sarah hook & the disarmers

sarah hook & the disar­mers

La cantautora americana, acompañada por The Disarmers, presenta “Nightroamer“ el jueves 9 de noviembre

La can­tau­to­ra nor­te­ame­ri­ca­na Sarah Shook.

Naci­da y cria­da en el seno de una fami­lia de tara­dos fun­da­men­ta­lis­tas cris­tia­nos, pura whi­te trash, en el peque­ño pue­blo de Chatham County (Caro­li­na del Nor­te), la joven River Shook (1985)decidió que su sal­va­ción no esta­ba en la Biblia sino en la músi­ca. Así, en con 25 años y con el nom­bre artís­ti­co de Sarah mon­tó una ban­da cuyo nom­bre era una decla­ra­ción de inten­cio­nes: Sarah Shook & The Devil. Aho­ra, con el pro­yec­to en el que le acom­pa­ñan The Disar­mers des­de 2015, se subirá al esce­na­rio del Loco Club el jue­ves 9 de noviem­bre (22 euros, 18 anti­ci­pa­da. 21 h.) para pre­sen­tar su últi­mo tra­ba­jo Nigh­troa­mer.

Ade­más de por su músi­ca, Sarah Shook es cono­ci­da por su acti­vis­mo —por los dere­chos socia­les en gene­ral y por los de la comu­ni­dad LGTBI en par­ti­cu­lar— y por sus inten­tos de dejar atrás su pasa­do en una comu­ni­dad ultra­rre­li­gio­sa (aho­ra se decla­ra atea), un camino que no le ha resul­ta­do fácil y cuyo lega­do inten­tó aho­gar en alcohol pero, aun­que las penas flo­tas, ya está total­men­te recu­pe­ra­da. Pero ¿Qué sería del rock sin reden­ción? Posture­ta y poco más.

Los comien­zos de Shook no fue­ron fáci­les. Su pri­me­ra ban­da nació en 2010, pero se disol­vió al poco de publi­car su pri­mer y últi­mo álbum (Seven, 2013). Pero lejos de dar­se por ven­ci­da, bus­có una segun­da opor­tu­ni­dad con Eric Peter­son en Sarah Shook & the Dirty Hands de esca­so reco­rri­do. Pero no hay dos sin tres así que con Peter­son y dos exDe­vils (John Baugh­man al bajo y Phil Sulli­van al lap Steel), se die­ron una nue­va opor­tu­ni­dad: Sarah Shook & The Disar­mers.

De momen­to no les va nada mal ya que en menos de 5 años han lan­za­do al mer­ca­do tres refe­ren­cias: Side­long (2015), Years (2018) —cuyo pro­ce­so de gra­ba­ción que­dó inmor­ta­li­za­do en el docu­men­tal What it Takes: film on dou­ze tableaux, de Gor­man Bechard—y Nigh­troa­mer (2022), que es el que defien­den en esta nue­va gira espa­ño­la (ter­ce­ra, si no me fallan las cuen­tas). Ade­más, Shook ha encon­tra­do tiem­po para alum­brar un nue­vo pro­yec­to, Might­ma­re, con el que el año pasa­do sacó Cruel Liars.

De Nigh­troa­mer se pue­de decir que es, en las for­mas, algo más opti­mis­ta que sus tra­ba­jos ante­rio­res, qui­zás por­que se ve la mano del pro­duc­tor gana­dor de un Emmy Pete Ander­son (Dwight Yoa­kam, k.d. Lang…). La temá­ti­ca tam­bién está más foca­li­za­da en un solo pun­to —las rela­cio­nes per­so­na­les— que en sus ante­rio­res dis­cos, pero la esen­cia está ahí.

Eso sí, con un soni­do algo más opti­mis­ta. Inclu­ye un total de diez cor­tes que entran muy fáci­les (es un elo­gio, lo digo por si aca­so) en el que se podría des­ta­car Some­doby Else, It doesn’t chan­ge anything, la roc­ke­rí­si­ma If it’s a poi­son o Plea­se be a stran­ger o cual­quier otro, que para gus­tos, colo­res.

Americana como etiqueta

Al esti­lo de Sarah Hook se le pue­de incluir bajo la eti­que­ta de ‘ame­ri­ca­na’, en la que cabe des­de el blue grass más clá­si­co, al country más pope­ro, pasan­do por el outlaw, el roc­ka­billy  o lo que se quie­ra. En este caso vie­ne muy bien por­que si algo ha demos­tra­do la de Caro­li­na del Nor­te es que se mue­ve con sol­tu­ra en todos estos palos. Un esti­lo que va acom­pa­ña­do de temas com­pro­me­ti­dos, lle­nos de sli­ces of life, y que ha ido per­dien­do oscu­ri­dad con los años. Así, ha cons­trui­do una dis­co­gra­fía con temas

tan remar­ca­bles como sus icó­ni­cos him­nos The bottle never lets me down y Fuck Up u otros como Par­ting words, Some­body else o Keep the home fires bur­ning.

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