La obra, escrita por Daniel Lovecchio, se representará este domingo

Nerea Lovec­chio en «Nanas».

Un espa­cio escé­ni­co cir­cu­lar teñi­do de colo­res pas­tel trans­mi­te a los espec­ta­do­res el deli­ca­do equi­li­brio entre el día y la noche, entre la vigi­lia y el sue­ño, que acom­pa­ña a los bebés en sus pri­me­ros meses de vida. Enre­da­da entre telas y obje­tos cur­vos y blan­dos, la pro­ta­go­nis­ta de Nanas alum­bra a un ser que deja de for­mar par­te de ella y empie­za a com­par­tir el espa­cio de la vida. La acción escé­ni­ca sigue el cur­so de la san­gre en la for­ma­ción de la vida huma­na.

Estas son las ideas sutil­men­te suge­ri­das en el espec­tácu­lo de dan­za con­tem­po­rá­nea, músi­ca y mani­pu­la­ción de obje­tos que aco­ge­rá la Sala L’Hor­ta de Valèn­cia este domin­go 11 ( 11 y 12.30 h.). Estre­na­da el pasa­do mayo, Nanas es la últi­ma pro­duc­ción de Lapo­tín­gue­le, com­pa­ñía que explo­ra des­de el len­gua­je escé­ni­co el perio­do de la mater­ni­dad y el de la pri­me­ra infan­cia.

Nerea Lovec­chio es la coau­to­ra y pro­ta­go­nis­ta de esta pie­za que diri­ge Daniel Lovec­chio, com­po­si­tor a su vez de la músi­ca ori­gi­nal. El can­to de la nana apa­re­ce de for­ma recu­rren­te a lo lar­go de la obra jun­to a voces fami­lia­res (padre, madre, abue­la, abue­lo, niños).

El espec­tácu­lo, diri­gi­do a bebés de entre 0 y 3 años, pro­po­ne un jue­go visual y sim­bó­li­co entre lo cons­cien­te, lo incons­cien­te y lo cós­mi­co. Para ello uti­li­za una pues­ta en esce­na sobria y una atmós­fe­ra oní­ri­ca que, sin embar­go, ofre­ce cam­bios de rit­mo y sor­pre­sas que man­tie­nen la aten­ción de los peque­ños espec­ta­do­res des­de la cal­ma.

Todos estos estí­mu­los sono­ros tie­nen eco den­tro del esce­na­rio cir­cu­lar, en el que la pro­ta­go­nis­ta inter­ac­túa tan­to con estruc­tu­ras infla­bles, que evo­can for­mas y movi­mien­tos inde­ter­mi­na­dos, como con obje­tos con for­mas con­cre­tas: un perro, un uni­cor­nio, un cac­tus…

«Este pro­yec­to comen­zó con una inves­ti­ga­ción sobre el con­cep­to de nana infan­til. En este reco­rri­do des­cu­bri­mos los víncu­los his­tó­ri­cos de la nana con el ser físi­co, espi­ri­tual y cós­mi­co. A par­tir de ahí empe­za­mos bus­car for­mas de tras­la­dar esos con­cep­tos al terri­to­rio escé­ni­co, inten­tan­do visua­li­zar colo­res, tex­tu­ras y mate­ria­les que nos acer­ca­ran a las intui­cio­nes», expli­can los res­pon­sa­bles de la com­pa­ñía.

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