­po­ne­mos una visión del per­so­na­je más huma­na y polié­dri­ca», argu­men­ta el intér­pre­te, capaz de trans­for­mar­se sobre el esce­na­rio en una dece­na de per­so­nas que tuvie­ron una sig­ni­fi­ca­ción en la tra­yec­to­ria de El Cid. Por ejem­plo, su ama­da Jime­na; su enemi­go, Gar­cía Ordó­ñez; o los monar­cas Fer­nan­do I, su hijo Alfon­so VI, San­cho II y su her­ma­na Urra­ca, ade­más de Muhám­mad al-Mutá­­mid, rey de tai­fa de Sevi­lla; o su ami­go inse­pa­ra­ble, Mina­ya, son otros de los per­so­na­jes que van apa­re­cien­do en esce­na, gra­cias a la ver­sá­til inter­pre­ta­ción de Cam­pos. 

La ambien­ta­ción y ten­sión dra­má­ti­ca cre­ce de la mano de la músi­ca folk ibé­ri­ca de La Mus­ga­ña. El gru­po de músi­ca apor­ta su apro­xi­ma­ción a com­po­si­cio­nes que reco­gen la heren­cia sono­ra de las can­cio­nes y músi­ca tra­di­cio­nal de la Mese­ta. La pues­ta en esce­na se com­ple­ta con un ves­tua­rio de épo­ca dúc­til, capaz de trans­for­mar rápi­da­men­te al intér­pre­te en uno u otro per­so­na­je. Y con un dise­ño de ilu­mi­na­ción que refuer­za la épi­ca de los acon­te­ci­mien­tos. Todos estos ele­men­tos están coor­di­na­dos por la direc­ción de Lluís Elías, fiel cola­bo­ra­dor de Cam­pos des­de que ambos se cono­cie­ron tra­ba­jan­do en Els Joglars, don­de Elías ha sido duran­te 18 años ayu­dan­te de direc­ción de Albert Boa­de­lla. 

Inter­pre­ta­ción de El Cid.

«Lluís es mi padre, tea­tral­men­te hablan­do. Me ense­ñó a cami­nar sobre el esce­na­rio, a pro­yec­tar la voz, a res­pi­rar y a tener una mira­da peri­fé­ri­ca. Me ha mol­dea­do como actor solis­ta y siem­pre se embar­ca en estos pro­yec­tos tan com­ple­jos que le pro­pon­go, por­que no es fácil recrear un per­so­na­je his­tó­ri­co míti­co sin caer en las leyen­das», seña­la Cam­pos, quien des­de este jue­ves 23 al domin­go 26 sube al esce­na­rio den­tro del XIII ‘Ciclo de com­pa­ñías nacio­na­les’ de Sala Rus­sa­fa, para con­ver­tir­se en una figu­ra fas­ci­nan­te, lle­van­do al públi­co en un via­je al medie­vo y a las mil caras de la his­to­ria.

Valores contemporáneos para una nueva lectura del cuento clásico El Flautista d’Hamelin

En la pro­gra­ma­ción fami­liar de este fin de sema­na, otro rela­to de la tra­di­ción oral lle­ga a las tablas. Esta vez vie­ne del ámbi­to euro­peo y, como tan­tos otros cuen­tos popu­la­res, fue reco­gi­do por los famo­sos her­ma­nos Grim. El 25 y 26 de noviem­bre (con fun­cio­nes con­cer­ta­das con esco­la­res el día 27), Sala Rus­sa­fa aco­ge el estreno en Valen­cia de una ver­sión libre y en valen­ciano de El flau­tis­ta d’Hamelin. 

El flau­tis­ta d’Hamelin. 

Aita­na Muñoz y Tri­ni Brun fir­man este espec­tácu­lo, cuya acción se sitúa en un lejano pue­blo don­de habi­tan muchas ratas, pero son colo­ri­das, diver­sas y diver­ti­das. En el mon­ta­je de la com­pa­ñía valen­cia­na Floc Tea­tre, la loca­li­dad está gober­na­da por un rey egoís­ta, dudo­sa­men­te jus­to con sus súb­di­tos, que un día deci­de cele­brar una fies­ta. Las ratas, cre­yen­do estar invi­ta­das, par­ti­ci­pan glo­to­na­men­te del ban­que­te y es tal el enfa­do del monar­ca que le lle­va­rá a con­tra­tar a un joven para aca­bar con ellas

¿Logra­rá el flau­tis­ta su obje­ti­vo de exter­mi­nar­las o encon­tra­rá la colo­nia una for­ma de cola­bo­rar y de que todos pue­dan con­vi­vir en Hame­lin, res­pe­tan­do las dife­ren­cias? Un nove­do­so acer­ca­mien­to, con valo­res con­tem­po­rá­neos, a esta his­to­ria que for­ma par­te de los clá­si­cos de la lite­ra­tu­ra infan­til. El mon­ta­je com­bi­na títe­res con la inter­pre­ta­ción de Tri­ni Brun, Ama­deo Llach, Mila Fer­nán­dez y Mir­yam Gar­cés, quien tam­bién diri­ge la pie­za, en una diver­ti­da pues­ta en esce­na que invi­ta al públi­co a dar­le la vuel­ta al cuen­to.  

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