El de Aus­tin defen­de­rá el miér­co­les 5 de junio «He one & only Scott H. Biram» en Valen­cia

El músi­co de Texas Scott H. Biram.

Como le gus­ta hacer las cosas a su mane­ra, Scott H. Biram se ha gana­do a pul­so el mote de The Dirty Old One Man Band (La ban­da de un solo hom­bre, vie­jo y sucio). Si hay que poner­le una eti­que­ta a lo que hace, pues a esa sabia de com­bi­na­ción de blues genuino, el country clá­si­co, el blue­grass y el rock n roll solo cabe lla­mar­la Ame­ri­ca­na. Pero cuan­do se le aña­da un poco de punk y otro poco de heavy metal el resul­ta­do es algo dis­tin­to.

Para com­pro­bar­lo solo hay que acer­car­se, este miér­co­les 3 de junio a la sala Loco (21:15 h) para ver como el de Aus­tin pre­sen­ta su últi­mo tra­ba­jo, He one & only Scott H. Biram, su déci­mo ter­cer álbum. Una pla­za, que por cier­to, no le es nue­va: ya la pisó hace casi una déca­da, en su pri­me­ra visi­ta a Valen­cia, para pre­sen­tar Nothin’ But Blood.

Naci­do el 4 de abril de 1974 en Lockhart, Texas, Scott H. Biram, se ha gana­do a pul­so ser teni­do en cuen­ta en la esce­na del alt.country. Cria­do en Prai­rie Lea y San Mar­cos, la músi­ca lo rodeó des­de muy joven. Con influen­cias que iban des­de miem­bros de la fami­lia tocan­do blue­grass has­ta gigan­tes del blues como Light­nin’ Hop­kins, el camino musi­cal de Biram se alla­nó tem­prano. Des­pués de gra­duar­se de la escue­la secun­da­ria de San Mar­cos en 1992, se sacó la carre­ra de Bellas Artes de la Uni­ver­si­dad Esta­tal de Texas en 1997.

Mien­tras esta­ba en la uni­ver­si­dad, per­fec­cio­nó su ofi­cio en ban­das de blue­grass, pero a fina­les de los 90 lo vie­ron abra­zar su fir­ma como hom­bre orques­ta, tras fra­ca­sar con sus pri­me­ros pro­yec­tos: The Thangs —don­de coque­teó con el punk—, Scott Biram & the Salt Peter Boys y Blue­grass Dri­­ve-By. Su bio­gra­fía ofi­cial comien­za como le lan­za­mien­to This is Kings­bury? (2000), para que crea su pro­pio sello. La músi­ca de Biram, des­de ese momen­to, es una poten­te mez­cla de blues, punk y country fue­ra de la ley. 

De él, se pue­de decir que ofre­ce sus letras cru­das y hones­tas con un gru­ñi­do y un can­to yodel, a menu­do acom­pa­ña­do por su con­fia­ble Gib­son de 1959 y un pedal.  Es cono­ci­do por sus elec­tri­zan­tes espec­tácu­los en vivo que van des­de bala­das inquie­tan­tes has­ta him­nos que indu­cen al mosh pit, o el repar­to de hos­tia ritual entre sus segui­do­res.

Peligro al volante

Una expe­rien­cia cer­ca­na a la muer­te en un acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co en 2003, en la épo­ca en la que lan­zó Lo:Fi Mojo (su ter­cer tra­ba­jo), un hecho impac­tó sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te la vida y la músi­ca de Biram. Sobre todo en la vida: tuvo un cho­que fron­tal con un camión, mien­tras iba en coche, y se sal­vó de mila­gro. Esta expe­rien­cia en la carre­te­ra y un toque de oscu­ri­dad ali­men­tan su com­po­si­ción, crean­do un soni­do que es a la vez cau­ti­va­dor e inquie­tan­te.

Curio­sa­men­te, aquel inci­den­te tam­bién le ha ins­pi­ra­do temas de country camio­ne­ro como Truck­Dri­ver, Reefer Load, 18 Whee­ler Fever o Drag­gin’ Down The Line entre otras. Inde­pen­dien­te y pro­lí­fi­co, Biram ha lan­za­do más de una doce­na de álbu­mes, muchos de ellos en Bloodshot Records. 

Ha obte­ni­do un pre­mio de músi­ca inde­pen­dien­te y una base de fans dedi­ca­da que apre­cia su enfo­que sin fil­tros de la músi­ca. Si a todo esto le suma­mos que es un tipo que ha com­par­ti­do esce­na­rio con Reve­rend Hor­ton Heat, Willie Nel­son, Nash­vi­lle Pussy, y Hank Williams III o Jon Spen­cer Blues Explo­sion, no hay excu­sa para no acu­dir a acom­pa­ñar­le en su cita en Valen­cia.

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