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El apocalipsis de la banca

Cuan­do escri­bo este suel­to, un día pri­ma­ve­ral cual­quie­ra, las noti­cias hablan de la inmi­nen­te dimi­sión de José Luis Oli­vas de la pre­si­den­cia de Ban­ca­ja, de la impu­tación por diver­sos deli­tos del Con­se­jo de Admi­nis­tra­ción del Ban­co de Valen­cia, de la pér­di­da de valor de las accio­nes de Ban­ca Cívi­ca (el inven­to que fusio­nó a Caja Sol y Caja Nava­rra con otras dos) tras su adqui­si­ción a la baja por La Cai­xa, de la reite­ra­ción de la CAM sobre el nulo valor de sus pre­fe­ren­tes, el mis­mo pro­duc­to que en Ban­kia cam­bian por accio­nes mien­tras el clien­te tiem­bla… o del comi­sa­rio euro­peo, Joa­quín Almu­nia, quien se pre­gun­ta por qué Espa­ña no se diri­ge al fon­do de res­ca­te para sal­var a su ban­ca heri­da de muer­te, a lo que el minis­tro De Guin­dos res­pon­de que de eso nada. Mien­tras, en los círcu­los eco­nó­mi­cos inter­na­cio­na­les se vuel­ve a hablar del dolor de cabe­za que pro­du­ce la mala situa­ción espa­ño­la, que no remon­ta ni nada que se le parez­ca.

Todo eso lo con­ta­ban los medios de comu­ni­ca­ción un día cual­quie­ra. Entre tan­to, los datos obje­ti­vos seguían/siguen pro­du­cien­do estra­gos. El cré­di­to, des­de lue­go, no flu­ye, ni a nivel domés­ti­co ni a nivel empre­sa­rial. Y eso que la ban­ca espa­ño­la ha con­su­mi­do la mitad de la barra libre que ha gene­ra­do el Ban­co Cen­tral Euro­peo. Es decir, que el BCE –sobre el que bási­ca­men­te man­da Ale­ma­nia–, le da a la maqui­ni­ta de hacer bille­tes de euros y los pres­ta al 1%, y son los espa­ño­les los que acu­den a por ellos.Ese dine­ro, la ban­ca lo uti­li­za en com­prar la deu­da públi­ca del Teso­ro espa­ñol, que remu­ne­ra entre el 4 y el 5% en estos momen­tos, sal­van­do de ese modo al país –al Esta­do–, ame­na­za­do como está por la temi­ble pri­ma de ries­go. O sea, que el dine­ro “ale­mán” se diri­ge fun­da­men­tal­men­te a soco­rrer al sis­te­ma públi­co nacio­nal, en situa­ción de cla­ra insol­ven­cia: Dado que nues­tra cla­se polí­ti­ca dimen­sio­nó un Esta­do al rit­mo de la bur­bu­ja inmo­bi­lia­ria, aho­ra no cua­dran ingre­sos con gas­tos una vez la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca se ha ralen­ti­za­do. Ese es el círcu­lo vicio­so de la actual situa­ción.
Ante tan com­pli­ca­da coyun­tu­ra, en los cuar­te­les gene­ra­les de los finan­cie­ros espa­ño­les las con­sig­nas son cla­ras: no pres­tar sino todo lo con­tra­rio, des­apa­lan­car; valo­rar a la baja los inmue­bles aje­nos y man­te­ner en fic­ción y fue­ra del mer­ca­do los suyos pro­pios, que los tie­nen a millo­nes; fusio­nar­se siem­pre con ayu­das públi­cas has­ta que se ago­te el frob, que está a pun­to; sal­var las pen­sio­nes direc­ti­vas; y a ver­las venir hacién­do­se el sue­co sobre la reco­men­da­ción del Gobierno para reca­pi­ta­li­zar­se con fon­dos propios…Se tra­ta de una autén­ti­ca par­ti­da de póker, de cuya mesa van cayen­do poco a poco, uno a uno, los juga­do­res con menos fon­dos y peor ges­tión, y cuyo cua­dro final es fácil aven­tu­rar: ape­nas resis­ti­rán tres, cua­tro o cin­co gran­des cor­po­ra­cio­nes ban­ca­rias, con capa­ci­dad indus­trial e inter­na­cio­nal, y todo lo demás a liqui­da­ción, inclu­yen­do el sis­te­ma de cajas socia­les que inven­ta­ron los espa­ño­les hace dos siglos para los mer­ca­dos loca­les. En nues­tro caso, y una vez se subas­te el Ban­co de Valen­cia –que intere­sa a Caja­mur­cia–, se con­su­ma­rá la total des­apa­ri­ción de enti­da­des finan­cie­ras de sobe­ra­nía valen­cia­na. Adiós a los idea­les del Mar­qués de Cam­po y de otros pró­ce­res. Nos que­da la pre­sen­cia de Héc­tor Colon­ques –y aho­ra de Juan Roig– en el capi­tal del Ban­co de Saba­dell (CAM), y la de Fran­cis­co Pons en repre­sen­ta­ción de los empre­sa­rios valen­cia­nos en Ban­kia. Para de con­tar.
Ese pano­ra­ma deso­la­dor verá una sen­si­ble mejo­ría en cuan­to se haga reali­dad el plan guber­na­men­tal para anti­ci­par recur­sos a las diver­sas admi­nis­tra­cio­nes públi­cas –en nues­tro caso ayun­ta­mien­tos y Gene­ra­li­tat– para que paguen las fac­tu­ras atra­sa­das y libe­ren a sus pro­vee­do­res de la terri­ble espi­ral de deu­das y moro­si­da­des. El plan de Rajoy se sus­tan­cia­rá en la rein­tro­duc­ción en el sis­te­ma eco­nó­mi­co del país de más de 30.000 millo­nes de euros, lo que tie­ne, por nari­ces, que ali­viar la situa­ción de las empre­sas. Lo impor­tan­te ya no es la eco­no­mía en gene­ral sino la liqui­dez en particular.Pero en tan­to lle­ga ese peque­ño maná y las refor­mas en mar­cha hacen su efec­to para libe­rar a las empre­sas de sus pesa­das car­gas al tiem­po que se ali­ge­ra de gas­to corrien­te nues­tro sec­tor públi­co, con­vie­ne que sepa­mos hacia dón­de nos diri­gi­mos. De momen­to nadie se atre­ve a seña­lar ni dón­de hay que ir ni qué cami­nos reco­rrer para alcan­zar el futu­ro.
Las eco­no­mías domés­ti­cas y empre­sa­ria­les de este país están muy endeu­da­das, y nece­si­tan un plan de refi­nan­cia­ción, pue­de que inclu­so algún tipo de qui­ta o de mora­to­ria. Esa es la cla­ve para que Espa­ña se vuel­va a poner en mar­cha. Entre tan­to, los exper­tos más atre­vi­dos lan­zan ideas, algu­nas suge­ren­tes: crear en la ban­ca un coefi­cien­te de cré­di­to obli­ga­do para pri­va­dos, limi­tar la com­pra de deu­da públi­ca, alar­gar los pla­zos de los cré­di­tos ico a cam­bio de fomen­tar el empleo, con­do­nar deu­da fis­cal a cam­bio de con­tra­ta­cio­nes, mejo­rar los segu­ros médi­cos pri­va­dos y crear segu­ros para la edu­ca­ción, ins­tau­rar los mini-jobs a cam­bio de un gran pac­to social que aba­ra­te la vivien­da, el trans­por­te y los ser­vi­cios para los jóve­nes, etc, etc.

