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Amén. Quien acu­ñó la fra­se “Doc­to­res tie­ne la Igle­sia” no era ni padre ni madre. Esta expre­sión, obvia­men­te, quie­re decir que un tema en cues­tión se deja a la con­si­de­ra­ción de los exper­tos en la mate­ria las cues­tio­nes que son difí­ci­les de expli­car. De haber­lo sido (padre o madre) hubie­ra teni­do bien cla­ro que para sen­tar cáte­dra sobre un asun­to paterno/materno/filial no hace fal­ta espe­cia­li­dad nin­gu­na. Más bien todo lo con­tra­rio: sólo hace fal­ta tener boca para decir lo pri­me­ro que a cual­quie­ra se le pasa por la cabe­za. Les pon­go ejem­plos: chu­pe­tes, bibe­ro­nes, bra­zos, coche­ci­tos, sue­ño, ali­men­ta­ción. Hagan la prue­ba. Sal­gan a la calle con un niño/a de más de un año con chu­pe­te, o metan en el carro a uno de más de tres. O con­fie­sen que le dan pecho a deman­da, o que pre­fie­ren el bibe­rón, o que aún duer­me en su habi­ta­ción, con uste­des. El gri­to se oirá en el cie­lo, y en sus oídos reso­na­rán fra­ses con­tun­den­tes que les harán sen­tir malos padres, malas madres, pési­mos edu­ca­do­res. De haber sido padre, o madre, en lugar de esa fra­se hubie­ra pues­to en cir­cu­la­ciónn otra: “Las opi­nio­nes son como los culos: todos tene­mos uno”. Amén.
 

Amén. Quien acu­ñó la fra­se “Doc­to­res tie­ne la Igle­sia” no era ni padre ni madre. Esta expre­sión, obvia­men­te, quie­re decir que un tema en cues­tión se deja a la con­si­de­ra­ción de los exper­tos en la mate­ria las cues­tio­nes que son difí­ci­les de expli­car. De haber­lo sido (padre o madre) hubie­ra teni­do bien cla­ro que para sen­tar cáte­dra sobre un asun­to paterno/materno/filial no hace fal­ta espe­cia­li­dad nin­gu­na. Más bien todo lo con­tra­rio: sólo hace fal­ta tener boca para decir lo pri­me­ro que a cual­quie­ra se le pasa por la cabe­za. Les pon­go ejem­plos: chu­pe­tes, bibe­ro­nes, bra­zos, coche­ci­tos, sue­ño, ali­men­ta­ción. Hagan la prue­ba. Sal­gan a la calle con un niño/a de más de un año con chu­pe­te, o metan en el carro a uno de más de tres. O con­fie­sen que le dan pecho a deman­da, o que pre­fie­ren el bibe­rón, o que aún duer­me en su habi­ta­ción, con uste­des. El gri­to se oirá en el cie­lo, y en sus oídos reso­na­rán fra­ses con­tun­den­tes que les harán sen­tir malos padres, malas madres, pési­mos edu­ca­do­res. De haber sido padre, o madre, en lugar de esa fra­se hubie­ra pues­to en cir­cu­la­ciónn otra: “Las opi­nio­nes son como los culos: todos tene­mos uno”. Amén.
 

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