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Hace unas sema­nas, un ami­go me invi­tó a la cele­bra­ción de su cua­ren­ta ani­ver­sa­rio en un res­tau­ran­te de Las Mari­nas en Dénia. Pese a la esplén­di­da cena, el afec­to de sus bien ali­men­ta­dos y agra­de­ci­dos ami­gos, y su indi­si­mu­la­do esta­do de eufo­ria etí­li­ca, mi ami­go insis­tió en decir que esta­ba muy depri­mi­do por lle­gar a una edad en la que pare­ce que el pasa­do empie­za a ganar­le la bata­lla al futu­ro. No es para tan­to, pen­sé, peor son los cin­cuen­ta. Y aún más dra­má­ti­cos, si aún te que­dan neu­ro­nas para plan­teár­te­lo, deben ser los noven­ta, cuan­do ya tie­nes la sen­sa­ción de estar jugan­do el últi­mo minu­to de la pró­rro­ga. Todas estas amar­gas refle­xio­nes cro­no­ló­gi­cas me vinie­ron a la cabe­za la otra noche, mien­tras veía en el por­tá­til Si fue­ra fácil, el des­afor­tu­na­do títu­lo de This is 40 (lite­ral­men­te, “Esto es los cua­ren­ta”), la últi­ma come­dia estre­na­da en Espa­ña del pro­lí­fi­co pro­duc­tor y direc­tor Judd Apa­tow, el rey de la come­dia gam­be­rra nor­te­ame­ri­ca­na.
Si fue­ra fácil amplía la his­to­ria de Pete (Paul Rudd) y Deb­bie (Les­lie Mann, la mujer de Apa­tow en la vida real), pre­sen­tes ya en Lío emba­ra­zo­so (2007). El títu­lo en espa­ñol de este spin-off es enga­ño­so, por­que ocul­ta el tema cen­tral de la pelí­cu­la: la cri­sis de los cua­ren­ta y cómo influ­ye en las rela­cio­nes fami­lia­res, la vida con­yu­gal e inclu­so en la situa­ción labo­ral. Sin ser una extra­or­di­na­ria pelí­cu­la, This is 40 es una come­dia mor­daz, lúci­da y des­alen­ta­do­ra sobre la cri­sis de los cua­ren­ta, que en nues­tro país se anun­cia siem­pre con el con­se­jo médi­co del céle­bre refrán: “De los cua­ren­ta para arri­ba no te mojes la barri­ga”. Yo aña­di­ría tam­bién una cons­ta­ta­ción fisio­ló­gi­ca: “De los cua­ren­ta para aba­jo, no te mires el bada­jo”. Por­que la cam­pa­na pue­de dejar de sonar… Pre­ci­sa­men­te, la pri­me­ra esce­na cómi­ca de This is 40 sur­ge de los pro­ble­mas de dis­fun­ción eréc­til que empie­zan a tener muchos varo­nes cuan­do ini­cian su cuar­ta déca­da de vida y que se agu­di­zan aún más cuan­do se man­tie­nen pro­lon­ga­das y ruti­na­rias rela­cio­nes de pare­ja y cre­cen las tela­ra­ñas en el tála­mo nup­cial. Judd Apa­tow pare­ce haber escri­to una come­dia sobre el enve­je­ci­mien­to con cono­ci­mien­to de cau­sa, pues en This is 40 figu­ran muchas de las dolen­cias y cues­tio­nes médi­cas que afec­tan a cua­ren­to­nes y cua­ren­to­nas, des­de la prós­ta­ta y la visi­ta al uró­lo­go de los hom­bres has­ta los des­arre­glos hor­mo­na­les y las mamo­gra­fías de las muje­res, pasan­do por el exce­so de peso, el coles­te­rol o la ten­sión arte­rial. En el caso de los hom­bres, sin embar­go, Apa­tow se deja algu­nas dolen­cias muy impor­tan­tes, como la devas­ta­do­ra alo­pe­cia, una autén­ti­ca tra­ge­dia esté­ti­ca que mar­ti­ri­za a tan­tos hom­bres de media­na edad. Tam­po­co intro­du­ce Apa­tow el tema de la pres­bi­cia que con­sis­te en con­fun­dir el alfa­be­to occi­den­tal con la cali­gra­fía chi­na cuan­do no lle­vas gafas de Mor­ta­de­lo. Pero tal vez Apa­tow no ha con­ta­do con la pres­bi­cia por­que es una dolen­cia que empie­za a mani­fes­tar­se más en la cri­sis de la déca­da siguien­te, la de los cin­cuen­ta, que es una cri­sis más dolo­ro­sa inclu­so que la de los cua­ren­ta, por­que mucha gen­te empie­za a notar en sus car­nes (flá­ci­das) el sín­dro­me de la invi­si­bi­li­dad. O como podría decir otro refrán: “A par­tir de los cin­cuen­ta, ya nadie te tie­ne en cuen­ta”. En reali­dad, las leyes del enve­je­ci­mien­to social han con­se­gui­do que la cri­sis de los cua­ren­ta se apla­ce aho­ra has­ta los cin­cuen­ta, del mis­mo modo que no resul­ta extra­ño encon­trar­se con beca­rios de 35 años o con gen­te que ten­drá que jubi­lar­se con casi seten­ta. En todo caso, cum­plir años siem­pre es trau­má­ti­co, pero más engo­rro­so aún es no cum­plir­los o no tener ya fuer­zas para soplar las velas.

Hace unas sema­nas, un ami­go me invi­tó a la cele­bra­ción de su cua­ren­ta ani­ver­sa­rio en un res­tau­ran­te de Las Mari­nas en Dénia. Pese a la esplén­di­da cena, el afec­to de sus bien ali­men­ta­dos y agra­de­ci­dos ami­gos, y su indi­si­mu­la­do esta­do de eufo­ria etí­li­ca, mi ami­go insis­tió en decir que esta­ba muy depri­mi­do por lle­gar a una edad en la que pare­ce que el pasa­do empie­za a ganar­le la bata­lla al futu­ro. No es para tan­to, pen­sé, peor son los cin­cuen­ta. Y aún más dra­má­ti­cos, si aún te que­dan neu­ro­nas para plan­teár­te­lo, deben ser los noven­ta, cuan­do ya tie­nes la sen­sa­ción de estar jugan­do el últi­mo minu­to de la pró­rro­ga. Todas estas amar­gas refle­xio­nes cro­no­ló­gi­cas me vinie­ron a la cabe­za la otra noche, mien­tras veía en el por­tá­til Si fue­ra fácil, el des­afor­tu­na­do títu­lo de This is 40 (lite­ral­men­te, “Esto es los cua­ren­ta”), la últi­ma come­dia estre­na­da en Espa­ña del pro­lí­fi­co pro­duc­tor y direc­tor Judd Apa­tow, el rey de la come­dia gam­be­rra nor­te­ame­ri­ca­na.
Si fue­ra fácil amplía la his­to­ria de Pete (Paul Rudd) y Deb­bie (Les­lie Mann, la mujer de Apa­tow en la vida real), pre­sen­tes ya en Lío emba­ra­zo­so (2007). El títu­lo en espa­ñol de este spin-off es enga­ño­so, por­que ocul­ta el tema cen­tral de la pelí­cu­la: la cri­sis de los cua­ren­ta y cómo influ­ye en las rela­cio­nes fami­lia­res, la vida con­yu­gal e inclu­so en la situa­ción labo­ral. Sin ser una extra­or­di­na­ria pelí­cu­la, This is 40 es una come­dia mor­daz, lúci­da y des­alen­ta­do­ra sobre la cri­sis de los cua­ren­ta, que en nues­tro país se anun­cia siem­pre con el con­se­jo médi­co del céle­bre refrán: “De los cua­ren­ta para arri­ba no te mojes la barri­ga”. Yo aña­di­ría tam­bién una cons­ta­ta­ción fisio­ló­gi­ca: “De los cua­ren­ta para aba­jo, no te mires el bada­jo”. Por­que la cam­pa­na pue­de dejar de sonar… Pre­ci­sa­men­te, la pri­me­ra esce­na cómi­ca de This is 40 sur­ge de los pro­ble­mas de dis­fun­ción eréc­til que empie­zan a tener muchos varo­nes cuan­do ini­cian su cuar­ta déca­da de vida y que se agu­di­zan aún más cuan­do se man­tie­nen pro­lon­ga­das y ruti­na­rias rela­cio­nes de pare­ja y cre­cen las tela­ra­ñas en el tála­mo nup­cial. Judd Apa­tow pare­ce haber escri­to una come­dia sobre el enve­je­ci­mien­to con cono­ci­mien­to de cau­sa, pues en This is 40 figu­ran muchas de las dolen­cias y cues­tio­nes médi­cas que afec­tan a cua­ren­to­nes y cua­ren­to­nas, des­de la prós­ta­ta y la visi­ta al uró­lo­go de los hom­bres has­ta los des­arre­glos hor­mo­na­les y las mamo­gra­fías de las muje­res, pasan­do por el exce­so de peso, el coles­te­rol o la ten­sión arte­rial. En el caso de los hom­bres, sin embar­go, Apa­tow se deja algu­nas dolen­cias muy impor­tan­tes, como la devas­ta­do­ra alo­pe­cia, una autén­ti­ca tra­ge­dia esté­ti­ca que mar­ti­ri­za a tan­tos hom­bres de media­na edad. Tam­po­co intro­du­ce Apa­tow el tema de la pres­bi­cia que con­sis­te en con­fun­dir el alfa­be­to occi­den­tal con la cali­gra­fía chi­na cuan­do no lle­vas gafas de Mor­ta­de­lo. Pero tal vez Apa­tow no ha con­ta­do con la pres­bi­cia por­que es una dolen­cia que empie­za a mani­fes­tar­se más en la cri­sis de la déca­da siguien­te, la de los cin­cuen­ta, que es una cri­sis más dolo­ro­sa inclu­so que la de los cua­ren­ta, por­que mucha gen­te empie­za a notar en sus car­nes (flá­ci­das) el sín­dro­me de la invi­si­bi­li­dad. O como podría decir otro refrán: “A par­tir de los cin­cuen­ta, ya nadie te tie­ne en cuen­ta”. En reali­dad, las leyes del enve­je­ci­mien­to social han con­se­gui­do que la cri­sis de los cua­ren­ta se apla­ce aho­ra has­ta los cin­cuen­ta, del mis­mo modo que no resul­ta extra­ño encon­trar­se con beca­rios de 35 años o con gen­te que ten­drá que jubi­lar­se con casi seten­ta. En todo caso, cum­plir años siem­pre es trau­má­ti­co, pero más engo­rro­so aún es no cum­plir­los o no tener ya fuer­zas para soplar las velas.

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