“Un proyecto que tengo es hacer un espectáculo sobre Chirbes, no de su obra, sino de él”

Antoni Tordera, dramaturgo

Duran­te su épo­ca como ges­tor al fren­te de los tea­tros públi­cos valen­cia­nos tra­jo a la ciu­dad a auto­res como Dario Fo o John Stras­berg para poner en mar­cha mon­ta­jes ade­más de arti­cu­lar un cen­tro de pro­duc­ción pro­pia que aún se recuer­da como un hito. Anto­ni Tor­de­ra pue­de pre­su­mir aho­ra, aun­que no lo haga, de haber pues­to en mar­cha una ini­cia­ti­va pio­ne­ra de tea­tro en La Nau, Pro­yec­to Eras­mus, que no hace más que con­fir­mar su amor por las artes escé­ni­cas.

¿Cómo nace la idea de Pro­yec­to Eras­mus?

Duran­te mis cla­ses de tea­tro de la uni­ver­si­dad, los estu­dian­tes eras­mus me pre­gun­ta­ban si exis­tía algún gru­po de tea­tro para ellos. A la ter­ce­ra vez que me lo pre­gun­ta­ron, deci­dí que lo iba a mon­tar. Nace así Esce­na Eras­mus jun­to a tres de mis exalum­nos como equi­po, sin ellos hubie­ra sido impo­si­ble, enton­ces y aho­ra cuan­do, como Com­pa­ñía Crit, lle­van ade­lan­te el pro­yec­to. Un pro­yec­to muy posi­ti­vo, que en 2011 reci­bió el Pre­mio Car­lo­magno, y com­pues­to por gen­te con una gran ver­dad escé­ni­ca. El entu­sias­mo, la ale­gría y la pasión dis­tin­guen a estos “acto­res”. Me atre­ve­ría a decir que hay tres tipos de tea­tro: el pro­fe­sio­nal, el ama­teur y un ter­ce­ro, for­ma­do por gen­te que bus­ca la inten­si­dad vital en el tea­tro y com­ple­ta o suplan­ta  su caren­cia téc­ni­ca con la ver­dad que le da a las inten­cio­nes escé­ni­cas , a la bús­que­da de crear víncu­los, que eso es el tea­tro. Y ade­más, ins­ti­tu­ye al tea­tro como vehícu­lo anti-dete­­rio­­ro de Euro­pa. Como decía Umber­to Eco, “la úni­ca cons­truc­ción euro­pea la hacen los Eras­mus”. Es una gene­ra­ción total­men­te inmer­sa en Euro­pa, que crea víncu­los a tra­vés del tea­tro entre gen­te de dife­ren­tes paí­ses. De los 2000 eras­mus que vie­nen al año a Valen­cia, se pre­sen­tan unos 150 a los cas­tings. De ellos, se selec­cio­nan 20 cada año que son los que par­ti­ci­pan en Pro­yec­to Eras­mus. Entre el tea­tro ama­teur y el tea­tro pro­fe­sio­nal, está esta cate­go­ría de tea­tro: se apa­sio­nan, con­fían en el maes­tro y crean víncu­los entre ellos. Se jun­tan para vivir el tea­tro. Para vivir inten­sa­men­te cada momen­to. Para mí ha sido un rega­lo par­ti­ci­par en este pro­ce­so.

¿Refuer­za Pro­yec­to Eras­mus la idea de Euro­pa?

Cada año, en los talle­res, se eli­ge una dra­ma­tur­gia de un país, se eli­gen con­cep­tos dra­má­ti­cos etc. Los estu­dian­tes van cono­cien­do otras reali­da­des. Hace cin­co años el tema era la cri­sis eco­nó­mi­ca. Había un alumno ale­mán que no sabía de lo que le esta­ba hablan­do. Con este pro­yec­to amplían sus visio­nes y cono­cen otras reali­da­des. Es un movi­mien­to mino­ri­ta­rio, pero es muy intere­san­te. Y sí, cons­tru­yen Euro­pa.

¿Hay ini­cia­ti­vas pare­ci­das a Esce­na Eras­mus?

Fue pio­ne­ra, pero algu­nos alum­nos que han pasa­do por aquí, al vol­ver a sus paí­ses de ori­gen han orga­ni­za­do algo pare­ci­do. Pero siem­pre con poco o nulo apo­yo ins­ti­tu­cio­nal. No hay con­cien­cia de que el futu­ro está en Euro­pa. Esce­na Eras­mus es una de las res­pues­tas a la cri­sis eco­nó­mi­ca.

