juan-web.jpg

Las expectativasde VCF y del fútbol valenciano en general

Bien pron­to empie­za la Liga, la BBVA que aho­ra se lla­ma, patro­ci­na­dor, tam­bién, de la NBA –sobra­dos que van. Empe­za­mos antes y así nos pare­ce­mos a Euro­pa pese al calor agos­te­ño y los tor­neos de verano con­ver­ti­dos al fin en pachan­gas sopo­rí­fe­ras. A la hora de escri­bir estas líneas se anun­cia la lle­ga­da del joven Cana­les con per­mi­so del Villa­rreal y la posi­ble ven­ta de Mata al lon­di­nen­se Arse­nal, el equi­po caño­ne­ro. Si Mata se va será una impie­dad. Hace tiem­po que no se veía en el mun­do del fút­bol a un joven­zue­lo tan dis­cre­to e inte­li­gen­te. Afi­cio­na­do a la poe­sía, ami­go de mi ami­go Car­los Mar­zal, un lujo. Una sor­pre­sa de fut­bo­lis­ta que debe­ría haber cons­trui­do toda una nue­va épo­ca del valen­cia­nis­mo moderno.
Pero el Valen­cia, como es bien sabi­do, debe una for­tu­na, por más que una ajus­ta­da ges­tión por par­te de Manuel Llo­ren­te –ex-Mer­­ca­­do­­na, no lo olvi­de­mos: siem­pre se pue­de con­se­guir mejor pre­cio–, le haya sal­va­do de la quie­bra. La enti­dad no ha con­se­gui­do reno­var sus pre­vi­sio­nes de abo­nos en medio de la cri­sis eco­nó­mi­ca gene­ral aun­que se man­tie­ne con 36.000 afi­cio­na­dos lea­les, una cifra impor­tan­te, y sin haber­se aven­tu­ra­do en accio­nes mediá­ti­cas con ficha­jes impo­si­bles, algo que ya solo está al alcan­ce de los dos gigan­tes espa­ño­les y los petro­dó­la­res del jeque mala­ci­tano.
A su favor el Valen­cia cuen­ta con que las auto­ri­da­des muni­ci­pa­les no le van a pre­sio­nar para que cul­mi­ne el nue­vo esta­dio que, como un fan­tas­ma, emer­ge en la pis­ta de Ade­muz cual metá­fo­ra del crash eco­nó­mi­co de la cons­truc­ción. Su gran acree­dor, digo de Ban­kia, tam­po­co está para tirar cohe­tes y pedir­le la luna al club, todo lo con­tra­rio. Bas­tan­te ten­drá con sol­ven­tar sus cré­di­tos inmo­bi­lia­rios que supe­ran con cre­ces la deu­da valen­cia­nis­ta. Lo que sor­pren­de es que el nue­vo ban­co que ha fusio­na­do a las cajas de Madrid y Valen­cia no haya inter­cam­bia­do deu­da por un mayor apo­yo publi­ci­ta­rio del Valen­cia en la ope­ra­ción de su sali­da a bol­sa.
En cual­quier caso, lo que con­vie­ne tener en cuen­ta es que la situa­ción de la mayo­ría de los equi­pos de fút­bol de la liga BBVA está cer­ca­na a la quie­bra, como lo es la de las tele­vi­sio­nes que se han com­pro­me­ti­do a pagar can­ti­da­des desor­bi­ta­das en ple­na rece­sión mun­dial. Mucho nos teme­mos que ese temi­ble círcu­lo de deu­das aca­be en una situa­ción peli­gro­sa para la esta­bi­li­dad del fút­bol nacio­nal.