Cuan­do escri­bo este suel­to, un día pri­ma­ve­ral cual­quie­ra, las noti­cias hablan de la inmi­nen­te dimi­sión de José Luis Oli­vas de la pre­si­den­cia de Ban­ca­ja, de la impu­tación por diver­sos deli­tos del Con­se­jo de Admi­nis­tra­ción del Ban­co de Valen­cia, de la pér­di­da de valor de las accio­nes de Ban­ca Cívi­ca (el inven­to que fusio­nó a Caja Sol y Caja Nava­rra con otras dos) tras su adqui­si­ción a la baja por La Cai­xa, de la reite­ra­ción de la CAM sobre el nulo valor de sus pre­fe­ren­tes, el mis­mo pro­duc­to que en Ban­kia cam­bian por accio­nes mien­tras el clien­te tiem­bla… o del comi­sa­rio euro­peo, Joa­quín Almu­nia, quien se pre­gun­ta por qué Espa­ña no se diri­ge al fon­do de res­ca­te para sal­var a su ban­ca heri­da de muer­te, a lo que el minis­tro De Guin­dos res­pon­de que de eso nada. Mien­tras, en los círcu­los eco­nó­mi­cos inter­na­cio­na­les se vuel­ve a hablar del dolor de cabe­za que pro­du­ce la mala situa­ción espa­ño­la, que no remon­ta ni nada que se le parez­ca.