Sólo un 10% de los acto­res y actri­ces pue­de vivir de su tra­ba­jo. ¿Cómo se solu­cio­na era pre­ca­rie­dad, si es que se pue­de?

Sí que se pue­de. Una de las solu­cio­nes sería que hubie­se tele­vi­sión aquí. La ven­ta­ja: da a cono­cer caras. No sólo el famo­so Tonet, de L´Alqueria Blan­ca, sino tam­bién muchos más. En Madrid y Bar­ce­lo­na el tea­tro fun­cio­na, entre otras cosas, por­que la tele­vi­sión da a cono­cer las caras de esos acto­res que lue­go se suben a un esce­na­rio.

Diga­mos que, a cor­to pla­zo, la solu­ción prio­ri­ta­ria y urgen­te, es ela­bo­rar y visua­li­zar un pro­yec­to públi­co y polí­ti­co de tea­tro, por­que enton­ces la fal­ta de pre­su­pues­tos deja­ría de ser una excu­sa; a medio pla­zo, una tele­vi­sion, y a lar­go pla­zo, vin­cu­lar lo valen­ciano con lo euro­peo. Algu­na de estas las cosas las pude lle­var a cabo en su momen­to. Exis­tía, pero des­apa­re­ció. Una uni­dad de pro­duc­ción autó­no­ma sería una solu­ción para el res­to del sec­tor.

El 21% del IVA apli­ca­do a la cul­tu­ra abo­ca a que ésta se con­vier­ta en un pro­duc­to caro y es un sopa­po en toda regla a un sec­tor ya de por si toca­do siem­pre. ¿Qué medi­das cree que nece­si­ta el tea­tro?

La más inme­dia­ta es la más a lar­go pla­zo y es un pro­yec­to que ten­go den­tro de la Aca­de­mia de las Artes Escé­ni­cas: que la ense­ñan­za del tea­tro entre en las escue­las. No una for­ma­ción como futu­ros acto­res, sino que un cha­val sal­ga del cole­gio sabien­do quien era Valle o sabien­do algo de Lor­ca, de Tir­so de Moli­na o que conoz­ca “La vida es sue­ño”. Que sepan quie­nes son, que quie­ran ir a ver­lo. Que el tea­tro for­me par­te del currí­cu­lum esco­lar. La pro­pues­ta la hare­mos lle­gar a las ins­tan­cias edu­ca­ti­vas. El tea­tro es nues­tro gran patri­mo­nio cul­tu­ral, nues­tros auto­res de tea­tro no los tie­nen ni en Ita­lia ni en Fran­cia. Nues­tro gran rival en este sen­ti­do es sólo Ingla­te­rra, con Sha­kes­pea­re.

Hablan­do sólo de tér­mi­nos eco­nó­mi­cos, el pre­su­pues­to que gene­ra el tea­tro clá­si­co en Espa­ña des­de el pun­to de vis­ta de espec­tácu­los es impre­sio­nan­te: Alma­gro, Méri­da y Olme­do gene­ran mucho dine­ro. Tie­nen un peso impor­tan­te en el Pro­duc­to Inte­rior Bru­to. Otra cosa que nece­si­ta el tea­tro es que se vea. ¿Cuan­tos pro­gra­mas de cine hay en tele­vi­sión? ¿Y de tea­tro? Antes esta­ba Estu­dio 1, ¡ cuán­ta gen­te ha vis­to tea­tro en Espa­ña a tra­vés de aquel pro­gra­ma ¡ Clá­si­co, moderno, todo el tea­tro tele­vi­sa­do.

Te haré yo una pre­gun­ta, ¿cómo es posi­ble que el poder polí­ti­co se haya des­en­ten­di­do tan­to del tea­tro, cosa que no ha pasa­do en otras áreas, y al mis­mo tiem­po haya tan­to inte­rés por hacer tea­tro?

El día que se pro­gra­me en el tea­tro públi­co una obra más de una sema­na, será algo impor­tan­te. ¿Se lo pue­de per­mi­tir una sala pri­va­da y no una públi­ca? No pue­de ser que las obras estén en car­tel dos días. En cual­quier lugar del mun­do duran más. Aquí no.

