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Mien­tras, agó­ni­co, el Gobierno de la nación apro­ba­ba el recor­te sala­rial de los fun­cio­na­rios y la con­ge­la­ción de las pen­sio­nes por un solo voto, abo­can­do al país a unas pre­vi­si­bles elec­cio­nes anti­ci­pa­das, el mun­do del fút­bol, como quien vive en Mar­te, se desa­yu­na­ba con la penúl­ti­ma de Flo­ren­tino Pérez anun­cian­do el ficha­je del por­tu­gués más polé­mi­co y seduc­tor, Jose Mou­rinho, a razón de 10 millo­nes de euros al año. Esca­lo­frian­te suma que vie­ne a aña­dir­se a los estram­bo­tes del verano pasa­do cuan­do se ficha­ron por cifras desor­bi­tan­tes a Cris­tiano, Ben­ze­má, Kaká y otros mien­tras el Bar­ce­lo­na hacia lo pro­pio con Ibrahi­mo­vic.
A mi, todas esas can­ti­da­des, que quie­ren qué les diga, se me anto­jan por­no­grá­fi­cas. Pue­de que el año pasa­do no lo pare­cie­ran tan­to –Zapa­te­ro toda­vía no había reco­no­ci­do la gra­ve­dad de la cri­sis–, pero en ple­na catás­tro­fe de la deu­da públi­ca espa­ño­la y con el fan­tas­ma de la defla­ción a las puer­tas, esto de aho­ra no tie­ne jus­ti­fi­ca­ción posi­ble. ¿Se ima­gi­nan algo así en la liga de beis­bol ame­ri­ca­na en 1930? Roo­se­velt hubie­ra inter­ve­ni­do, segu­ro. Y aquí, de hecho, Michel Pla­ti­ni pos­tu­la una regu­la­ción con topes sala­ria­les para el fút­bol europeo.Hay quien pien­sa, sin embar­go, que el Madrid o el Barça están legi­ti­ma­dos para gas­tar­se esos dine­ra­les por­que tales ficha­jes les pro­du­cen un retorno en for­ma de bene­fi­cios por dere­chos y mer­ca­do­tec­nia. Has­ta cier­to pun­to. La reali­dad es que los dere­chos de tele­vi­sión son un bluff que ame­na­za con dejar en quie­bra a algu­na que otra empre­sa de comu­ni­ca­ción, con pre­cios infla­dos y un apa­lan­ca­mien­to finan­cie­ro inacep­ta­ble a día de hoy. Por no hablar de las reca­li­fi­ca­cio­nes his­tó­ri­cas de sue­lo que sal­da­ron las gran­des deu­das de nues­tros gran­des clu­bes a los que, recor­dé­mos­lo, no se les apli­có la ley de socie­da­des anó­ni­mas, ley que, sea dicho de paso, ape­nas si ha ser­vi­do para nada por­que aún está por ver que se encau­se a algún admi­nis­tra­dor fut­bo­lís­ti­co por deli­to socie­ta­rio o ges­tión dolo­sa. Y mira que hemos vis­to pufos en el mun­do del fút­bol, y extra­va­gan­cias, como que el Levan­te UD, en con­cur­so de acree­do­res, bajo la féru­la de Qui­co Cata­lán, esté a pun­to para subir a Pri­me­ra.
Con tales cir­cuns­tan­cias y con el Valen­cia CF prac­ti­ca­men­te inter­ve­ni­do a cau­sa de su deu­da y las obras del nue­vo esta­dio para­dí­si­mas, se pro­du­jo el tras­pa­so de David Villa a uno de nues­tros gran­des riva­les envuel­to en una aureo­la de inevi­ta­bi­li­dad. Y pue­de que a este siga el de Sil­va u otros –Zigic ya se ha ido, Via­na o Miguel casi…–. Vere­mos cómo se les reci­be el año pró­xi­mo en Mes­ta­lla, ante una afi­ción que sabe pre­miar a quie­nes se com­pro­me­ten más allá del deber, y a la que nun­ca podrán emu­lar los fut­bo­lis­tas en sus emo­cio­nes como bien dijo Car­bo­ni en la retrans­mi­sión de la final de la Champions.Lo que el fút­bol toda­vía no ha per­di­do es la capa­ci­dad crí­ti­ca de sus perio­dis­tas, a pesar de las enor­mes ten­ta­cio­nes que cir­cu­lan por los des­pa­chos de inter­me­dia­ción. En rela­ción con el Valen­cia, por ejem­plo, les reco­mien­do el pro­gra­ma Depor­tes a tope que diri­ge Paco Llo­ret en la Popu­lar TV, o el siem­pre hiper­bó­li­co Julio Insa, quien se ha hecho con el man­do de Canal 8 Tele­va­len­cia. A caba­llo entre las teles y el papel, no dejen de seguir a Tito Bau, el ex de Súper­de­por­te, así como el lati­go blo­gue­ro de Gau­den Villas en el pro­pio perió­di­co depor­ti­vo, el úni­co de mili­tan­cia úni­ca en el valen­cia­nis­mo.
