La ban­da visi­ta este sába­do, las 21 h, el. Loco Club para pre­sen­tar su últi­mo tra­ba­jo y hacer un repa­so a su carre­ra

Theo Law­ren­ce, en el Kafe Antzo­kia (Bil­bao), el pasa­do 23 de mayo (DANA FLOW).

Del vir­tuo­sis­mo con la gui­ta­rra del fra­n­­co-cana­­die­n­­se Theo Law­ren­ce ya tie­ne cons­tan­cia los aman­tes de esa cajón de sas­tre que es la eti­que­ta ‘Ame­ri­ca­na’ ya que reca­ló por estos lares en octu­bre de 2022 para pre­sen­tar su segun­do tra­ba­jo Sau­ce Piquan­te (2019), pro­du­ci­do por Mark Neil (el de The Black Keys), y un año antes defen­dió Chè­rie. Así que la expec­ta­ción es máxi­ma para el roc­ke­ro fran­cés en esta, su ter­ce­ra gira espa­ño­la, que ten­drá para­da y fon­da en la sala Loco el sába­do 3 de febre­ro (21 h). El pre­cio de la entra­da es de 19 euros (15 euros en taqui­lla).

El soni­do de Law­ren­ce nace direc­ta­men­te del del­ta del Mis­sis­si­pi, don­de nacie­ron sus refe­ren­cias Tommy John­son —nada que ver con Robert, aun­que tam­bién se decía que pac­to con el dia­blo, How­lin’ Wolf o Bo Dodd­ley. De hecho, su pri­me­ra refe­ren­cia Hea­ven to me (2016) —con su ante­rior ban­da, The Hearts—es un sin­gle doble lleno de home­na­jes a este sonido.El dis­co mar­ca el ini­cio de una fruc­tí­fe­ra carre­ra con un quin­ten­to en que des­ta­ca el papel de dos de sus músi­cos y ami­gos de la infan­cia, Thi­bault Roos­ter (bate­ría) y Nevil Ber­nard (tecla­do). Con ellos des­pa­chó You’ve Changed/500 My Prophecy (ambos 2017).Un año más tar­de, con Home­ma­de Lemo­na­de lle­gó su pri­mer lar­ga dura­ción y su pri­mer éxi­to. 

 

La edad de oro del Gran Ole Opry

Para­dó­ji­ca­men­te, la bue­na recep­ción de este últi­mo se tra­du­ce en un des­en­cuen­tro con sus com­pa­ñe­ros y deci­de fun­dar su actual for­ma­ción, Theo Law­ren­ce & The Pos­sums. Con Bas­tien Cabe­zón y Julien Boys­sou lan­za en 2019 Sau­ce Piquan­te, gra­ba­do ínte­gra­men­te en el esta­do de Geor­gia y con la pro­duc­ción de Mark Neil. Esta refe­ren­cia mar­ca su con­sa­gra­ción den­tro del cir­cui­to honky­tonk.

Su últi­ma entre­ga dis­co­grá­fi­ca, el EP A country mile, sue­na chis­po­rro­tean­te y bri­llan­te como un vie­jo vini­lo, lle­van­do al oyen­te al esti­lo de la era de oro del Grand Ole Opry. Un dis­co que habría pues­to a un ado­les­cen­te Elvis Pres­ley a can­tar y menear las cade­ras. Gra­ba­do en Aus­tin como un pro­yec­to para­le­lo duran­te las sesio­nes de su acla­ma­do dis­co Che­rie, resal­ta la maes­tría vocal de Law­ren­ce acom­pa­ña­do por la sim­ple­za del con­tra­ba­jo, el vio­lín y la steel gui­tar al más puro esti­lo clá­si­co.

La elec­ción de la ver­sión que con­tie­ne sub­ra­ya ese carác­ter por resu­ci­tar aquel inimi­ta­ble soni­do, My heart tells me, una can­ción iné­di­ta del artis­ta de cul­to de Sun Records, Ernie Chaf­fin. Jun­to a ella, tres clá­si­cos ins­tan­tá­neos de Law­ren­ce, gra­ba­dos con arte­sa­nía, sin que­rer ser una imi­ta­ción revi­va­lis­ta, sino sonar eterno, fres­co y con­mo­ve­dor.

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