Shuli Xiang, presidenta de la asociación de mujeres chinas, y Cai Zuoqun, presidente de la asociación de voluntarios chinos en Valencia.

Foto­gra­fía: Lau­ra Mur­cia

Shu­li Xiang y Cai Zuo­qun lle­van en Espa­ña des­de el año 1991 y, afin­ca­dos en Valen­cia des­de hace más de dos déca­das, capi­ta­nean Glo­bal Conec­tion Con­sul­ting, una con­sul­to­ra que se dedi­ca a ase­so­rar a las empre­sas espa­ño­las para intro­du­cir­se en el mer­ca­do chino y acom­pa­ñar­las en todas las tra­bas que pue­dan sur­gir. El matri­mo­nio, com­pro­me­ti­do con la socie­dad chi­na y valen­cia­na, pre­si­de dos aso­cia­cio­nes sin áni­mo de lucro que tie­nen como fina­li­dad ayu­dar en todos los aspec­tos, tan­to a la comu­ni­dad chi­na como a todo el que lo nece­si­te.

¿Qué es lo que les hizo asen­tar­se en Valen­cia?
Esta­mos vivien­do muchos años aquí, no vie­ne por la idea de la empre­sa, sino por todo lo con­tra­rio. Vivía­mos en Madrid y vini­mos a Valen­cia en el año 1993 como turis­tas para cono­cer las Fallas, nos gus­tó más y deci­di­mos tras­la­dar­nos.

¿De dón­de sur­ge la idea de crear Glo­bal Conec­tion Con­sul­ting? 
Cuan­do la cri­sis empe­zó a afec­tar fuer­te­men­te a muchas empre­sas valen­cia­nas, algu­nos empre­sa­rios me pedían como favor que los ayu­da­ra a intro­du­cir­se en el mer­ca­do chino. Des­cu­bri­mos el poten­cial de ayu­da que podía­mos ofre­cer y mon­ta­mos esta empre­sa, ela­bo­ran­do un plan deta­lla­do y más a lar­go pla­zo.

Muchas empre­sas con las que tra­ba­jan son de comer­cia­li­za­ción onli­ne, ¿esta­mos empe­zan­do una nue­va era?
Casi no hay otra solu­ción, es el futu­ro. Es mucho más ren­ta­ble que mon­tar una tien­da en la calle; es el obje­ti­vo del mer­ca­do. No hay otra. Esta­mos tam­bién muy cen­tra­dos en las empre­sas de men­sa­je­ría y dis­tri­bu­ción, y es que los pro­duc­tos onli­ne en Chi­na fun­cio­nan de cate­go­ría.

¿Qué opor­tu­ni­da­des exis­ten en el mer­ca­do chino? 
Euro­pa está actual­men­te a un nivel muy bajo, aun­que va aumen­tan­do. Espa­ña está gra­ve eco­nó­mi­ca­men­te y no pue­de dejar esca­par el mer­ca­do chino, por­que es el de más con­su­mo.

Ambos pre­si­den aso­cia­cio­nes de ayu­da a la comu­ni­dad chi­na en Valen­cia. ¿Qué labo­res lle­van a cabo? 
Ayu­da­mos a muchí­si­ma gen­te –sin impor­tar su nacio­na­li­dad– en todos los ámbi­tos, pero en espe­cial a las muje­res. Tam­bién ofre­ce­mos ayu­das turís­ti­cas y de inmi­gra­ción para las per­so­nas de nacio­na­li­dad chi­na en Espa­ña y tam­bién cola­bo­ra­mos con la Cruz Roja.

¿Cómo es el pro­ce­so de inte­gra­ción? 
Al prin­ci­pio siem­pre cues­ta, pero el cli­ma y el entorno valen­ciano es dife­ren­te al de Madrid, por ejem­plo. El carác­ter de los valen­cia­nos es más fami­liar. La impre­sión de esta ciu­dad en Chi­na es muy bue­na.

His­tó­ri­ca­men­te, los chi­nos crea­ban en cada ciu­dad su barrio y tenían fama de cerra­dos pero, actual­men­te, están más dis­per­sos. ¿En qué radi­ca esa evo­lu­ción?
La gene­ra­ción de los años 70 es más cerra­da, pero los jóve­nes son mucho más abier­tos gra­cias a su nivel de estu­dios ya que su for­ma­ción es muy euro­pea. De hecho, ten­go el ejem­plo de un fami­liar que ven­de cal­za­do al que le gus­ta más com­prar el pro­duc­to de Elche, por­que dice que es de mejor cali­dad aun­que sea más caro.

En la línea gas­tro­nó­mi­ca, está muy de moda fusio­nar la coci­na medi­te­rrá­nea con la chi­na. ¿Qué opi­na de esta inter­sec­ción?
Es una moda. El nivel de la coci­na chi­na es un nivel alto, y Espa­ña y Chi­na son dos luga­res que, en cada zona, cuen­tan con un pla­to típi­co. Hay mucha gen­te que reco­rre el país por turis­mo gas­tro­nó­mi­co, y esta­mos pen­san­do en empe­zar un nue­vo pro­yec­to con car­tas tra­du­ci­das para el turis­mo chino.

Hay muchos valen­cia­nos gale­ris­tas de arte en Chi­na, ¿para cuán­do creen que podría ser al revés? 
La gale­ría chi­na es muy difí­cil que triun­fe en Euro­pa por­que aquí están muy for­ma­dos a tra­vés de la his­to­ria, y el arte chino es un mer­ca­do de nove­da­des y muy abier­to. En Chi­na la gen­te va a com­prar por­que le gus­tan las cosas nue­vas, pero aquí muy pocos.

¿Qué se espe­ra de las futu­ras rela­cio­nes Vale­n­­cia-Chi­­na? 
Fácil no es, el acce­so al mer­ca­do de Espa­ña y Euro­pa es muy com­pli­ca­do. El Gobierno de Chi­na, aun­que fal­ta mucho para que sea total­men­te trans­pa­ren­te, ofre­ce más ven­ta­jas a los empre­sa­rios extran­je­ros. Nece­si­ta­mos con­fian­za por ambos lados.

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