Con todos ellos segui­re­mos la pre­tem­po­ra­da no sin antes haber­nos recrea­do con el Mun­dial suda­fri­cano, un cam­peo­na­to que vie­ne ava­la­do por gran­des fir­mas cer­ve­ce­ras –genial la cata de rubias que le dedi­ca Die­go Fer­nán­dez Pons en el Alma­na­que Gas­tro­nó­mi­co de Ruza­fa Show–, y por la cri­sis des­per­ta­da en el Carru­sel de la Ser con Paco Gon­zá­lez y las pelí­cu­las de Tele5 en torno al pobre J.J. San­tos, cuyas locu­cio­nes de la Uefa Lea­gue han sido peno­sas. A todo esto ate­rri­za De la More­na en pleno cam­pus de la Poli­téc­ni­ca. Un bollo perio­dís­ti­co del que igual podre­mos salir si lee­mos con frui­ción el tex­to dedi­ca­do al gre­mio por el poe­ta fut­bo­le­ro Car­los Mar­zal: “En uno de los volú­me­nes de sus memo­rias, el escri­tor hún­ga­ro Sán­dor Marai, que tra­ba­jó duran­te años como repor­te­ro, como colum­nis­ta en los dia­rios, tra­za la mejor defi­ni­ción del perio­dis­mo que he leí­do nun­ca. El perio­dis­mo, dice, es una con­di­ción nerviosa.Seguro que no se tra­ta sólo de eso, pero con­sis­te en eso esen­cial­men­te: un tem­pe­ra­men­to, una acti­tud ante el pre­sen­te, una dis­po­si­ción del carác­ter con res­pec­to a los hechos del mun­do.
Los perio­dis­tas son indi­vi­duos que no se pue­den estar quie­tos. Que no saben estar­lo, que no quie­ren estar­lo. Culos de mal asien­to por des­tino, por voca­ción…”

Mien­tras, agó­ni­co, el Gobierno de la nación apro­ba­ba el recor­te sala­rial de los fun­cio­na­rios y la con­ge­la­ción de las pen­sio­nes por un solo voto, abo­can­do al país a unas pre­vi­si­bles elec­cio­nes anti­ci­pa­das, el mun­do del fút­bol, como quien vive en Mar­te, se desa­yu­na­ba con la penúl­ti­ma de Flo­ren­tino Pérez anun­cian­do el ficha­je del por­tu­gués más polé­mi­co y seduc­tor, Jose Mou­rinho, a razón de 10 millo­nes de euros al año. Esca­lo­frian­te suma que vie­ne a aña­dir­se a los estram­bo­tes del verano pasa­do cuan­do se ficha­ron por cifras desor­bi­tan­tes a Cris­tiano, Ben­ze­má, Kaká y otros mien­tras el Bar­ce­lo­na hacia lo pro­pio con Ibrahi­mo­vic.
A mi, todas esas can­ti­da­des, que quie­ren qué les diga, se me anto­jan por­no­grá­fi­cas. Pue­de que el año pasa­do no lo pare­cie­ran tan­to –Zapa­te­ro toda­vía no había reco­no­ci­do la gra­ve­dad de la cri­sis–, pero en ple­na catás­tro­fe de la deu­da públi­ca espa­ño­la y con el fan­tas­ma de la defla­ción a las puer­tas, esto de aho­ra no tie­ne jus­ti­fi­ca­ción posi­ble. ¿Se ima­gi­nan algo así en la liga de beis­bol ame­ri­ca­na en 1930? Roo­se­velt hubie­ra inter­ve­ni­do, segu­ro. Y aquí, de hecho, Michel Pla­ti­ni pos­tu­la una regu­la­ción con topes sala­ria­les para el fút­bol europeo.Hay quien pien­sa, sin embar­go, que el Madrid o el Barça están legi­ti­ma­dos para gas­tar­se esos dine­ra­les por­que tales ficha­jes les pro­du­cen un retorno en for­ma de bene­fi­cios por dere­chos y mer­ca­do­tec­nia. Has­ta cier­to pun­to. La reali­dad es que los dere­chos de tele­vi­sión son un bluff que ame­na­za con dejar en quie­bra a algu­na que otra empre­sa de comu­ni­ca­ción, con pre­cios infla­dos y un apa­lan­ca­mien­to finan­cie­ro inacep­ta­ble a día de hoy. Por no hablar de las reca­li­fi­ca­cio­nes his­tó­ri­cas de sue­lo que sal­da­ron las gran­des deu­das de nues­tros gran­des clu­bes a los que, recor­dé­mos­lo, no se les apli­có la ley de socie­da­des anó­ni­mas, ley que, sea dicho de paso, ape­nas si ha ser­vi­do para nada por­que aún está por ver que se encau­se a algún admi­nis­tra­dor fut­bo­lís­ti­co por deli­to socie­ta­rio o ges­tión dolo­sa. Y mira que hemos vis­to pufos en el mun­do del fút­bol, y extra­va­gan­cias, como que el Levan­te UD, en con­cur­so de acree­do­res, bajo la féru­la de Qui­co Cata­lán, esté a pun­to para subir a Pri­me­ra.
