No les descubro nada si asocio el mes de marzo en Valencia a las Fallas, a la pasión valenciana por la calle, el jolgorio vecinal, la exaltación de sus mujeres y la devoción por la Mare de Déu, nuestra Virgen txeperudeta que vela por los desamparados, los enfermos mentales y los inocentes. Yo les recomiendo que si no lo han hecho nunca, que no dejen pasar la ocasión de, al menos una vez en la vida, desfilar con una comisión fallera el día de la Ofrenda, y verán lo que es emoción al entrar en la plaza de la Virgen y ver el gran catafalco-esqueleto donde se depositan las flores.
Pero lo que resulta más extraordinario es comprobar que en este mes la cartelera teatral desborda propuestas y de las buenas. Tenemos consolidado, por ejemplo, el Circuito del Café Teatro, y no menos la oferta de actividades escénicas en el centro de La Nau de la Universitat de València, donde un histórico como Josep Lluís Sirera apuesta con lucidez por el papel pedagógico del teatro. Pero pasen y vean porque el Principal –por fin, vuelve– propone uno de los mejores musicales de todos los tiempos, Chicago –que tuve la suerte de degustar en Broadway y ardo en deseos de acudir a su versión española. Mientras, el Olympia no se queda atrás y nos propone una sarcástica y divertida batalla de Sexos.La intensidad teatral de este mes sorprende, desde luego, pero en general es como si la ciudad se hubiera vuelto a poner las pilas. La crisis parece quedar atrás, las incertidumbres económicas y políticas se despejan, así que regresa la cultura. En el IVAM, por ejemplo, podemos degustar a uno de los mayores gigantes del siglo xx, Jasper Johns, y a Degas, mientras Consuelo Císcar debate con más de una treintena de colegas latinoamericanos sobre el futuro de los museos. Al ámbito americano, ahora que estamos a una hora y media de Madrid, hay que apuntarse de un modo decidido, porque somos ya la escala mediterránea más próxima a los países del otro lado del Atlántico.
Mientras estamos en esas podemos pasar por el Politécnica para charlar con Savater, uno de los grandes lúcidos de nuestro tiempo, visceralmente libre, divulgador, homo ludens, impenitente lector, sabio como pocos… El mes lo culminaremos todavía mejor si aprovechamos la oferta de los martes que ha ideado Felipe de Luz en el Flash Flash, justo enfrente de los ABC Park y Mercadona. Ese día, la conocida tortillería destina su recaudación a una acción benéfica, a una ong contrastada. Me parece ejemplar. No solo me apunto sino que lo recomiendo con fervor.
No les descubro nada si asocio el mes de marzo en Valencia a las Fallas, a la pasión valenciana por la calle, el jolgorio vecinal, la exaltación de sus mujeres y la devoción por la Mare de Déu, nuestra Virgen txeperudeta que vela por los desamparados, los enfermos mentales y los inocentes. Yo les recomiendo que si no lo han hecho nunca, que no dejen pasar la ocasión de, al menos una vez en la vida, desfilar con una comisión fallera el día de la Ofrenda, y verán lo que es emoción al entrar en la plaza de la Virgen y ver el gran catafalco-esqueleto donde se depositan las flores.
Pero lo que resulta más extraordinario es comprobar que en este mes la cartelera teatral desborda propuestas y de las buenas. Tenemos consolidado, por ejemplo, el Circuito del Café Teatro, y no menos la oferta de actividades escénicas en el centro de La Nau de la Universitat de València, donde un histórico como Josep Lluís Sirera apuesta con lucidez por el papel pedagógico del teatro. Pero pasen y vean porque el Principal –por fin, vuelve– propone uno de los mejores musicales de todos los tiempos, Chicago –que tuve la suerte de degustar en Broadway y ardo en deseos de acudir a su versión española. Mientras, el Olympia no se queda atrás y nos propone una sarcástica y divertida batalla de Sexos.La intensidad teatral de este mes sorprende, desde luego, pero en general es como si la ciudad se hubiera vuelto a poner las pilas. La crisis parece quedar atrás, las incertidumbres económicas y políticas se despejan, así que regresa la cultura. En el IVAM, por ejemplo, podemos degustar a uno de los mayores gigantes del siglo xx, Jasper Johns, y a Degas, mientras Consuelo Císcar debate con más de una treintena de colegas latinoamericanos sobre el futuro de los museos. Al ámbito americano, ahora que estamos a una hora y media de Madrid, hay que apuntarse de un modo decidido, porque somos ya la escala mediterránea más próxima a los países del otro lado del Atlántico.
Mientras estamos en esas podemos pasar por el Politécnica para charlar con Savater, uno de los grandes lúcidos de nuestro tiempo, visceralmente libre, divulgador, homo ludens, impenitente lector, sabio como pocos… El mes lo culminaremos todavía mejor si aprovechamos la oferta de los martes que ha ideado Felipe de Luz en el Flash Flash, justo enfrente de los ABC Park y Mercadona. Ese día, la conocida tortillería destina su recaudación a una acción benéfica, a una ong contrastada. Me parece ejemplar. No solo me apunto sino que lo recomiendo con fervor.
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