Carolina García, directora de Ikea Valencia
Nos reunimos un viernes santo en el Mercado de Tapinería. El lugar, customizado como un pequeño Ikea para la ocasión, rebosa equilibrio, luminosidad y buen rollo, los mismo que el numeroso personal desplegado para la ocasión y que su joven directora. El próximo 17 de junio la tienda de Alfafar abrirá sus puertas tras un largo pulso con la industria local y la administración. Sólo entonces sabremos si los valencianos vamos a sucumbir a los encantos del gigante sueco al igual que el resto. Carolina García comparte sus impresiones con Valencia City a unas semanas d e la polémica apertura.
Durante un tiempo Valencia ha sido la única ciudad de Europa con más de un millón de habitantes que no tiene todavía uno de sus establecimientos. ¿Ha sido la plaza más dura en la que han tenido que pelear?
En este caso ha sido más largo de lo normal debido a que hemos buscado el emplazamiento correcto; sabíamos que teníamos un mercado muy amplio, necesitábamos una superficie con unos criterios muy específicos para poder abarcar la tienda que queríamos, que estuviese lo más cerca posible de un centro urbano, que tuviese buenos accesos…
Han estado investigando la decoración de los hogares valencianos. ¿Cuáles serían sus primeras conclusiones?
En Valencia los pisos son un poco más amplios que la media de España; hay mucho balcón y mucha terraza, pero normalmente no se utilizan y no se tienen decoradas. También hay mucha cocina de gas en proporción mayor que en otras comunidades; muchos armarios empotrados. Estamos intentado ver cómo solucionar la gran problemática de almacenaje y, después de abrir la tienda, analizar el mercado, para adaptarnos a los valencianos.
¿Qué les diría a aquellos que afirman que la llegada de Ikea supone una amenaza para el sector del mueble local?
Llegamos a Valencia como uno más en el mercado y al final va ser el cliente el que va a elegir. Consideramos
la competencia como una oportunidad, para ver qué es lo bueno que hace el resto y qué es lo que podemos mejorar nosotros.
Ha sido directora de la tienda de Málaga y ahora le trasladan a Alfafar, una apertura que ha estado rodeada de polémica desde el principio ¿No le inquieta todo el ruido que ha generado la operación?
Lo que más me preocupa es que la tienda supere las expectativas, que el día que entren en la tienda salgan con una sonrisa en la boca, que quieran volver y que tanta espera haya tenido una buena recompensa.
¿Ha escogido muebles de Ikea para decorar su hogar?
Sí, algunos me los traje de Málaga y otros tuve que ir a Murcia a comprarlos. Prácticamente el 80% de muebles que tengo son de Ikea.
En solo dos días tuvieron 20.000 solicitudes de empleo para su nueva tienda. ¿Cómo interpretan esta avalancha de peticiones?
Por una parte lo interpretamos como una buena acogida, pues creemos que Ikea es una muy buena empresa para trabajar. Por otro lado, también somos conscientes de la situación económica en la que estamos; para nosotros ha sido muy gratificante pero a la vez una gran responsabilidad.
Sus empleados deben de asistir a un intenso programa de formación y hacer prácticas en otros establecimientos de la cadena antes de la apertura. ¿Cómo es el espíritu Ikea que desean inculcar?
Sobre todo buscamos gente con mucha pasión, ilusión y mentalidad de servicio al cliente, y también que los valores de la persona encajen mínimamente con los de la compañía. La formación se basa en la parte técnica, en el proceso de compra y la parte de recursos humanos, seguridad y prevención de riesgo. Nuestros valores son la sencillez, el trabajo en equipo, el entusiasmo, la conciencia de costes, estar siempre en el camino y buscar nuevas maneras de trabajar.
Ikea ofrece diseño y calidad low cost, una opción práctica e idónea en tiempos de crisis, pero ¿dónde queda la singularidad a la hora de decorar un hogar?
No sólo es el precio bajo, también es diseño, calidad, funcionalidad y sostenibilidad. Estamos empezando a trabajar mucho con colecciones; el año que viene vamos a tener quince o dieciséis colecciones: eso va a dar vitalidad a la tienda.
Cuentan con Inma Bermúdez, una diseñadora valenciana entre sus filas. ¿Qué opinión le merece el diseño valenciano?
Respeto total. Entramos en un mercado en el que el diseño y la decoración son algo muy importante. Queremos aprender de nuestros competidores.
¿En qué medida Ikea contribuye a difundir el diseño contemporáneo?
No sólo nos enfocamos en el diseño contemporáneo, nuestros sueño es hacer un mejor día a día para la mayoría de las personas, y en esa mayoría está la gente que prefiere un estilo más contemporáneo, la gente más convencional o aquellos que prefieren algo más básico.
Me imagino que conoce el proyecto Teyoland ¿en algún momento lo consideraron una competencia?
Sí, desde el momento en el que vendían productos de decoración para el hogar, fuimos a verlo como hacemos con cualquier otro competidor. Ha sido una pena que no haya podido mantenerse.
¿Cuál cree que han sido los motivos del cierre de Teyoland?
Sólo sé que el éxito de Ikea se basa en el producto de diseño y precio bajo, que somos responsables desde el diseño, la producción y la distribución hasta la venta final a los clientes. Además del producto tenemos un gran equipo humano.
¿Qué resultados esperan del nuevo establecimiento?
Sabemos que tenemos un mercado muy amplio, aproximadamente esperamos el primer año recibir unos tres millones de visitas.
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