Genios y figuras en el zoo de la moda

Llega Loewe y yo con estos folios (en blanco). La firma de lujo organizó un showroom de su colección Made To Order en la galería Paz y Comedias. Tres días de presentación en sociedad para que compres algo exclusivo (me encanta esta palabra) mientras bebes Möet & Chandon (esto todavía me gusta más). Pero lo mejor vino por la noche con la exclusiva fiesta que organizó Mondo Lirondo para cincuenta invitados. Alegría, alegría. Y yo, claro, enviada especial para realizar este artículo. Vale que no es trabajar en la mina, pero es duro escribir mientras los demás se divierten. O beben champán. O fuman. Como Paqui Casans, Vicente Montañana, Ángel Abad y Katia Albelda. Lógicamente, entre los bolsos Amazona estaba prohibido fumar. Así que algunos se escapaban al balcón para entregarse en cuerpo y alma a la nicotina. O para comer canapés. Como los presentadores de C9 Laura Grande y Fermín Rodríguez y el guapo portero del Valencia CF, Miguel Ángel Moyá. O el entrenador del Levante, Luis García Plaza. Para rematar (o entrar a puerta), aquello se llenó de guapas modelos de las que parecen llegadas de otro planeta como Paula Dolcet, Paola Sol y las mellizas Isabel y Elena Clérigues. En esta verbena de invitados donde una sobrevive y disfruta, saludé a Sara Guazo, Macarena Gea, María Cosín y Pachi Viñoles, cultivé los reencuentros con Lorena Oliver, Manuel Manzano y Natalia Segrelles y compartí conversación con Carmina Durán y su holograma, es decir, su hija Carmina. Y de banda sonora, la música de los djs Kaspar&Hauser, nombre artístico tras el que se esconde el hijo del senador Pedro Agramunt. En resumen, un fiestorro divertido con gente moderna, carne de crónica, bulto y frufrú.

Dejando los bultos y el frufrú aparte, febrero fue un maratón de desfiles en la Cibeles Fashion Week -pase, pose y vuelve a pasar-. Francis Montesinos se sacó de la chistera una colección homenaje al pintor americano Matt Lamb. Genio y figura. Pero el show de verdad llegó cuando apareció el modelo Jon Kortajarena y el público empezó a gritar. Oye, Histeria Lane. También Paola Dominguín jaleaba a su hijo, el modelo Nicolás Coronado. El front row de Montesinos fue tan variopinto como siempre: desde periodistas como Lydia Lozano y Juan Ramón Lucas, la presentadora Fiona Ferrer, la modelo Sandra Ybarra o la condesa de Siruela hasta la ‘fallera mayor’ Carmen Lomana.

Y si Montesinos se desvive con la pintura, la diseñadora valenciana Elisa Palomino echa el resto con lo nipón. Tirando de la iconografía japonesa. Su colección fue un homenaje al mundo de las geishas y los quimonos. Sus diseños vienen de Oriente, pero su público de Levante. Como su madre, Carmen Pérez, directora del Instituto Valenciano de Restauración, sentada al lado de Mayrén Beneyto y muy cerca de Carmen Alborch. También Valentín Herráiz, el pintor Vicente Peris y el empresario Edgar Betoret aplaudieron sus diseños. Y entre bambalinas saludé a sus hermanas Menchu y Constanza. Luego Elisa Palomino posó en el kissing room con su marido, Tristán, vestido con una casaca roja y unas botas tabis, con el pulgar separado. Parecían los pies de pez de Kevin Costner en Waterworld.

Llega Loewe y yo con estos folios (en blanco). La firma de lujo organizó un showroom de su colección Made To Order en la galería Paz y Comedias. Tres días de presentación en sociedad para que compres algo exclusivo (me encanta esta palabra) mientras bebes Möet & Chandon (esto todavía me gusta más). Pero lo mejor vino por la noche con la exclusiva fiesta que organizó Mondo Lirondo para cincuenta invitados. Alegría, alegría. Y yo, claro, enviada especial para realizar este artículo. Vale que no es trabajar en la mina, pero es duro escribir mientras los demás se divierten. O beben champán. O fuman. Como Paqui Casans, Vicente Montañana, Ángel Abad y Katia Albelda. Lógicamente, entre los bolsos Amazona estaba prohibido fumar. Así que algunos se escapaban al balcón para entregarse en cuerpo y alma a la nicotina. O para comer canapés. Como los presentadores de C9 Laura Grande y Fermín Rodríguez y el guapo portero del Valencia CF, Miguel Ángel Moyá. O el entrenador del Levante, Luis García Plaza. Para rematar (o entrar a puerta), aquello se llenó de guapas modelos de las que parecen llegadas de otro planeta como Paula Dolcet, Paola Sol y las mellizas Isabel y Elena Clérigues. En esta verbena de invitados donde una sobrevive y disfruta, saludé a Sara Guazo, Macarena Gea, María Cosín y Pachi Viñoles, cultivé los reencuentros con Lorena Oliver, Manuel Manzano y Natalia Segrelles y compartí conversación con Carmina Durán y su holograma, es decir, su hija Carmina. Y de banda sonora, la música de los djs Kaspar&Hauser, nombre artístico tras el que se esconde el hijo del senador Pedro Agramunt. En resumen, un fiestorro divertido con gente moderna, carne de crónica, bulto y frufrú.

Dejando los bultos y el frufrú aparte, febrero fue un maratón de desfiles en la Cibeles Fashion Week -pase, pose y vuelve a pasar-. Francis Montesinos se sacó de la chistera una colección homenaje al pintor americano Matt Lamb. Genio y figura. Pero el show de verdad llegó cuando apareció el modelo Jon Kortajarena y el público empezó a gritar. Oye, Histeria Lane. También Paola Dominguín jaleaba a su hijo, el modelo Nicolás Coronado. El front row de Montesinos fue tan variopinto como siempre: desde periodistas como Lydia Lozano y Juan Ramón Lucas, la presentadora Fiona Ferrer, la modelo Sandra Ybarra o la condesa de Siruela hasta la ‘fallera mayor’ Carmen Lomana.

Y si Montesinos se desvive con la pintura, la diseñadora valenciana Elisa Palomino echa el resto con lo nipón. Tirando de la iconografía japonesa. Su colección fue un homenaje al mundo de las geishas y los quimonos. Sus diseños vienen de Oriente, pero su público de Levante. Como su madre, Carmen Pérez, directora del Instituto Valenciano de Restauración, sentada al lado de Mayrén Beneyto y muy cerca de Carmen Alborch. También Valentín Herráiz, el pintor Vicente Peris y el empresario Edgar Betoret aplaudieron sus diseños. Y entre bambalinas saludé a sus hermanas Menchu y Constanza. Luego Elisa Palomino posó en el kissing room con su marido, Tristán, vestido con una casaca roja y unas botas tabis, con el pulgar separado. Parecían los pies de pez de Kevin Costner en Waterworld.

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