¿No hay dine­ro? Que se hagan repo­si­cio­nes, esas esce­no­gra­fías están alma­ce­na­das. Se pue­den reuti­li­zar. Se debe ase­gu­rar que una fun­ción no sea efí­me­ra. Lo impor­tan­te es el pro­yec­to. ¿Si en otros sitios fun­cio­na, por­que no aquí?

 

Usted ha sido ges­tor de públi­co de las artes escé­ni­cas, ¿Cómo ve el pano­ra­ma aquí? ¿Se pro­gra­ma bien? ¿Qué echa de menos?

Creo que habría que pro­gra­mar más tiem­po las obras. Habría que ir hacia la espe­cia­li­za­ción por tea­tro y, en caso de que eso no sea posi­ble, sí se debe­ría tra­ba­jar la línea de cohe­ren­cia en la pro­gra­ma­ción. En el Fes­ti­val 10 sen­ti­dos, por ejem­plo, se han vis­to espec­tácu­los impre­sio­nan­tes, tan bellos. ¿Cómo es que esas obras no se pue­den ver más? ¿Sólo dos días y en un fes­ti­val? Hay hiper­tro­fia de fes­ti­va­les en Valen­cia. El año pasa­do hubo sie­te a la vez, no tie­ne sen­ti­do.

No se debe­ría obviar en la reso­lu­ción de las ayu­das los cri­te­rios artís­ti­cos. Eso se pue­de hacer, aun­que haya años que se des­es­ti­men com­pa­ñías de renom­bre. O sepa­rar las con­vo­ca­to­rias, y dis­tin­guir entre los pro­yec­tos de espe­cial ries­go y los pro­yec­tos que, con igual dere­cho, per­te­ne­cen más espe­cí­fi­ca­men­te a la indus­tria del espec­tácu­lo.

Hay que ges­tio­nar los públi­cos. En Valen­cia hay públi­co para ello, artís­ti­ca­men­te hace fal­ta un pro­yec­to de ciu­dad cul­tu­ral. Aca­ba­rán hacien­do un fes­ti­val gay, que ya lo hay en otras ciu­da­des. ¿Por qué no poten­ciar otras siner­gias entre lo que exis­te o está emer­gien­do aquí ?

Creo que, en Valen­cia, por ejem­plo, haría fal­ta un tea­tro de la juven­tud, hay un mon­tón de pro­ble­mas que se podrían tra­tar. Pro­ble­mas que no suben al esce­na­rio: aco­so esco­lar, emba­ra­zo de meno­res, etc. Tea­tro para gen­te joven, lo hay en Euro­pa. Aquí la gen­te que ter­mi­na con doce años como espec­ta­dor en el Esca­lan­te no tie­ne tea­tro de nue­vo has­ta los ven­ti­tan­tos. Un tea­tro que se deje ver, no hace fal­ta cas­ti­gar al joven con tex­tos duros siem­pre. Pero de eso aho­ra no hay. Y es aho­ra o nun­ca. Nues­tros polí­ti­cos y ges­to­res debe­rían ser muy auto­exi­gen­tes.

¿Por­que no incluir una comi­sión ase­so­ra para la pro­gra­ma­ción de las artes escé­ni­cas públi­cas? Un gru­po de pro­fe­sio­na­les que acon­se­jen, que pro­pon­gan. Lo hay en los cen­tros artís­ti­cos, ¿por­que no para la pro­gra­ma­ción de tea­tro? Es el momen­to de hacer cam­bios.

Por últi­mo, ¿tie­ne entre manos algún pro­yec­to que nos pue­da ade­lan­tar?

Ten­go muchos, qui­zás dema­sia­dos. Un pro­yec­to que ten­go es hacer un espec­tácu­lo sobre Chir­bes, no de una obra suya, sino sobre él. Lo voy a hacer con Alfons Cer­ve­ra, y el títu­lo podría ser “Ese hom­bre tie­ne un mun­do en su cabe­za”. Un mon­ta­je con pocos acto­res, para oto­ño. El otro pro­yec­to es no hacer­lo (se ríe). Quie­ro escri­bir más, he publi­ca­do un libro de poe­mas y me gus­ta­ría sacar otro. Tan­to hacer tea­tro como escri­bir me dan muchas satis­fac­cio­nes. El tea­tro te da el aplau­so. Pero cuan­do yo escri­bo en mi casa, apa­go el móvil y des­apa­rez­co, estoy yo solo con el papel, sin inter­fe­ren­cias ni con­ce­sio­nes. Jugan­do al lími­te.

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