Todo eso lo con­ta­ban los medios de comu­ni­ca­ción un día cual­quie­ra. Entre tan­to, los datos obje­ti­vos seguían/siguen pro­du­cien­do estra­gos. El cré­di­to, des­de lue­go, no flu­ye, ni a nivel domés­ti­co ni a nivel empre­sa­rial. Y eso que la ban­ca espa­ño­la ha con­su­mi­do la mitad de la barra libre que ha gene­ra­do el Ban­co Cen­tral Euro­peo. Es decir, que el BCE –sobre el que bási­ca­men­te man­da Ale­ma­nia–, le da a la maqui­ni­ta de hacer bille­tes de euros y los pres­ta al 1%, y son los espa­ño­les los que acu­den a por ellos.Ese dine­ro, la ban­ca lo uti­li­za en com­prar la deu­da públi­ca del Teso­ro espa­ñol, que remu­ne­ra entre el 4 y el 5% en estos momen­tos, sal­van­do de ese modo al país –al Esta­do–, ame­na­za­do como está por la temi­ble pri­ma de ries­go. O sea, que el dine­ro “ale­mán” se diri­ge fun­da­men­tal­men­te a soco­rrer al sis­te­ma públi­co nacio­nal, en situa­ción de cla­ra insol­ven­cia: Dado que nues­tra cla­se polí­ti­ca dimen­sio­nó un Esta­do al rit­mo de la bur­bu­ja inmo­bi­lia­ria, aho­ra no cua­dran ingre­sos con gas­tos una vez la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca se ha ralen­ti­za­do. Ese es el círcu­lo vicio­so de la actual situa­ción.
Ante tan com­pli­ca­da coyun­tu­ra, en los cuar­te­les gene­ra­les de los finan­cie­ros espa­ño­les las con­sig­nas son cla­ras: no pres­tar sino todo lo con­tra­rio, des­apa­lan­car; valo­rar a la baja los inmue­bles aje­nos y man­te­ner en fic­ción y fue­ra del mer­ca­do los suyos pro­pios, que los tie­nen a millo­nes; fusio­nar­se siem­pre con ayu­das públi­cas has­ta que se ago­te el frob, que está a pun­to; sal­var las pen­sio­nes direc­ti­vas; y a ver­las venir hacién­do­se el sue­co sobre la reco­men­da­ción del Gobierno para reca­pi­ta­li­zar­se con fon­dos propios…Se tra­ta de una autén­ti­ca par­ti­da de póker, de cuya mesa van cayen­do poco a poco, uno a uno, los juga­do­res con menos fon­dos y peor ges­tión, y cuyo cua­dro final es fácil aven­tu­rar: ape­nas resis­ti­rán tres, cua­tro o cin­co gran­des cor­po­ra­cio­nes ban­ca­rias, con capa­ci­dad indus­trial e inter­na­cio­nal, y todo lo demás a liqui­da­ción, inclu­yen­do el sis­te­ma de cajas socia­les que inven­ta­ron los espa­ño­les hace dos siglos para los mer­ca­dos loca­les. En nues­tro caso, y una vez se subas­te el Ban­co de Valen­cia –que intere­sa a Caja­mur­cia–, se con­su­ma­rá la total des­apa­ri­ción de enti­da­des finan­cie­ras de sobe­ra­nía valen­cia­na. Adiós a los idea­les del Mar­qués de Cam­po y de otros pró­ce­res. Nos que­da la pre­sen­cia de Héc­tor Colon­ques –y aho­ra de Juan Roig– en el capi­tal del Ban­co de Saba­dell (CAM), y la de Fran­cis­co Pons en repre­sen­ta­ción de los empre­sa­rios valen­cia­nos en Ban­kia. Para de con­tar.
Ese pano­ra­ma deso­la­dor verá una sen­si­ble mejo­ría en cuan­to se haga reali­dad el plan guber­na­men­tal para anti­ci­par recur­sos a las diver­sas admi­nis­tra­cio­nes públi­cas –en nues­tro caso ayun­ta­mien­tos y Gene­ra­li­tat– para que paguen las fac­tu­ras atra­sa­das y libe­ren a sus pro­vee­do­res de la terri­ble espi­ral de deu­das y moro­si­da­des. El plan de Rajoy se sus­tan­cia­rá en la rein­tro­duc­ción en el sis­te­ma eco­nó­mi­co del país de más de 30.000 millo­nes de euros, lo que tie­ne, por nari­ces, que ali­viar la situa­ción de las empre­sas. Lo impor­tan­te ya no es la eco­no­mía en gene­ral sino la liqui­dez en particular.Pero en tan­to lle­ga ese peque­ño maná y las refor­mas en mar­cha hacen su efec­to para libe­rar a las empre­sas de sus pesa­das car­gas al tiem­po que se ali­ge­ra de gas­to corrien­te nues­tro sec­tor públi­co, con­vie­ne que sepa­mos hacia dón­de nos diri­gi­mos. De momen­to nadie se atre­ve a seña­lar ni dón­de hay que ir ni qué cami­nos reco­rrer para alcan­zar el futu­ro.
Las eco­no­mías domés­ti­cas y empre­sa­ria­les de este país están muy endeu­da­das, y nece­si­tan un plan de refi­nan­cia­ción, pue­de que inclu­so algún tipo de qui­ta o de mora­to­ria. Esa es la cla­ve para que Espa­ña se vuel­va a poner en mar­cha. Entre tan­to, los exper­tos más atre­vi­dos lan­zan ideas, algu­nas suge­ren­tes: crear en la ban­ca un coefi­cien­te de cré­di­to obli­ga­do para pri­va­dos, limi­tar la com­pra de deu­da públi­ca, alar­gar los pla­zos de los cré­di­tos ico a cam­bio de fomen­tar el empleo, con­do­nar deu­da fis­cal a cam­bio de con­tra­ta­cio­nes, mejo­rar los segu­ros médi­cos pri­va­dos y crear segu­ros para la edu­ca­ción, ins­tau­rar los mini-jobs a cam­bio de un gran pac­to social que aba­ra­te la vivien­da, el trans­por­te y los ser­vi­cios para los jóve­nes, etc, etc.

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