Lo plau­si­ble en estos momen­tos no pue­de ser más que una bue­na ges­tión basa­da en la aus­te­ri­dad, y para ello con­vie­ne no dejar­se lle­var por los can­tos de sire­na de direc­ti­vos impru­den­tes y agen­tes ambi­cio­sos que mane­jan a juga­do­res biso­ños y fami­lia­res ávi­dos de enri­que­ci­mien­to fácil. Así que con­vie­ne vol­ver a un cier­to espí­ri­tu depor­ti­vo aun­que se anto­je impo­si­ble. La ley de socie­da­des anó­ni­mas no ha traí­do lo que se pro­me­tió: res­pon­sa­bi­li­da­des per­so­na­les a quie­nes han dila­pi­da­do el patri­mo­nio social ajeno. Y con el agra­van­te de que esa ley ha tra­ta­do con favo­ri­tis­mo a Madrid y Barça. Así le va a nues­tra liga que se ha dis­pa­ra­ta­do, acen­tuan­do el des­ni­vel de la mis­ma.
En la actual coyun­tu­ra el Valen­cia debe cui­dar­se de los aven­tu­re­ris­mos. Fuí­mos un club señor con Artu­ro Tuzón, y ele­va­mos la auto­es­ti­ma con Paco Roig has­ta encon­trar un bál­sa­mo en el tono afa­ble de Jau­me Ortí, pre­vio a la heca­tom­be de Soriano y Soler, dema­sia­do ambi­cio­sos para sus cor­tas luces, un peli­gro.
Por eso tam­bién con­vie­ne ala­bar el tra­ba­jo del joven Qui­co Cata­lán en el Levan­te UD, al que ha sal­va­do del maras­mo, apun­ta­lán­do­lo a pesar de su situa­ción con­cur­sal. Lo mis­mo que el Villa­rreal, un club reor­ga­ni­za­do de modo per­so­na­lis­ta por Fer­nan­do Roig pero que exha­la todo el sen­ti­do común y orga­ni­za­ti­vo de las gen­tes de la Pla­na, y que espe­re­mos que pron­to se con­ta­gie al pobre Cas­te­llón, club que no levan­ta cabe­za des­de los tiem­pos de Domin­go Tárre­ga.
Al sur, otra liga, la Ade­lan­te, se tru­fa de equi­por tai­fa­les, ali­can­ti­nos: el Hér­cu­les en horas bajas, el Elche siem­pre en el filo, el mora­lis­ta Alco­yano, posi­ble­men­te uno de los equi­pos más sim­pá­ti­cos de Espa­ña gra­cias a ello, el equi­po don­de juga­ba de cen­tral con ímpe­tu un gran ami­go de mi her­mano mayor, José Manuel Rie­lo. Y todos tam­bién somos muy de Xàti­va, del Olím­pic fal­ta­ría más, y hemos vis­to fút­bol por pri­me­ra vez en la Mur­ta. Pues ese equi­po, por fin, ha subi­do por la puer­ta gran­de a la 2ª B, de la mano de Alfon­so Rus. Le segui­re­mos de nue­vo.