Con tales cir­cuns­tan­cias y con el Valen­cia CF prac­ti­ca­men­te inter­ve­ni­do a cau­sa de su deu­da y las obras del nue­vo esta­dio para­dí­si­mas, se pro­du­jo el tras­pa­so de David Villa a uno de nues­tros gran­des riva­les envuel­to en una aureo­la de inevi­ta­bi­li­dad. Y pue­de que a este siga el de Sil­va u otros –Zigic ya se ha ido, Via­na o Miguel casi…–. Vere­mos cómo se les reci­be el año pró­xi­mo en Mes­ta­lla, ante una afi­ción que sabe pre­miar a quie­nes se com­pro­me­ten más allá del deber, y a la que nun­ca podrán emu­lar los fut­bo­lis­tas en sus emo­cio­nes como bien dijo Car­bo­ni en la retrans­mi­sión de la final de la Champions.Lo que el fút­bol toda­vía no ha per­di­do es la capa­ci­dad crí­ti­ca de sus perio­dis­tas, a pesar de las enor­mes ten­ta­cio­nes que cir­cu­lan por los des­pa­chos de inter­me­dia­ción. En rela­ción con el Valen­cia, por ejem­plo, les reco­mien­do el pro­gra­ma Depor­tes a tope que diri­ge Paco Llo­ret en la Popu­lar TV, o el siem­pre hiper­bó­li­co Julio Insa, quien se ha hecho con el man­do de Canal 8 Tele­va­len­cia. A caba­llo entre las teles y el papel, no dejen de seguir a Tito Bau, el ex de Súper­de­por­te, así como el lati­go blo­gue­ro de Gau­den Villas en el pro­pio perió­di­co depor­ti­vo, el úni­co de mili­tan­cia úni­ca en el valen­cia­nis­mo.
Con todos ellos segui­re­mos la pre­tem­po­ra­da no sin antes haber­nos recrea­do con el Mun­dial suda­fri­cano, un cam­peo­na­to que vie­ne ava­la­do por gran­des fir­mas cer­ve­ce­ras –genial la cata de rubias que le dedi­ca Die­go Fer­nán­dez Pons en el Alma­na­que Gas­tro­nó­mi­co de Ruza­fa Show–, y por la cri­sis des­per­ta­da en el Carru­sel de la Ser con Paco Gon­zá­lez y las pelí­cu­las de Tele5 en torno al pobre J.J. San­tos, cuyas locu­cio­nes de la Uefa Lea­gue han sido peno­sas. A todo esto ate­rri­za De la More­na en pleno cam­pus de la Poli­téc­ni­ca. Un bollo perio­dís­ti­co del que igual podre­mos salir si lee­mos con frui­ción el tex­to dedi­ca­do al gre­mio por el poe­ta fut­bo­le­ro Car­los Mar­zal: “En uno de los volú­me­nes de sus memo­rias, el escri­tor hún­ga­ro Sán­dor Marai, que tra­ba­jó duran­te años como repor­te­ro, como colum­nis­ta en los dia­rios, tra­za la mejor defi­ni­ción del perio­dis­mo que he leí­do nun­ca. El perio­dis­mo, dice, es una con­di­ción nerviosa.Seguro que no se tra­ta sólo de eso, pero con­sis­te en eso esen­cial­men­te: un tem­pe­ra­men­to, una acti­tud ante el pre­sen­te, una dis­po­si­ción del carác­ter con res­pec­to a los hechos del mun­do.
Los perio­dis­tas son indi­vi­duos que no se pue­den estar quie­tos. Que no saben estar­lo, que no quie­ren estar­lo. Culos de mal asien­to por des­tino, por voca­ción…”

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