Es por excelencia marzo el mes de Valencia; las fallas impregnan toda nuestra vida, las calles, callejones, rincones de la ciudad; mujeres y hombres vestidos con nuestro traje tradicional pasean acompañados de bandas de música, flores a la Virgen, y enormes monumentos efímeros se adueñan de todo.
Estas fiestas que todo lo alborotan me han hecho pensar en la tradición de nuestras tierras y en cómo a lo largo de la historia ha sido reflejada y admirada por los artistas: siempre entre la tradición y la modernidad ha andado y anda nuestra cultura. Os invito este mes a descubrir la Casa museo de los Benlliure, un espacio lleno de encanto en el que se respira costumbrismo, historia y arte por todos los lados.
Entrar en una casa museo es poder llenarse del todo del artista, te rodeas de la vida, de sus objetos, elementos que sirvieron para su inspiración y para su día a día, te involucras en su “yo”, pudiendo así imaginar cómo pintaba, qué le inspiraba, sus manías y gozos; la luz, el color, el calor… que sentía en el momento de creación.
El estudio de Benlliure se mantiene como el artista lo tenía, con sus paletas, caballetes, telas, cortinas y objetos que usaba como “decoro” en sus cuadros y retratos, que hoy descubrimos colgados en los museos y en su propia casa, cuadros que hablan de Valencia y sus costumbres, de las gentes, de las fallas, procesiones…
Arte, tradición, verdad, historia, conviven en esta casa museo, un regalo para losvisitantes el poder vivir y reconstruir una época llena de modernidad y tradición.
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