Bien pron­to empie­za la Liga, la BBVA que aho­ra se lla­ma, patro­ci­na­dor, tam­bién, de la NBA –sobra­dos que van. Empe­za­mos antes y así nos pare­ce­mos a Euro­pa pese al calor agos­te­ño y los tor­neos de verano con­ver­ti­dos al fin en pachan­gas sopo­rí­fe­ras. A la hora de escri­bir estas líneas se anun­cia la lle­ga­da del joven Cana­les con per­mi­so del Villa­rreal y la posi­ble ven­ta de Mata al lon­di­nen­se Arse­nal, el equi­po caño­ne­ro. Si Mata se va será una impie­dad. Hace tiem­po que no se veía en el mun­do del fút­bol a un joven­zue­lo tan dis­cre­to e inte­li­gen­te. Afi­cio­na­do a la poe­sía, ami­go de mi ami­go Car­los Mar­zal, un lujo. Una sor­pre­sa de fut­bo­lis­ta que debe­ría haber cons­trui­do toda una nue­va épo­ca del valen­cia­nis­mo moderno.
Pero el Valen­cia, como es bien sabi­do, debe una for­tu­na, por más que una ajus­ta­da ges­tión por par­te de Manuel Llo­ren­te –ex-Mer­­ca­­do­­na, no lo olvi­de­mos: siem­pre se pue­de con­se­guir mejor pre­cio–, le haya sal­va­do de la quie­bra. La enti­dad no ha con­se­gui­do reno­var sus pre­vi­sio­nes de abo­nos en medio de la cri­sis eco­nó­mi­ca gene­ral aun­que se man­tie­ne con 36.000 afi­cio­na­dos lea­les, una cifra impor­tan­te, y sin haber­se aven­tu­ra­do en accio­nes mediá­ti­cas con ficha­jes impo­si­bles, algo que ya solo está al alcan­ce de los dos gigan­tes espa­ño­les y los petro­dó­la­res del jeque mala­ci­tano.
A su favor el Valen­cia cuen­ta con que las auto­ri­da­des muni­ci­pa­les no le van a pre­sio­nar para que cul­mi­ne el nue­vo esta­dio que, como un fan­tas­ma, emer­ge en la pis­ta de Ade­muz cual metá­fo­ra del crash eco­nó­mi­co de la cons­truc­ción. Su gran acree­dor, digo de Ban­kia, tam­po­co está para tirar cohe­tes y pedir­le la luna al club, todo lo con­tra­rio. Bas­tan­te ten­drá con sol­ven­tar sus cré­di­tos inmo­bi­lia­rios que supe­ran con cre­ces la deu­da valen­cia­nis­ta. Lo que sor­pren­de es que el nue­vo ban­co que ha fusio­na­do a las cajas de Madrid y Valen­cia no haya inter­cam­bia­do deu­da por un mayor apo­yo publi­ci­ta­rio del Valen­cia en la ope­ra­ción de su sali­da a bol­sa.
En cual­quier caso, lo que con­vie­ne tener en cuen­ta es que la situa­ción de la mayo­ría de los equi­pos de fút­bol de la liga BBVA está cer­ca­na a la quie­bra, como lo es la de las tele­vi­sio­nes que se han com­pro­me­ti­do a pagar can­ti­da­des desor­bi­ta­das en ple­na rece­sión mun­dial. Mucho nos teme­mos que ese temi­ble círcu­lo de deu­das aca­be en una situa­ción peli­gro­sa para la esta­bi­li­dad del fút­bol nacio­nal.
Lo plau­si­ble en estos momen­tos no pue­de ser más que una bue­na ges­tión basa­da en la aus­te­ri­dad, y para ello con­vie­ne no dejar­se lle­var por los can­tos de sire­na de direc­ti­vos impru­den­tes y agen­tes ambi­cio­sos que mane­jan a juga­do­res biso­ños y fami­lia­res ávi­dos de enri­que­ci­mien­to fácil. Así que con­vie­ne vol­ver a un cier­to espí­ri­tu depor­ti­vo aun­que se anto­je impo­si­ble. La ley de socie­da­des anó­ni­mas no ha traí­do lo que se pro­me­tió: res­pon­sa­bi­li­da­des per­so­na­les a quie­nes han dila­pi­da­do el patri­mo­nio social ajeno. Y con el agra­van­te de que esa ley ha tra­ta­do con favo­ri­tis­mo a Madrid y Barça. Así le va a nues­tra liga que se ha dis­pa­ra­ta­do, acen­tuan­do el des­ni­vel de la mis­ma.
En la actual coyun­tu­ra el Valen­cia debe cui­dar­se de los aven­tu­re­ris­mos. Fuí­mos un club señor con Artu­ro Tuzón, y ele­va­mos la auto­es­ti­ma con Paco Roig has­ta encon­trar un bál­sa­mo en el tono afa­ble de Jau­me Ortí, pre­vio a la heca­tom­be de Soriano y Soler, dema­sia­do ambi­cio­sos para sus cor­tas luces, un peli­gro.
Por eso tam­bién con­vie­ne ala­bar el tra­ba­jo del joven Qui­co Cata­lán en el Levan­te UD, al que ha sal­va­do del maras­mo, apun­ta­lán­do­lo a pesar de su situa­ción con­cur­sal. Lo mis­mo que el Villa­rreal, un club reor­ga­ni­za­do de modo per­so­na­lis­ta por Fer­nan­do Roig pero que exha­la todo el sen­ti­do común y orga­ni­za­ti­vo de las gen­tes de la Pla­na, y que espe­re­mos que pron­to se con­ta­gie al pobre Cas­te­llón, club que no levan­ta cabe­za des­de los tiem­pos de Domin­go Tárre­ga.
Al sur, otra liga, la Ade­lan­te, se tru­fa de equi­por tai­fa­les, ali­can­ti­nos: el Hér­cu­les en horas bajas, el Elche siem­pre en el filo, el mora­lis­ta Alco­yano, posi­ble­men­te uno de los equi­pos más sim­pá­ti­cos de Espa­ña gra­cias a ello, el equi­po don­de juga­ba de cen­tral con ímpe­tu un gran ami­go de mi her­mano mayor, José Manuel Rie­lo. Y todos tam­bién somos muy de Xàti­va, del Olím­pic fal­ta­ría más, y hemos vis­to fút­bol por pri­me­ra vez en la Mur­ta. Pues ese equi­po, por fin, ha subi­do por la puer­ta gran­de a la 2ª B, de la mano de Alfon­so Rus. Le segui­re­mos de nue­vo.

Compartir es vivir!

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia