lupe-fullana-zarranz.jpg

Las pie­dras de la mura­lla que pro­te­gían nues­tra ciu­dad dan nom­bre a la sala. Aquí jun­to a ellas, es el lugar de la expo­si­ción en el Ilus­tre Cole­gio de Abo­ga­dos de Valen­cia.

Dos artis­tas, dos téc­ni­cas y dos visio­nes de la reali­dad que nos rodea. Vio­le­ta Espar­za, la ve y la trans­mi­te cui­da­da y deta­llis­ta. Sus imá­ge­nes pic­tó­ri­cas res­pi­ran ver­dad y crí­ti­ca; nos enfren­ta a obje­tos coti­dia­nos ensal­za­dos por el cam­po artís­ti­co a una nue­va reali­dad. Enmas­ca­ra­dos en metá­fo­ras jui­cio­sas a la socie­dad de con­su­mo que vivi­mos. A la men­te nos vie­ne de inme­dia­to la pin­tu­ra ame­ri­ca­na de los años cin­cuen­ta, en ella encon­tra­mos un aire a lo Hop­per a lo Nor­man Roc­kell o los hiper­rea­lis­tas del XX, hacién­do­nos sen­tir cómo­dos ante su len­gua­je pic­tó­ri­co, ante su argu­men­to.

Jun­to a ella la mira­da foto­grá­fi­ca de Vicen­te Pla, fugaz, diná­mi­ca, moder­na. Cap­ta y refle­ja ciu­da­des del mun­do, ins­tan­tes urba­nos que todos hemos vis­to y vivi­do, y que nos hacen sen­tir por ello par­tí­ci­pes de lo des­cri­to.

Su ojo obser­va y refle­ja ese deta­lle sutil, que al nues­tro se le esca­pa; mira con los ojos de un caza­dor: el movi­mien­to de la calle, un car­tel, el res­pi­rar y el tic tac de cada día. De un lugar cual­quie­ra, con gen­tes anó­ni­mas que pode­mos ser cual­quie­ra de noso­tros. Vicen­te Pla con­ge­la en un clic un ins­tan­te para con­ver­tir­lo en eterno, refle­ja para siem­pre la visión espe­cial del vivir.

Jun­tos nos lle­van a una mues­tra en el que sen­tir de la vida se res­pi­ra y los ins­tan­tes son pro­ta­go­nis­tas.

Las pie­dras de la mura­lla que pro­te­gían nues­tra ciu­dad dan nom­bre a la sala. Aquí jun­to a ellas, es el lugar de la expo­si­ción en el Ilus­tre Cole­gio de Abo­ga­dos de Valen­cia.

Dos artis­tas, dos téc­ni­cas y dos visio­nes de la reali­dad que nos rodea. Vio­le­ta Espar­za, la ve y la trans­mi­te cui­da­da y deta­llis­ta. Sus imá­ge­nes pic­tó­ri­cas res­pi­ran ver­dad y crí­ti­ca; nos enfren­ta a obje­tos coti­dia­nos ensal­za­dos por el cam­po artís­ti­co a una nue­va reali­dad. Enmas­ca­ra­dos en metá­fo­ras jui­cio­sas a la socie­dad de con­su­mo que vivi­mos. A la men­te nos vie­ne de inme­dia­to la pin­tu­ra ame­ri­ca­na de los años cin­cuen­ta, en ella encon­tra­mos un aire a lo Hop­per a lo Nor­man Roc­kell o los hiper­rea­lis­tas del XX, hacién­do­nos sen­tir cómo­dos ante su len­gua­je pic­tó­ri­co, ante su argu­men­to.

Jun­to a ella la mira­da foto­grá­fi­ca de Vicen­te Pla, fugaz, diná­mi­ca, moder­na. Cap­ta y refle­ja ciu­da­des del mun­do, ins­tan­tes urba­nos que todos hemos vis­to y vivi­do, y que nos hacen sen­tir por ello par­tí­ci­pes de lo des­cri­to.

Su ojo obser­va y refle­ja ese deta­lle sutil, que al nues­tro se le esca­pa; mira con los ojos de un caza­dor: el movi­mien­to de la calle, un car­tel, el res­pi­rar y el tic tac de cada día. De un lugar cual­quie­ra, con gen­tes anó­ni­mas que pode­mos ser cual­quie­ra de noso­tros. Vicen­te Pla con­ge­la en un clic un ins­tan­te para con­ver­tir­lo en eterno, refle­ja para siem­pre la visión espe­cial del vivir.

Jun­tos nos lle­van a una mues­tra en el que sen­tir de la vida se res­pi­ra y los ins­tan­tes son pro­ta­go­nis­tas.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia