El últi­mo bufón sigue sien­do el pri­me­ro en la lis­ta de pre­fe­ren­cias de bue­na par­te del públi­co valen­ciano. Así lo demos­tró ayer el lleno total que pre­sen­tó la sala La Mutant en el espec­tácu­lo que Leo Bas­si tra­jo a la ciu­dad para clau­su­rar la pri­me­ra edi­ción del Fes­ti­val Inter­na­cio­nal de Cir­co Con­tor­sions. Una cita que se ha cele­bra­do este fin de sema­na en dis­tin­tos espa­cios gra­cias al Ayun­ta­mien­to de Valèn­cia y la cola­bo­ra­ción de aso­cia­cio­nes de pro­fe­sio­na­les de cir­cos loca­les.

La Mutant, que inau­gu­ra­ba pro­gra­ma­ción y sede reno­va­da con este fes­ti­val, aco­gió un mon­ta­je en el que Leo Bas­si repa­sa­ba sus cua­tro déca­das de tra­yec­to­ria artís­ti­ca rin­dien­do home­na­je a la últi­ma gene­ra­ción cir­cen­se a la que per­te­ne­ce. Todo par­tía de un extra­or­di­na­rio des­cu­bri­mien­to efec­tua­do por su her­ma­na Joan­na en los archi­vos de la Fun­da­ción Lumiè­re, en Lyon: nada menos que una gra­ba­ción rea­li­za­da por los céle­bres her­ma­nos, data­da en mayo de 1896, en la que apa­re­cen el bisa­bue­lo de Leo, Giu­sep­pe, y su tío Gior­gio cuan­do ambos tra­ba­ja­ban en el Cir­co Rancy de esa mis­ma ciu­dad.

Tras la actua­ción del cómi­co ita­liano, la noche con­ti­nuó con un ani­ma­do con­cier­to de mes­ti­za­je entre rum­ba cata­la­na y rit­mos orien­ta­les a car­go de Rum­ba­ma­zigha, un pro­yec­to que com­bi­na los soni­dos medi­te­rrá­neos y la cul­tu­ra bere­ber para crear un len­gua­je musi­cal úni­co y sin fron­te­ras. Final­men­te, la DJ valen­cia­na Miss Yuls inun­dó La Mutant de su carac­te­rís­ti­ca fusión de esti­los, que van des­de el rock de los 80 al pop más diver­ti­do de los 90 o el hou­se más ele­gan­te.

Este ha sido el pis­to­le­ta­zo de sali­da de La Mutant, que lan­za los mala­ba­res has­ta Cata­lu­ña para que reco­jan el tes­ti­go los inte­gran­tes de Cabo San Roque. Ellos pon­drán su maqui­na­ria en mar­cha el pró­xi­mo 15 de abril a las 19:30 horas para pre­sen­tar en el espa­cio de Joan Ver­de­guer 12 rounds, su dis­co más rít­mi­co, cuyas sono­ri­da­des están crea­das con pei­nes, moto­res, latas, mue­lles y has­ta una máqui­na de escri­bir. Con ellos, la nue­va Nave vuel­ve a con­ver­tir­se en un “espai d’arts vives”.

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